Silvio Berlusconi
LÍDER DE FORZA ITALIA
La otrora poderosa figura política de Berlusconi (81) ha vuelto a recibir un golpe moral. Su partido, Forza Italia, para que no se rompa la coalición de centroderecha con la Liga, ha tenido que ceder su candidato previsto al Senado.
Al final el pacto antisistema fue mucho más fácil de lo que los movimientos del viernes dejaban entrever. El Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la coalición de centroderecha, empujada por el ultraderechista Matteo Salvini, se repartieron ayer las presidencias de las dos cámaras parlamentarias italianas. El nuevo presidente de la Cámara de Diputados es Roberto Fico, un aliado de Luigi di Maio, el primer gran cargo institucional que obtienen los grillini desde que desembarcaron en Montecitorio hace sólo cinco años. La nueva presidenta del Senado –la primera mujer– es Elisabetta Casellati, una abogada que siguió a Silvio Berlusconi cuando dio el salto a la política en 1994.
Los dos presidentes fueron recibidos por la tarde en el Quirinal por el presidente de la República, Sergio Mattarella, aunque las consultas formales para formación del próximo Ejecutivo italiano no comenzarán hasta principios de abril. El primer ministro, Paolo Gentiloni, presentó a continuación su dimisión, pero se mantendrá en funciones en el palacio Chigi para no crear un vacío institucional. Esto quiere decir que seguirá representando a Italia en cumbres internacionales y gestionando el día a día, pero no podrá tomar decisiones políticas de peso.
Con las elecciones de ayer en Cámara y Senado se materializó por primera vez el nuevo orden del país. Sus principales jugadores ya no son la socialdemocracia ni la derecha conservadora, sino los nuevos populismos del M5E y la Liga. Salvini se apuntó ayer un tanto después de haber forzado a Berlusconi a renunciar a su candidato a la presidencia del Senado, Paolo Romani, que para los grillini era indigerible por haber sido condenado por malversación de fondos.
El viernes se escenificó la primera grieta en una coalición de centroderecha que por ahora se aguanta con pinzas. Por sorpresa, y para mantener su palabra ante Di Maio, Salvini dio órdenes de votar a Anna Maria Bernini, otra senadora de Forza Italia mucho más aceptable para los populistas. El partido de Berlusconi se mantuvo en sus trece y en un comunicado dijo que no saldría de su decisión de votar a Romani, el candidato elegido en una reunión de todo el centroderecha. Habló del cambio hacia Bernini como un gesto de “hostilidad”. Al final, y después de otro encuentro por la mañana, Berlusconi se tuvo que tragar a su candidato y acabó aceptando una tercera opción, la de Casellati, una de sus fieles colaboradoras.
“Es una solución muy positiva para el mantenimiento de la alianza, algo importante no sólo para nuestros electores, sino para toda Italia”, declaró ayer Berlusconi, arrinconado. Dice que se fía “absolutamente” de Salvini, pero no esconde que está irritado. En cambio, el ultraderechista se pavoneaba de haber cedido el importante puesto a Forza Italia en busca de un acuerdo que desencallase la situación. “Estoy muy contento, emocionado y orgulloso de que el Parlamento haya empezado a trabajar y que el centroderecha se haya mantenido unido”, dijo el liguista. Su movimiento fue muy inteligente: Forza Italia nunca hubiera podido apoyar a un grillino sin el reconocimiento político a Berlusconi que se le pedía al M5E. “Salvini ha mantenido su palabra. Ha sido valiente”, aseguró Di Maio a sus asesores.
¿Y el Partido Demócrata de Matteo Renzi? De momento han conseguido que ninguno de sus representantes se viese tentado a avalar a los ganadores de las elecciones, como había instruido el florentino. “El partido se ha mantenido compacto en la oposición y hará falta ver si continúa así de unido cuando toque
El jefe de la Liga se afianza como líder del centroderecha tras forzar a Berlusconi a cambiar de candidato
elegir a los grupos parlamentarios”, comentó la profesora de la universidad Luiss Vera Capperucci.
Repartidas las cámaras, el embrión de un gobierno de los populistas está cada vez más cerca. Se han puesto de acuerdo sobre los primeros nombres, y será relativamente fácil que puedan colaborar en políticas antieuropeas o de más control de la inmigración. Sus votantes apoyarían esta unión: según una encuesta de Il Messaggero, el 59% de los electores de los grillini apoyarían un gobierno con la Liga, frente a un 58% de los votantes liguistas.
La pregunta ahora es si Berlusconi mantendrá influencia como para impedir que Salvini ceda en su promesa de bajar impuestos o ante la del M5E de descabezar los privilegios políticos. Ayer en los pasillos muchos recién llegados se preguntaban cuál iba a ser su sueldo. Aquí ganan Fico y Casellati, que recibirán más de 16.000 euros cada uno.