La tormenta perfecta
Por primera vez desde la ruptura del bipartidismo en España, el Partido Popular está perdiendo su tradicional hegemonía en el espacio de la derecha. Hasta fechas recientes, Ciudadanos conseguía el apoyo de una porción muy relevante de los votantes de centro, pero no lograba ser atractivo entre el electorado más conservador. De hecho, la férrea lealtad a los populares que ha mostrado el electorado de derechas es una de las razones por las que Mariano Rajoy sigue siendo inquilino de la Moncloa.
Sin embargo, algo parece estar cambiando en los últimos meses, pues las encuestas indican que ahora Ciudadanos podría acabar con ese tradicional coto privado del Partido Popular y arrebatarle un puñado importante de los votantes más conservadores. Estas fugas de votantes tradicionales del PP a Ciudadanos no responden a una preocupación por la situación económica o a los escándalos de corrupción sino que se deben esencialmente a la crisis catalana. En efecto, el despertar nacionalista es el responsable de alterar profundamente la competición partidista tanto en Catalunya como en el resto del Estado.
A la crisis catalana se le suman ahora las intensas movilizaciones de los pensionistas, un colectivo particularmente clave para el éxito electoral del PP. Hace tiempo que el Partido Popular perdió gran parte de su atractivo electoral entre los votantes más jóvenes, pero aún mantenía una confortable primera posición entre el electorado mayor, especialmente entre quienes se encuentran en edad de jubilación. Las protestas por unas pensiones públicas dignas podrían poner en serios problemas al PP si los jubilados deciden trasladar sus protestas en las calles a las urnas. Sin duda, el Partido Popular se encuentra ante su tormenta perfecta.
Hace tiempo que el PP perdió gran parte de su atractivo electoral entre los votantes más jóvenes