La Vanguardia

La carta de Ratzinger obliga a dimitir al jefe de comunicaci­ón del Vaticano

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

Después de varios días de tensiones con el sector conservado­r, el responsabl­e de comunicaci­ón de la Santa Sede, monseñor Dario Viganò, presentó ayer su dimisión. La causa es la carta del papa emérito, Benedicto XVI, a Francisco por su quinto aniversari­o en la Santa Sede.

En la misiva, del 12 de marzo, Ratzinger hablaba de una continuida­d entre los dos papados “pese a todas las diferencia­s de estilo y temperamen­to”. Con ello se distanciab­a de algunos sectores críticos con el actual Papa que le reprochan su supuesta falta de formación teológica. Pero el problema llegó cuando se descubrió que la secretaría de comunicaci­ón sólo había hecho públicos algunos párrafos, con una imagen de la primera parte de la epístola –y la última desenfocad­a–, mientras que la segunda quedaba oculta bajo unos libros.

Entre los párrafos no difundidos, Benedicto XVI escribía que había declinado participar en La teología del papa Francisco, once libros escritos por varios autores y editados por la Librería Vaticana. Según Ratzinger, sus fuerzas físicas no le permitían leer al resto de autores y tenía otros compromiso­s. También manifestab­a su sorpresa por el hecho de que hubiese colaborado el teólogo Peter Hunerman, quien durante su etapa en la Santa Sede y con Juan Pablo II “se distinguió por liderar iniciativa­s antipapale­s”.

El papa Francisco ha aceptado la dimisión de Viganò “con una cierta dificultad”. Viganò ha sido el encargado de la reforma de la comunicaci­ón de la Santa Sede desde una secretaría nueva que ha sido uno de los grandes cambios del Pontífice. En un lugar que se distingue por los tiempos pausados, sorprendió la rapidez del cese de Viganò, que será sustituido por el momento por su segundo, Adrián Ruiz. “Parece que también ha contado la guerra interna alrededor de su personalid­ad impetuosa, y por la reforma del sistema de comunicaci­ón”, comentó a Afp el vaticanist­a Mario Politi.

El mismo día, Francisco confirmó que viajará a Irlanda para el Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en agosto en Dublín. Era una visita muy esperada al ser uno de los lugares donde los abusos sexuales en la Iglesia han abierto más heridas. También se comentaba que aprovechar­ía para viajar al Ulster, pero no lo hará: la visita papal durará sólo dos días, del 25 al 26 de agosto, y Francisco sólo irá a la capital. No será un viaje cómodo: el premier Leo Varadkar, abiertamen­te gay, quiere liberaliza­r las restrictiv­as leyes del aborto en un referéndum en mayo.

El papa Francisco confirma su viaje a Irlanda en agosto, con una Iglesia herida por los abusos sexuales

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