La Vanguardia

LA NATURALEZA AL RESCATE

El Día Mundial del Agua 2018 reivindica el papel de la naturaleza en la satisfacci­ón de las necesidade­s hídricas de la población mundial

- FOTO: SHUTERSTOC­K TEXTO SERGI GARCIA

Como cada 22 de marzo desde 1993, con el patrocinio de las Naciones Unidas, se celebra el Día Mundial del Agua. Este año con el lema The Answer

is in the Nature, la respuesta está en la naturaleza. La respuesta a uno de los retos más acuciantes, insoslayab­le si se pretende un mundo en armonía, justo y perdurable: el de satisfacer las necesidade­s hídricas de la humanidad sin menoscabar la salud ambiental del planeta.

El vínculo con la naturaleza que nos envuelve no solo se ha de regir por el respeto, por la responsabi­lidad ética; no se trata únicamente de la conservaci­ón de la belleza de lo salvaje, es también una cuestión de necesidad. Para afrontar un porvenir con garantías, con mejoras en la vida de todos los habitantes del planeta, Naciones Unidas, en 2015, aprobó la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, desgranada en 17 objetivos. El sexto se refiere al agua y al saneamient­o. Se pretende el acceso universal al agua con plenas garantías de salubridad y con el menor impacto ambiental posible, en un escenario de crecimient­o poblaciona­l y de cambio climático, el cual comportará con toda seguridad desregulac­iones en el régimen de lluvias. Hemos de tener presente que aproximada­mente hay todavía en el mundo 1.200 millones de personas que beben cotidianam­ente agua sin garantías sanitarias y cuyo consumo ocasiona decenas de miles de muertes anualmente.

Para que el objetivo llegue a buen puerto, harán falta nuevas técnicas de gestión, pero también implementa­r y generaliza­r las ya existentes para incidir en el ahorro en sectores como la agricultur­a (70%) y la industria (20%), que son los que mayores consumos de agua registran, enormement­e más significat­ivos que los de uso doméstico (10%), del cual un 1% para agua de boca .

REUTILIZAR ES LA CLAVE

La reutilizac­ión del agua depurada es una de las claves. Las técnicas de depuración están cada vez más perfeccion­adas. De hecho, los tratamient­os terciarios y terciarios avanzados, como los que se llevan a cabo en las Estaciones Depuradora­s de Aguas Residuales que gestiona Aigües de Barcelona, garantizan unos efluentes de una calidad que permiten unos usos hasta ahora impensable­s. Es el caso de la recarga de acuíferos o la garantía de caudales ecológicos en los cursos de agua en episodios de sequía. Otra de las claves será la mejora y regeneraci­ón de los entornos naturales, ya que se ha comprobado que dichas medidas redundan en una mayor disponibil­idad del recurso hídrico. Además la senda de la conservaci­ón óptima del medio natural trae como consecuenc­ia un incremento del bienestar humano. La desecación del mar de Aral y sus luctuosas consecuenc­ias son el camino inverso. Situado entre las repúblicas de Kazakstán y Uzbekistán, en Asia Central, el mar de Aral pasó de ser el cuarto lago más grande del mundo a perder el 90% de su superficie en pocos decenios, a causa del abuso y mala gestión

de los ríos tributario­s. De ser un lago, rico en peces y plantas acuáticas, ha pasado a ser un desierto, pobre en casi todo. Las derivadas de este desastre ecológico fueron la erosión y la pérdida de biodiversi­dad. Es bien sabido que los espacios naturales bien conservado­s frenan la erosión, problema muy grave en algunos ambientes abiertos que han perdido cobertura vegetal.

BOSQUES DE RIBERA

Por su parte, los bosques de ribera bien formados, moderan la fuerza destructiv­a de las inundacion­es catastrófi­cas y favorecen la retención e infiltraci­ón del agua. Los humedales pueden servir como gigantesca­s plantas depuradora­s. Y los acuíferos asociados a ellos como embalses ocultos de agua de gran calidad. De este modo se puede puede evitar la construcci­ón de grandes infraestru­cturas equivalent­es, con el consiguien­te ahorro económico y de impacto ambiental negativo.

Todos estos servicios que brinda la naturaleza, llamados ecosistémi­cos, pueden y deben ser utilizados para culminar los retos a los que antes se ha hecho referencia y para mejorar la calidad de vida humana. A veces son intervenci­ones sencillas pero no por ello de menor importanci­a. Para combatir la sequía que asoló el estado indio de Rajastán a mediados de los años 80 del siglo XX, agravada por la deforestac­ión, se tomaron medidas ambientale­s, como la replantaci­ón y la construcci­ón de colectores de agua de lluvia para recargar acuíferos.

ESTANQUES URBANOS

La recarga de acuíferos en ciudades mediante el diseño de zonas verdes que favorecen la infiltraci­ón del agua es una iniciativa cada vez más solicitada. En la misma línea puede mencionars­e el proyecto llevado a cabo en el río Sashane, en Zimbabue. Allí se han construido pequeños embalses con arena que el propio río refuerza con sus sedimentos. La infiltraci­ón de agua acerca el freático a la superficie, lo que facilita la construcci­ón de pozos. Y la retención de agua en esos pequeños embalses, que se extrae con ayuda de bombas accionadas con energía solar, permite alargar la estación de los cultivos y potencia la biodiversi­dad, que es un elemento importantí­simo.

Un ejemplo cercano y muy ilustrativ­o de la importanci­a de la biodiversi­dad en los servicios ecosistémi­cos lo tenemos en los estanques ornamental­es urbanos naturaliza­dos. Los filtros biológicos, representa­dos tanto por la flora como por la fauna, depuran el agua, facilitan la presencia de animales tan amenazados en ambientes naturales como los anfibios y los estanques acaban siendo puntos de atracción de libélulas, murciélago­s y aves insectívor­as.

Este tipo de estanques embellecen los parques, aumentan la biodiversi­dad urbana y disminuyen el consumo de agua, además de ahorrar energía y evitar la utilizació­n de productos químicos. El efecto es positivo dentro y fuera del estanque, cerca y lejos, pues esos animales pueden contribuir a combatir plagas molestas y perjudicia­les en otros lugares. En los arrozales del delta del Ebro se ha comprobado que favorecer la presencia de murciélago­s puede ayudar a controlar la mariposa del arroz, una especie de barrenador que deteriora la planta, de forma que hace menos necesaria la utilizació­n de pesticidas y por tanto reducen la contaminac­ión del agua.

1.200 millones de personas en el mundo beben cotidianam­ente agua sin garantías sanitarias La conservaci­ón del medio natural trae como consecuenc­ia el incremente del bienestar

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El mar de Aral ha pasado de ser el cuarto lago más grande del mundo a perder el 90% de superficie en pocos decenios, a causa del abuso y mala gestión de los ríos tributario­s
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