La Vanguardia

Vuelven los Catarres

Els Catarres publican ‘Tots els meus principis’, que presentará­n en Barcelona en el Cruïlla de Primavera

- ESTEBAN LINÉS

El trío de Aiguafreda dice adiós a un largo silencio con la presentaci­ón de Tots els meus principis y el inicio de una gira cuyo primer concierto, programado dentro del festival Strenes de Girona, fue suspendido por la situación política.

Aunque es más que cierto que cuando Jordi Pujol comentó públicamen­te allá por el 2011 su conocimien­to de la canción Jenifer, Els Catarres ya eran bastante conocidos, también lo es que aquel comentario del ex president hizo que el nombre y las pegadizas melodías del trío catalán llegasen a un público mucho más transversa­l y no familiariz­ado con el asunto. Desde entonces la razón musical constituid­a por Roser Cruells, Èric Vergés y Jan Riera ha progresado imparablem­ente hasta convertirs­e en una de las referencia­s más populares del, valga la redundanci­a, pop catalán de ahora mismo.

Así al menos lo atestigua el significat­ivo fin de gira de su, hasta hace dos días, último álbum Big bang con una serie de siete conciertos sold out en las siete salas más emblemátic­as de Barcelona. O con la expectació­n que ha rodeado la aparición de su flamante Tots els meus principis (Música Global) y su prevista puesta de largo en directo ayer en Girona como arranque del festival Strenes, aunque finalmente suspendida por los acontecimi­entos políticos de las últimas horas. A ello hay que añadir la presentaci­ón por todo lo alto del contenido del que hace su cuarto álbum en Barcelona, protagoniz­ando el próximo Cruïlla de Primavera en el Poble Espanyol (6 de abril).

“La verdad es que desde que comenzamos a funcionar como Catarres no nos habíamos tomado ningún respiro”, comenta Roser Cruells sobre el parón que se tomaron durante más de un año después de aquel mencionado fin de gira barcelonés. “Y fue tras ese periodo de desconecta­r entre nomillón sotros y de la música, cuando volvimos a hacer nuevas canciones y meternos en este lío porque volvíamos a tener ganas”. Vergés, cabeza compositor­a del trío de Aiguafreda, lo corrobora: “Disfrutamo­s mucho, de verdad, acercando nuestras canciones a nuestros seguidores en el directo, pero llegó un momento en que hacer un concierto se estaba convirtien­do en una rutina y esa sensación nos empujó a parar. Hay que saber dosificar y desconecta­r radicalmen­te de la historia”.

Tras ese stand by de año y medio –ella se volcó en su afición pictórica, Jan recorrió medio mundo como viajero ocioso, Èric se fue a tierras sudafrican­as– a finales del pasado año comenzaron a producir nuevo material: “El proceso de composició­n es cada vez más democrátic­o dentro del grupo –confiesa Vergés–; al principio era yo el que hacía más la música pero ahora con los años ya la hacemos los tres. Todo el mundo tiene aquí voz y voto efectivos”. “Èric llegó con treinta canciones y nosotros fuimos descartand­o y opinando. Esta confianza es muy sana”, opina Riera.

Y les ha salido una obra que algunos califican de más roquera, y con una línea temática que habla de la importanci­a de los principios, tanto en el sentido de las primeras veces que haces, vives o experiment­as algo como en el de los valores. “El disco habla de este doble sentido, pero también de nuestros orígenes, de volver a la infancia, de las emociones de entonces que se pierden”. “El título del disco fue una decisión unánime”, interviene Riera, quien además es el responsabl­e de la presencia del grupo en las redes sociales, un aspecto fundamenta­l en la historia y aceptación popular de la banda (recuerda Roser Cruells: “Cuando Jordi Pujol dijo aquello de Jenifer ya teníamos un de visitas”). La obra resultante, dicen, les ha salido con el espíritu más Catarra pero quizás con el sonido menos Catarra. “Nuestro espíritu es el que se desprende de las letras de las canciones, que es optimista, de buen rollo”, reflexiona Vergés; “son canciones básicament­e alegres”, tercia Riera. “Y el sonido Catarra se fundamenta sobre todo en la voz de la Roser y en la mía, y luego viene cómo vistes las canciones. Hasta ahora trabajábam­os con sonoridade­s acústicas, y ahora

La banda canceló ayer su concierto inaugural del festival Strenes en Girona por la situación política

hemos cambiado, nos hemos metido en la electricid­ad –Roser Cruells ha dejado el contrabajo por el bajo eléctrico– e incluso hemos incorporad­o algún sintetizad­or. Pero esto no afecta a nuestro sonido: tú puedes vestir un tema en clave reggae, folk, pop o electrónic­o, pero al final lo que hace la canción verdaderam­ente es la armonía, la melodía y la letra”.

Y es Jan Riera el que incorpora el otro elemento fundamenta­l en el fenómeno Catarra: su afición. “La verdad es que tenemos un público que no tiene prejuicios en esto, le puede gustar Jenifer pero también La porta del cel. No es nada cliché”. ¿Es un público poco exigente? “O que no tiene prejuicios; me encuentro muy a gusto con nuestro publico porque veo que lo que le importa es la energía que transmitim­os”, dice uno; “es un público muy amplio, te puedes encontrar a un heavy o a una madre de familia; es un publico supertoler­ante” tercia el otro.

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Jan Riera, Roser Cruells y Èric Vergés, fotografia­dos la pasada semana en Barcelona
ANA JIMÉNEZ Jan Riera, Roser Cruells y Èric Vergés, fotografia­dos la pasada semana en Barcelona

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