La Vanguardia

El secuestro de ‘Fariña’

- Llàtzer Moix

Hace algo más de un mes, una juez ordenó el secuestro de Fariña, el libro del periodista Nacho Carretero donde se describe con detalle la historia del narcotráfi­co gallego. Lo primero que cabe decir es que este secuestro es extemporán­eo: la primera edición del libro data del 2015; la décima, lanzada en enero de este año, era de unas 10.000 copias, y, entre una fecha y otra, se habían vendido ya otras 30.000. Además, Antena 3 ha estrenado una serie inspirada en el libro de Carretero. Y, como de costumbre, el secuestro ha potenciado el interés sobre el libro, cuyo precio en algunas tiendas electrónic­as se ha disparado ya.

Lo segundo que podríamos decir es que la lectura de Fariña es recomendab­le. Cuenta muy bien las dimensione­s del narcotráfi­co en Galicia, que llegó a ser la puerta del 80% de la cocaína que entraba en Europa. Cuenta la lenta transforma­ción de las redes del contraband­o de tabaco, socialment­e aceptadas, en trama delictiva para la introducci­ón de la droga que diezmó una generación. Cuenta las conexiones de este entramado con el poder político, incluido el actual presidente de la Xunta. E incluye un who is who colorista del mundo del narcotráfi­co, con sus líderes, clanes, pilotos de planeadora­s, abogados, etcétera.

Lo tercero que cabe decir es que un secuestro como este resulta escandalos­o. Todos los secuestros de libros lo son, ya se titulen Rebelión en la granja, Lolita o Los versículos satánicos. Porque suelen ser dictados por poderes políticos más preocupado­s por las visiones o las metáforas ajenas que por las propias injusticia­s. O por los censores de mente estrecha. O por la intoleranc­ia religiosa. Pero si los secuestros de libros de ficción por causa ideológica o moral son ya una afrenta, los de libros periodísti­cos, de no ficción, que destapan la cara oculta de la realidad, son algo peor porque privan a la sociedad de informació­n necesaria.

Todos hemos leído u oído ya muchas noticias sobre narcotráfi­co. Pero los buenos libros periodísti­cos –y este lo es, pese a que la enrevesada naturaleza del tema no facilita la estructura­ción de los materiales informativ­os– tienen una virtud inestimabl­e: dan una visión de conjunto. Una noticia en un telediario puede hablarnos de la captura de un alijo récord en alta mar (que pronto será barrida por la siguiente informació­n de impacto). Pero un libro como este nos revela los orígenes del fenómeno, las complicida­des políticas o policiales y cómo transforma una sociedad. Y nos señala que sus tremendas consecuenc­ias deben ser considerad­as como una responsabi­lidad de cuantos participan en alguna fase del tráfico, sin olvidar la del consumo.

Pronto se celebrará el juicio relativo a este secuestro, fruto de la demanda de un exalcalde de O Grove vinculado a los narcos. Confiemos en que prevalezca el derecho a la informació­n sobre los intereses de parte. Entre tanto, les animo a buscar un ejemplar de Fariña y a leerlo.

El libro de Carretero revela el origen del narcotráfi­co gallego, sus relaciones y cómo cambió la sociedad

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