Retrato generacional
‘Fuga de conills’ muestra en la sala Atrium la cara más cruda de la profesión de actor
Un dj que picha Bach a las cuatro de la madrugada, un conejo con fobia a Spiderman, rayas de coca y un gran slalom a ritmo de David Bowie... Estos son algunos de los elementos de Fuga de conills, obra que baja hoy el telón en la Sala Atrium de Barcelona y que muestra la dimensión más dura y menos ideal de la profesión de actor. La experiencia de una generación marcada por la dicotomía éxitofracaso.
Con un “tono realista” que evoluciona hacia lo “onírico”, Fuga de conills explica la historia de tres jóvenes actores sin éxito que “sobreviven como pueden” trabajando como animadores en fiestas infantiles y como dj en “bares de mala muerte”. Martina Cabanas Collell, autora y directora del montaje, define la propuesta como una “reflexión generacional” acerca de los jóvenes que, en el proceso de convertirse en adultos, “se resisten a envejecer y se sienten aterrados por las responsabilidades”. También como un canto “crudo” y “ácido” a la amistad.
Frente a la “soledad y la incomunicación” que caracterizan el “engranaje social establecido”, los tres protagonistas intentan comprender la “complejidad” de las relaciones y defienden sus “amistades imperfectas”. Más allá de la palabra, la directora apuesta por la expresión a través del movimiento de los cuerpos como “herramienta metafórica” que, de forma austera, “sugiere más preguntas que respuestas al espectador”. También la música, pinchada en directo, es un elemento “imprescindible” del espectáculo, que acompaña en todo momento a los actores y “los aboca a un mundo surrealista para escapar del peso de la realidad”.