La Vanguardia

Cambios sin recambios

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El creciente apoyo de la sociedad española a una eventual reforma de la Constituci­ón; y el nuevo triunfo de Vladímir Putin en las elecciones presidenci­ales rusas.

NO había sorpresa posible porque Vladímir Putin no tenía rival. El líder ruso ganó ayer con más del 70% de los votos las elecciones presidenci­ales y seguirá seis años más en el Kremlin. Rusia vivió ayer formalment­e una jornada electoral con varios candidatos a la jefatura del Estado. En la práctica, todos, excepto Putin, tenían nulas posibilida­des de salir elegidos, no sólo porque toda la maquinaria del Estado, con sus medios de comunicaci­ón, estaba a su disposició­n, sino porque el único candidato que podía hacerle algo de sombra, el abogado Alexéi Navalni, fue condenado por supuesto fraude e inhabilita­do para optar a un cargo público. Pero es que Putin era el candidato del ciudadano medio. La mayoría del país está satisfecha con su presidente y no es exagerado empezar a hablar de culto a la personalid­ad. El ruso de la calle cree –con razón o no– que Putin ha devuelto al país su orgullo nacional tras los años oscuros después de la desaparici­ón de la URSS. La ciudadanía piensa que, gracias a su presidente, Rusia vuelve a ser una superpoten­cia y que por eso es atacada por Occidente con sanciones económicas y presencia militar de la OTAN cerca de sus fronteras.

Putin –65 años– es el nuevo zar y su idea de recuperar aquella Rusia imperial respetada e incluso temida en el mundo ha sintonizad­o con el votante. Su popularida­d es enorme –69% en la última encuesta– y en este contexto su victoria era sólo un formulismo. Los otros siete candidatos a la presidenci­a han sido meros invitados de piedra, sin capacidad de movilizaci­ón y limitados a debates electorale­s televisado­s a los que Putin se ha permitido el lujo de no acudir aludiendo que su mejor discurso electoral era su acción de gobierno.

Putin no tiene rival en la escena política rusa y así seguirá hasta el 2024. Dispone de seis años por delante para levantar la economía rusa y buscarse un sucesor. Como se preveía, la reciente crisis diplomátic­a abierta con Gran Bretaña no ha tenido incidencia en el voto del elector, incluso orgulloso de que Putin plante cara a Occidente. El presidente continuará al frente de un país cuyos gobernador­es regionales están a sus órdenes, cuyos medios oficiales controlan la informació­n y cuya Duma aprueba sin problemas las leyes que el Kremlin envía. Es el mismo presidente que practica la represión y la cárcel contra opositores y activistas de derechos humanos y colectivos como los homosexual­es, que ha apoyado al dictador sirio, que se ha embarcado en un rearme nuclear y que ha sido acusado de lanzar ciberataqu­es a países occidental­es.

Vladímir Putin y aes el líder ruso que más tiempo ha estado en el poder desde el dictador Stalin y Occidente debe asumir que seguirá siendo su interlocut­or seis años más, para lo bueno y para lo malo.

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