Para que Barcelona no muera de éxito
EL debate sobre el turismo masivo y su repercusión en la vida ciudadana no es privativo de Barcelona. Casi todas las grandes ciudades que disponen de un gran atractivo polemizan sobre cómo asumir la llegada masiva de visitantes sin que se vea demasiado alterada la vida cotidiana de sus ciudadanos. Dicho de otra forma, cómo no morir de éxito por el turismo, como ya ocurre en algunas de esas ciudades.
Barcelona vive desde hace años esa paradoja de recibir a millones de turistas que generan riqueza pero, al mismo tiempo, causan malestar en el ciudadano de a pie. Precisamente para analizar esta cuestión, Barcelona Global celebró ayer una conferencia con el objetivo de proponer soluciones con las que reconciliar ciudadanía y turismo. Esta asociación privada, que reúne a empresas, emprendedores, académicos, profesionales e investigadores, concretó una serie de medidas que proponer al Ayuntamiento, no sólo para paliar los efectos perversos de la masificación turística, sino para potenciar la marca Barcelona que la capital catalana ha desarrollado con tanto éxito en los últimos años.
Por ejemplo, Barcelona Global propone a los responsables municipales una revisión al alza del IBI de edificios con apartamentos turísticos para igualar el impuesto con las viviendas residenciales, con el fin de financiar planes para vivienda social. Asimismo, se propone un recargo del impuesto turístico destinado a promover la cultura y, en especial, la música, también como atractivos turísticos. Otras medidas son la creación de un sello que certifique el origen de la financiación de las obras así como las buenas prácticas laborales de las empresas turísticas. Se trata, en definitiva, de buscar elementos que armonicen el fenómeno turístico con el normal desarrollo de la vida del ciudadano.
Sabido es que el éxito de los Juegos del 92 tiene su origen en el buen entendimiento del sector público y el privado. Barcelona y Catalunya han sido un ejemplo de la buena relación entre los dos ámbitos, tanto en el sector cultural, como en el deportivo, el empresarial, el sanitario, el académico o el educativo, por citar los sectores más destacados. Ahora se trata de ampliarlo al turístico. Uno de los objetivos fundacionales de Barcelona Global fue promover esa cooperación público-privada. La propuesta que hizo ayer merece ser examinada a fondo por el Ayuntamiento. Se trata de un compendio de medidas razonables que persiguen no sólo evitar que Barcelona muera de éxito, sino también ayudar a la ciudad a recuperar la reputación perdida durante el convulso 2017.