La Vanguardia

El Barça da un paso de gigante para ganar la Liga

El Barça somete al Athletic y ya cuenta con once puntos de renta

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

Recital ante el Athletic en la primera mitad y un paso más del Barça hacia un título de Liga al que se va acercando de manera implacable. Porque no falla y porque el Atlético cayó en Vila-real, con lo que la ventaja blaugrana ya es de 11 puntos con nueve jornadas por jugar. El festín de antes del descanso se transformó en una función conservado­ra del equipo de Valverde, pero la victoria no peligró. El Barcelona es capaz de brillar como el equipo más grande y de defenderse como el más pequeño, aunque ayer la dosificaci­ón fue comprensib­le tras los altos decibelios de la Champions. Al conjunto barcelonis­ta le bastó una puesta en escena fenomenal para someter a un Athletic que ha tenido tiempos mucho mejores. Un gol de Alcácer, que hizo su trabajo en su regreso al once, y otro de Messi, el que nunca falla, certificar­on una victoria con dos caras, la espectacul­ar hasta el descanso y la anodina después. Mención merece también Dembélé, en el que Leo ha encontrado un nuevo socio. Antes del parón el Barça supo hacer los deberes.

La cuenta atrás hacia el alirón barcelonis­ta comenzó con una tarde soleada y perezosa que invitaba a una buena siesta, pero el Barcelona no estaba para cabezadas de salida, sino para despertar al personal con un fútbol letal, con un despliegue generoso y con ganas de divertir y divertirse. Ausente Busquets, Rakitic hizo de patrón de la medular con brío y un empeño fantástico a la hora de presionar. Con Iniesta en el banquillo, un fresco Coutinho ocupó su lugar. Con Suárez en la grada, fue el turno de Alcácer, que volvió a demostrar que se puede contar con él y que no ha perdido el olfato por mucho que acumule partidos sin participar. Para satisfacci­ón del aficionado y de Valverde, a todo eso hay que sumarle un Messi siempre dispuesto y un Dembélé que ha cogido confianza. Corre al espacio como un velocista y se asocia con criterio. Un dos en uno muy interesant­e, con el único pero de que se ganó una tarjeta amarilla de pardillo por protestar.

Teniendo en cuenta estos ingredient­es y el hecho de que el Athletic aterrizó en una fase deprimente de la temporada, se daban las condicione­s para una buena función barcelonis­ta, aunque se viniera de un gran esfuerzo ante el Chelsea. Y más cuando el Barça se avanzó pronto. Messi abrió un balón hacia la izquierda, por donde irrumpió Jordi Alba (las imágenes demostraro­n que estaba en fuera de juego), que vio solo en el corazón del área a Alcácer. El delantero, de primeras, no perdonó. No necesita más el valenciano, un clásico cazagoles al acecho, de esos que parece que no están hasta que lo ves celebrando que el balón ha llegado a la red.

El 1-0 convirtió al Barça en una manada sin cadena, y al Athletic, con Williams y Aduriz en el banquillo, en un equipo muy manso. Se agolparon las oportunida­des una tras otra. Todo el mundo lo vio tan sencillo que al líder le faltó un punto de concreción para darse un atracón tempranero. Messi no estuvo certero en un par de ocasiones, el rematador Coutinho estrelló dos remates en el lar- guero, Paulinho mandó un balón al palo y Dembélé perdonó ante Kepa.

En medio de esta sobredosis de ocasiones llegó el segundo barcelonis­ta. De la manera más simple, pero también impepinabl­e. Si ante el Chelsea Messi asistió a Dembélé, ayer fue al contrario. El francés le sirvió una pelota hacia la media luna del área, y el argentino embocó con un disparo preciso.

El Barcelona había hallado un filón con los balones al espacio y había combinado con rapidez, pese a algunas imprecisio­nes de Paulinho. Lo menos bueno al descanso era el resultado, que debió ser mucho más abultado (13 remates a cero en la primera mitad), pero restaba la segunda parte para intentar alegrar

Dembélé y Messi han inaugurado una sociedad: esta vez fue el francés el que asistió al argentino

más a un Camp Nou que presentó una entrada notable.

Claro que entonces sí que se notó el desgaste europeo y el equipo se dedicó a regular al máximo sus esfuerzos, aunque al mismo tiempo se desordenó, se desconectó y se dedicó a defender en su campo, papel en el que destacaron Piqué, Alba y Sergi Roberto. Lo más interesant­e de este tramo bajo el prisma azulgrana fue la petición de buena parte del estadio a Iniesta para que continúe en el equipo la próxima temporada. Valverde dio entrada al capitán para que el Barcelona ganara en control, pero no terminó de hacerlo.

Porque fútbol tras el entreacto se vio poquito. El Barça no quiso ir a por más, y el Athletic lo intentó, pero sin el mordiente necesario para asustar de verdad. El trabajo blaugrana estaba hecho. La cuenta atrás de la temporada ya está aquí. Tras el parón, llegará el vértigo.

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Dembélé, Messi, Alcácer, Coutinho y Alba celebran el primer gol del partido, ayer en el Camp Nou
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ÀLEX GARCIA

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