Vuelven los Catarres
Els Catarres publican ‘Tots els meus principis’, que presentarán en Barcelona en el Cruïlla de Primavera
El trío de Aiguafreda dice adiós a un largo silencio con la presentación de Tots els meus principis y el inicio de una gira cuyo primer concierto, programado dentro del festival Strenes de Girona, fue suspendido por la situación política.
Aunque es más que cierto que cuando Jordi Pujol comentó públicamente allá por el 2011 su conocimiento de la canción Jenifer, Els Catarres ya eran bastante conocidos, también lo es que aquel comentario del ex president hizo que el nombre y las pegadizas melodías del trío catalán llegasen a un público mucho más transversal y no familiarizado con el asunto. Desde entonces la razón musical constituida por Roser Cruells, Èric Vergés y Jan Riera ha progresado imparablemente hasta convertirse en una de las referencias más populares del, valga la redundancia, pop catalán de ahora mismo.
Así al menos lo atestigua el significativo fin de gira de su, hasta hace dos días, último álbum Big bang con una serie de siete conciertos sold out en las siete salas más emblemáticas de Barcelona. O con la expectación que ha rodeado la aparición de su flamante Tots els meus principis (Música Global) y su prevista puesta de largo en directo ayer en Girona como arranque del festival Strenes, aunque finalmente suspendida por los acontecimientos políticos de las últimas horas. A ello hay que añadir la presentación por todo lo alto del contenido del que hace su cuarto álbum en Barcelona, protagonizando el próximo Cruïlla de Primavera en el Poble Espanyol (6 de abril).
“La verdad es que desde que comenzamos a funcionar como Catarres no nos habíamos tomado ningún respiro”, comenta Roser Cruells sobre el parón que se tomaron durante más de un año después de aquel mencionado fin de gira barcelonés. “Y fue tras ese periodo de desconectar entre nomillón sotros y de la música, cuando volvimos a hacer nuevas canciones y meternos en este lío porque volvíamos a tener ganas”. Vergés, cabeza compositora del trío de Aiguafreda, lo corrobora: “Disfrutamos mucho, de verdad, acercando nuestras canciones a nuestros seguidores en el directo, pero llegó un momento en que hacer un concierto se estaba convirtiendo en una rutina y esa sensación nos empujó a parar. Hay que saber dosificar y desconectar radicalmente de la historia”.
Tras ese stand by de año y medio –ella se volcó en su afición pictórica, Jan recorrió medio mundo como viajero ocioso, Èric se fue a tierras sudafricanas– a finales del pasado año comenzaron a producir nuevo material: “El proceso de composición es cada vez más democrático dentro del grupo –confiesa Vergés–; al principio era yo el que hacía más la música pero ahora con los años ya la hacemos los tres. Todo el mundo tiene aquí voz y voto efectivos”. “Èric llegó con treinta canciones y nosotros fuimos descartando y opinando. Esta confianza es muy sana”, opina Riera.
Y les ha salido una obra que algunos califican de más roquera, y con una línea temática que habla de la importancia de los principios, tanto en el sentido de las primeras veces que haces, vives o experimentas algo como en el de los valores. “El disco habla de este doble sentido, pero también de nuestros orígenes, de volver a la infancia, de las emociones de entonces que se pierden”. “El título del disco fue una decisión unánime”, interviene Riera, quien además es el responsable de la presencia del grupo en las redes sociales, un aspecto fundamental en la historia y aceptación popular de la banda (recuerda Roser Cruells: “Cuando Jordi Pujol dijo aquello de Jenifer ya teníamos un de visitas”). La obra resultante, dicen, les ha salido con el espíritu más Catarra pero quizás con el sonido menos Catarra. “Nuestro espíritu es el que se desprende de las letras de las canciones, que es optimista, de buen rollo”, reflexiona Vergés; “son canciones básicamente alegres”, tercia Riera. “Y el sonido Catarra se fundamenta sobre todo en la voz de la Roser y en la mía, y luego viene cómo vistes las canciones. Hasta ahora trabajábamos con sonoridades acústicas, y ahora
La banda canceló ayer su concierto inaugural del festival Strenes en Girona por la situación política
hemos cambiado, nos hemos metido en la electricidad –Roser Cruells ha dejado el contrabajo por el bajo eléctrico– e incluso hemos incorporado algún sintetizador. Pero esto no afecta a nuestro sonido: tú puedes vestir un tema en clave reggae, folk, pop o electrónico, pero al final lo que hace la canción verdaderamente es la armonía, la melodía y la letra”.
Y es Jan Riera el que incorpora el otro elemento fundamental en el fenómeno Catarra: su afición. “La verdad es que tenemos un público que no tiene prejuicios en esto, le puede gustar Jenifer pero también La porta del cel. No es nada cliché”. ¿Es un público poco exigente? “O que no tiene prejuicios; me encuentro muy a gusto con nuestro publico porque veo que lo que le importa es la energía que transmitimos”, dice uno; “es un público muy amplio, te puedes encontrar a un heavy o a una madre de familia; es un publico supertolerante” tercia el otro.