El gen convergente no se rinde
La política catalana se ha convertido en algo casi ilegible para muchas personas, dentro y fuera de Catalunya. Hay irritación, enfado, confusión, desilusión y hartazgo, en dosis variables, según los sentimientos y la ubicación política de cada uno.
Todo parece muy complicado, pero el nervio principal de la situación no está muy oculto. Después del 21 de diciembre del 2017 era necesario comprobar qué fuerza adquiría la posibilidad de repetir las elecciones. Esa fue durante semanas la tentación de Carles Puigdemont y su círculo de confianza. Volver a las urnas para derrotar definitivamente a Esquerra Republicana, bajar los humos a Ciudadanos y reconstruir el espacio convergente con nuevos nombres, nuevos lenguajes y poco PDECat, partido que consideran superado. Volver a las urnas, desafiando una abstención monumental. Esa expectativa se ha ido diluyendo entre los meses de enero y febrero, ante el cansancio de la gente.
Puigdemont prometió volver. Ese fue su gran golpe de efecto durante la campaña, para evitar que el voto útil soberanista se concentrase en ERC. Puigdemont sabe cómo se tomó esa decisión y algunos de sus colaboradores y colaboradoras, también. No fue fácil. Hubo un diálogo tenso entre Barcelona y Bruselas por videoconferencia. Prometió volver y no ha regresado, ya que quiere evitar la cárcel. Es muy humano ese deseo.
La última encuesta del CEO de la Generalitat indicaba una cierta pérdida de esmalte de Junts per Catalunya a finales de febrero. Según ese sondeo, ERC ganaría ahora las elecciones en Catalunya. La encuesta publicada el pasado fin de semana por La Vanguardia, referida a unas elecciones generales, ratificaba el repunte de los republicanos. Esquerra estaría obteniendo beneficios de su actual línea de sosiego, después de haber impedido que un prudente Puigdemont convocase elecciones a finales de octubre. ¡Ay!
La repetición electoral es una aventura demasiado arriesgada para el soberanismo en su conjunto, que podría perder la mayoría absoluta en el Parlament. Y es una hipótesis especialmente peligrosa para el núcleo Puigdemont, puesto que podría perder su doble ventaja en el bloque independentista: primacía política sobre ERC y dominio sobre el PDECat en la ardua pero no imposible tarea de reconstruir un espacio convergente de nuevo tipo.
Maquiavelo aconsejaba no amenazar nunca en vano. Licuada la hipótesis de una repetición electoral inmediata, no queda otra opción que desbloquear la investidura. Y esto es lo que va a ocurrir.
(Mariano Rajoy podrá aprobar los presupuestos del 2018. La disponibilidad del PNV es máxima en estos momentos).
Repetir elecciones: esa era la cuestión, que se ha ido diluyendo ante el cansancio de la gente