El legado de Martin Luther King
El próximo 4 de abril se cumplirá el 50.º aniversario del asesinato de Martin Luther King, ocurrido en 1968, a manos de un tirador experto, cuando se hallaba asomado al balcón de un hotel de Memphis.
La historia le convirtió en un referente mundial de la no violencia, al lado de Gandhi. Los dos se inspiraron en la doctrina de Jesucristo de amor y perdón, de fraternidad universal y de igual dignidad de todas las personas. Y su legado continúa. A su muerte, el Chicago Sun Times publicó un dibujo en el que aparecían ambos líderes y al pie Gandhi recibía en la eternidad a su discípulo con estas palabras: “El error de los asesinos, doctor King, es que creen haber matado”.
Desde su iglesia baptista de Montgomery, de la que era pastor, no contempló pasivamente la injusticia de la segregación racial y el menosprecio a la población negra en el sur de Estados Unidos. La denunció y se puso a disposición de su comunidad para luchar contra ella, pero siempre de modo pacífico, desterrando de su pensamiento el odio, y de su acción la violencia.
Supo lo que fueron las amenazas, los encarcelamientos, los atentados, y al final la muerte. Jesucristo proporcionó el principio; Gandhi, el método, y Luther King la aplicación a una situación concreta: la discriminación en los autobuses de la capital de Alabama. Así comenzó todo.
En su viaje a Estados Unidos, el papa Francisco habló ante el Congreso y puso de ejemplo de vida a cuatro grandes estadounidenses: Abraham Lincoln, Martin Luther King, Dorothy Day y Thomas Merton. “Un país puede –dijo el Papa– ser considerado grande cuando defiende la libertad, como lo hizo Lincoln; cuando alienta una cultura que permita a la gente soñar con tener derechos plenos para sus hermanos y hermanas, como Martin Luther King trató de hacer; cuando lucha por la justicia y la causa de los oprimidos, como Dorothy Day hizo a través de su trabajo incansable, fruto de una fe que se convierte en diálogo, y cuando siembra la paz en el estilo contemplativo de Thomas Merton”.
No le importó al Papa que los dos primeros aludidos fueran protestantes y los otros dos católicos. Personas como ellas son patrimonio universal también de la Iglesia porque amaron a Jesucristo y sirvieron a sus hermanos.
Luther King es símbolo de la exigencia de progreso espiritual que necesita el mundo. Una de sus famosas frases resume este pensamiento: “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”.
La autoridad moral que alcanzó en vida se incrementa, en la consideración de la gente, a medida que pasan los años. Su casa natal y su tumba, en el barrio negro de Atlanta, son visitadas continuamente. En su tumba está inscrita la frase de San Pablo sobre la fe, la esperanza y el amor, diciendo que la que predomina y les supera en el tiempo es el amor.
A los 50 años de su muerte, el líder afroamericano nos inspira a todos.
Denunció la injusticia y se puso a disposición de la comunidad negra para la lucha, siempre pacífica