Putin arrasa en las urnas y seguirá como presidente hasta el 2024
El dirigente ruso obtuvo más del 70% de los votos y anuló a sus contrincantes
Vladímir Putin arrasó ayer en las elecciones presidenciales de Rusia y podrá seguir como presidente del país hasta el año 2024. Su victoria fue inapelable, ya que obtuvo el 75% de los votos –datos con el 50% del escrutinio–, con lo que anuló por completo a sus siete rivales e hizo innecesaria la segunda vuelta.
No hubo sorpresas ayer, y el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, salió reelegido en las elecciones presidenciales que se celebraron en Rusia. Según los datos preliminares recogidos a pie de urna, un 73,9% de los rusos apostó por su permanencia al frente del país otros seis años. La abstención era en realidad el único adversario que preocupaba a su equipo de campaña, y también salió derrotada, ya que la participación, a falta de registros más definitivos, superará el 60% entre los 109 millones de rusos con derecho a voto.
La nueva victoria no es relevante únicamente para los ciudadanos rusos, entre los que la popularidad de Putin se ha disparado en los últimos años, sino también para las potencias occidentales, con las que Rusia mantiene desde hace tiempo una espiral de conflictos que parece no tener fin. El mandatario ruso ha prometido en campaña aumentar los niveles de vida de sus conciudadanos, pero también defender a Rusia contra los que considera ataques de los países occidentales.
De hecho, en las últimas semanas, la atención de la campaña se ha trasladado a Londres. El envenenamiento el 4 de marzo del exespía ruso Serguéi Skripal, exiliado en el Reino Unido, y su hija ha provocado una crisis diplomática entre los dos países. La primera ministra británica, Theresa May, culpa al Kremlin de estar detrás del gas nervioso desarrollado en la URSS que llevó a los Skripal al hospital.
May ordenó la pasada semana la expulsión de 23 diplomáticos rusos de su territorio. Respondió el Kremlin el sábado, ordenando que se vayan de Moscú el mismo número de representantes británicos. La semana pasada Estados Unidos aumentó, por su parte, las sanciones contra Rusia por la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales del 2016 en aquel país. “Creo que EE.UU. y el Reino Unido han comprendido que no pueden influir en nuestras elecciones”, dijo ayer en la televisión estatal el senador Ígor Morózov. “Se ha demostrado de nuevo que no es posible manipular a nuestro pueblo”, aseguró por su parte Valentina Matvienko, muy próxima al Kremlin y presidenta de la Cámara Alta.
Londres ha prometido más sanciones. “Putin no se va a retirar ni una décima. Va a presionar para lograr la máxima independencia de Occidente y construir alianzas con otros centros del poder”, dijo el politólogo Yevgueni Mínchenko.
Los otros siete aspirantes a la presidencia de Rusia obtuvieron resul-
VICTORIA Y DESAFÍO Occidente “no puede manipular a nuestro pueblo”, claman los partidarios de Putin
tados más que modestos, con Pável Grudinin (candidato del Partido Comunista) liderando el pelotón con un 11,2 % de los votos, según las encuestas a pie de urna del Centro de Estudios para la Opinión Pública (VTsIOM, en sus siglas en ruso).
El Kremlin y el equipo electoral de Putin, que decidió prescindir de su partido Rusia Unida y concurrir como independiente en un intento de buscar el apoyo de todos los rusos, pueden estar satisfechos de los resultados, con los que se legitima más su cuarto mandato como presidente hasta el 2024, tiempo en el que se pretende recuperar crecimiento tras la última crisis económica. En las elecciones del 2012, ganó con el 63,6% de los votos. Después del dictador soviético Iósif Stalin, Putin es el dirigente que más tiempo ha estado al frente de Rusia.
El opositor anticorrupción Alexéi Navalni, inhabilitado de la disputa electoral por varias condenas por delitos económicos, había llamado a sus seguidores a boicotear las elecciones. Es el principal representante de una oposición liberal apartada de las instituciones por el poder, pero además dividida por su propia culpa.
Navalni, que habría sido la opción lógica si los liberales se hubieran unido, ha hecho campaña por el boicot. Pero la periodista Ksenia Sobchak, única mujer entre los candidatos a la presidencia, hizo un llamamiento a los críticos con Putin a ir a votar. Navalni acusó ayer a Sobchak de desacreditar a la oposición por presentarse en una carrera electoral que él considera una ficción y la llamó “parodia de candidato liberal”.
Uno de los elementos que podrían explicar la arrolladora victoria de Putin es la península de Crimea, que según el derecho internacional pertenece a Ucrania, pero cuyos ciudadanos votaron ayer por vez primera en unas elecciones presidenciales rusas.
Después de las revoluciones prooccidentales del 2014 en la capital ucraniana, Kíev, Moscú aprovechó el sentimiento prorruso de Crimea, pero sobre todo de la ciudad de Sebastopol, sede de la flota rusa del mar Negro, para tomar el control, fomentar un referéndum e incorporar esa península a la Federación Rusa. Desde entonces, el grito “¡Crimea es nuestra!” se ha convertido en símbolo de resistencia frente a Occidente y de patriotismo ruso. Las elecciones, que tenían que celebrarse el segundo domingo de marzo, se retrasaron para que coincidieran con el aniversario del decreto
OPOSICIÓN DIVIDIDA Navalni, apartado de las elecciones, acusa a Sobchak de hacerle el juego al Kremlin
con el que Putin firmó la “reunificación” de Crimea a Rusia, el 18 de marzo del 2014.
El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, hizo un llamamiento a la comunidad internacional para no reconocer estas elecciones en Crimea. Estonia y Canadá fueron los primeros países en apoyar su iniciativa, y luego se sumó la Unión Europea, en un comunicado firmado por la Alta Representante de Exteriores, Federica Mogherini.
Cuando los recuentos confirmaban el apabullante resultado a su favor, Vladímir Putin hizo una breve aparición en un mitin concierto organizado en la plaza del Manezh de Moscú, junto a la plaza Roja. El líder ruso agradeció el resultado a sus seguidores y se lo tomó “como un reconocimiento de lo que se ha hecho en los últimos años en unas condiciones muy difíciles”. El nombre del concierto no deja lugar a dudas: “Rusia. Sebastopol. Crimea”.