Viajes con sabor a queso
Coincidiendo con el Día Internacional
del Queso, que se celebra el próximo 27 de marzo, realizamos una pequeña ruta quesera para descubrir algunas de
las mejores especialidades que se pueden degustar en las queserías y los mercados de Europa. Algunas las podremos encontrar en nuestro país, pero siempre es bueno tener una excusa para combinar pasión viajera y debilidad por los quesos.
SBRINZ (SUIZA CENTRAL). Quizá los más conocidos, y con denominación de origen protegida, sean el emmental ,el gruyer yel tête
de moine –que se corta formando esas inconfundibles rosetas–, pero el sbrinz es uno de los quesos suizos más antiguos. Extraduro y de sabor intenso, se produce en una treintena de queserías de la región de Suiza
Central, un destino que fascina por sus valles y montañas alpinos. CORNISH KERN (CORNUALLES,
INGLATERRA). Ganador del World Cheese Awards 2017, este queso duro de vaca, que sigue un proceso de maduración de 16 meses y tiene un profundo aroma salado, es originario de la zona de Cornualles, en el suroeste de Inglaterra. Se elabora en
Ponsanooth, y desde aquí se puede recorrer la costa salvaje de esta región y visitar pueblos pesqueros y tan pintorescos como Plymouth, Fowey y Falmouth, entre otros. ZIMBRO (SERRA DA ESTRELA, PORTUGAL). Elaborado a partir de leche de cabra cruda, este queso cremoso y de textura aterciopelada se produce en la serra da Estrela ,un parque natural alpino que cuenta con la única pista de esquí del país, en el termino municipal de Seia. Además, se puede visitar el nacimiento de los ríos Mondego, Zêzere y Alva y disfrutar de los valles glaciares de Loriga, Manteigas y Covão do Urso. BLU DI BUFALA (COLOGNO AL SERIO, ITALIA). Asociada eternamente a la mozzarella, la leche de búfala también puede servir para producir quesos tan especiales y galardonados como este de vetas azules y con una textura que varía de cremosa a desmenuzable. Se elabora cerca de Bérgamo, una ciudad
LA MAYOR PARTE D E LA PRODUCCIÓN D E LECHE D E OVEJA D E MALTA SE UTILIZA PARA ELA BORAR LOS REDOND EADOS QUESOS D E GBEJNA
con un rico patrimonio medieval, que se encuentra a menos de una hora de la elegante Milán. Una magnífica excusa para acercarse a la región italiana de Lombardía. OSCYPEK (MONTES TATRAS,
POLONIA). Su sabor ahumado y su punto salado lo hacen reconocible. También las formas decorativas de inspiración rústica que se dibujan en su corteza, dado que el queso, que mezcla leche de oveja y de vaca, se elabora en moldes de madera. Es originario de los montes Tatras ,la cordillera que hace de frontera entre Polonia y Eslovaquia, donde también se puede encontrar este queso, aquí denominado oštiepok. GBEJNA (ISLA DE GOZO, MALTA). La mayor parte de la producción de leche de oveja de Malta se utiliza para estos pequeños y redondeados quesos. Son muy populares en el país y se venden en tres
formatos: frescos, semisecos y en una variedad pimentada denominada gbejniet tal-bzar. Una pequeña
delicia para acompañar nuestra visita a la isla de Gozo, con maravillas naturales como la Azure
Window y la cueva de Calipso. VÄSTERBOTTEN (BURTRÄSK,
SUECIA). Inventado en el siglo XIX en el pueblecito de Burträsk, cerca del mar Báltico, es todavía el rey de los quesos suecos. Con una intensidad similar a la del parmesano, pero con un toque frutal, se elabora exclusivamente en la región de Västerbotten (que le da nombre). A media hora de coche, vale la pena visitar
Skellefteå, la puerta de entrada a la Laponia sueca y un destino para amantes del deporte y la naturaleza. LEYDEN (LEIDEN, PAÍSES
BAJOS). Gouda y Edam, dos mecas queseras de Holanda y dos variedades de queso que bien conocemos. El tercero en importancia
es el queso leyden, elaborado con leche de vaca y comino y que cuenta con denominación de origen protegida. Canales, molinos y museos pueblan la ciudad de Leiden, donde nació Rembrandt, y desde allí se puede llegar (si se quiere, en bicicleta) hasta los lagos del Kaag o la playa de Katwijk. SAINT-MARCELLIN (ISÈRE,
FRANCIA). Comté, roquefort, brie, reblochon… Dicen que Francia es “el país de los mil quesos”, y uno de ellos es el Saint-Marcellin, cremoso, elaborado con leche de vaca cruda y con corteza fermentada. Su sabor intenso se degusta desde hace siglos en la antigua región de
Ródano-Alpes, en el departamento de Isère, una zona de interés turístico por sus macizos montañosos y sus ciudades históricas, como Grenoble y Crémieu.