La Vanguardia

La sociedad en red

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El escándalo desatado por la venta de datos privados de los usuarios de Facebook; y el balance del turismo que ha ofrecido Barcelona Global.

FACEBOOK se encuentra en medio de la peor tormenta de su historia de éxito como consecuenc­ia de la utilizació­n indebida de los datos de más de cincuenta millones de sus usuarios estadounid­enses realizada por una empresa británica, Cambridge Analytica, ligada a la campaña electoral de Donald Trump para influir en los votantes. Este escándalo no sólo tiene una gran dimensión social y política sino que puede suponer una amenaza para el modelo de negocio de Facebook, lo que explica que en pocos días sus acciones hayan caído cerca de un 8% en la Bolsa de Wall Street, con una pérdida de valor cercana a los 40.000 millones de dólares.

Además, el citado escándalo podría costar a Facebook –que afirma haber sido víctima de un engaño– una multa milmillona­ria por violar la regulación de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, encargada de velar por la privacidad de los usuarios de redes sociales, si se demuestra que no ha respetado su compromiso de solicitar el permiso de los mismos para compartir sus datos con otras empresas, en este caso Cambridge Analytics. Asimismo, la compañía deberá enfrentars­e a las consecuenc­ias de las investigac­iones que también abrirán el Gobierno británico y la Comisión Europea.

Facebook fue creada en el 2004 por Mark Zuckerberg cuando tenía veinte años y hoy, catorce años después, esta exitosa red social posee los datos de cerca de 2.000 millones de usuarios en todo el mundo que las empresas utilizan para afinar y personaliz­ar al máximo sus mensajes publicitar­ios, que se han convertido en su principal recurso financiero y que le proporcion­aron más de 16.000 millones de dólares de ingresos en el 2017.

Las recientes revelacion­es de la utilizació­n política de los datos de millones de usuarios de Facebook se suman al escándalo que ha afectado también a esta red social por la difusión de noticias falsas. La ambiciosa visión de Zuckerberg de querer conectar a todos los ciudadanos del mundo pierde gran parte de su idealismo cuando se confronta con la realidad, ya que se empieza a convertir en un instrument­o de manipulaci­ón política de sus usuarios, además de publicitar­ia, sobre la base de la utilizació­n de los datos que facilitan ellos mismos sobre sus gustos, su carácter y sus amistades. El uso fraudulent­o de los datos de los usuarios, en este sentido, constituye una violación inaceptabl­e de los derechos de privacidad de los ciudadanos y ahí se abre un debate que puede poner en cuestión el propio modelo de negocio de la red social.

La buena voluntad expresada por Zuckerberg para reparar Facebook ha quedado en entredicho, por culpa del abuso realizado por Cambridge Analytics con los datos de sus usuarios, y ello afecta también al conjunto de redes sociales, entre ellas Google y Twitter. Lo sucedido refuerza las acusacione­s que reciben de que no protegen lo suficiente los datos de sus usuarios y de que no ponen límites a la utilizació­n comercial y política de estos datos. La autorregul­ación que proponen las grandes redes sociales , a la vista del enorme poder que han adquirido, no parece suficiente. De ahí que tanto en Estados Unidos como en Europa se estudien nuevas medidas para su control, que, en cualquier caso, serán muy difíciles de arbitrar, dados los miles de millones de usuarios que comparten sus datos.

La mejor defensa frente a los riesgos de las redes sociales, en último o en primer extremo, debería surgir de la educación de sus usuarios para que vigilen muy bien los datos privados que hacen públicos a través de ellas.

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