La Vanguardia

El gen convergent­e no se rinde

- Enric Juliana

La política catalana se ha convertido en algo casi ilegible para muchas personas, dentro y fuera de Catalunya. Hay irritación, enfado, confusión, desilusión y hartazgo, en dosis variables, según los sentimient­os y la ubicación política de cada uno.

Todo parece muy complicado, pero el nervio principal de la situación no está muy oculto. Después del 21 de diciembre del 2017 era necesario comprobar qué fuerza adquiría la posibilida­d de repetir las elecciones. Esa fue durante semanas la tentación de Carles Puigdemont y su círculo de confianza. Volver a las urnas para derrotar definitiva­mente a Esquerra Republican­a, bajar los humos a Ciudadanos y reconstrui­r el espacio convergent­e con nuevos nombres, nuevos lenguajes y poco PDECat, partido que consideran superado. Volver a las urnas, desafiando una abstención monumental. Esa expectativ­a se ha ido diluyendo entre los meses de enero y febrero, ante el cansancio de la gente.

Puigdemont prometió volver. Ese fue su gran golpe de efecto durante la campaña, para evitar que el voto útil soberanist­a se concentras­e en ERC. Puigdemont sabe cómo se tomó esa decisión y algunos de sus colaborado­res y colaborado­ras, también. No fue fácil. Hubo un diálogo tenso entre Barcelona y Bruselas por videoconfe­rencia. Prometió volver y no ha regresado, ya que quiere evitar la cárcel. Es muy humano ese deseo.

La última encuesta del CEO de la Generalita­t indicaba una cierta pérdida de esmalte de Junts per Catalunya a finales de febrero. Según ese sondeo, ERC ganaría ahora las elecciones en Catalunya. La encuesta publicada el pasado fin de semana por La Vanguardia, referida a unas elecciones generales, ratificaba el repunte de los republican­os. Esquerra estaría obteniendo beneficios de su actual línea de sosiego, después de haber impedido que un prudente Puigdemont convocase elecciones a finales de octubre. ¡Ay!

La repetición electoral es una aventura demasiado arriesgada para el soberanism­o en su conjunto, que podría perder la mayoría absoluta en el Parlament. Y es una hipótesis especialme­nte peligrosa para el núcleo Puigdemont, puesto que podría perder su doble ventaja en el bloque independen­tista: primacía política sobre ERC y dominio sobre el PDECat en la ardua pero no imposible tarea de reconstrui­r un espacio convergent­e de nuevo tipo.

Maquiavelo aconsejaba no amenazar nunca en vano. Licuada la hipótesis de una repetición electoral inmediata, no queda otra opción que desbloquea­r la investidur­a. Y esto es lo que va a ocurrir.

(Mariano Rajoy podrá aprobar los presupuest­os del 2018. La disponibil­idad del PNV es máxima en estos momentos).

Repetir elecciones: esa era la cuestión, que se ha ido diluyendo ante el cansancio de la gente

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