Un buen toro bravo
El Barça busca en Montpellier encarrilar el pase a cuartos ante el líder de Francia
Estamos antes un buen toro bravo”, advierte gráficamente Xavi Pascual. El Barça Lassa se juega hoy (17.00 h) en casa del Montpellier, líder intratable de la Liga francesa (LNH), qué camino quiere tomar en la Champions: el de la calma, el del drama o el de la épica. Dependerá de qué cara ofrezca ante un astado peligroso, viejo conocido de los azulgrana, que vive días de euforia y fortaleza: manda con puño de hierro en Francia, sólo ha perdido un partido liguero (en casa del PSG, hace tres semanas) y dos en la Champions (una vez clasificado). Y va loco por volver a dar la sorpresa, como el año pasado con el Kielce.
“Son un equipo brutal, capaz de ganarnos allí y de venir al Palau y ganarnos, por algo son los líderes de la LNH y merecen todo nuestro respeto”, se inclina con admiración Pasqui. Un rival al que define como “un equipo muy descarado, muy agresivo, y con un juego bonito de ver porque juega muy rápido”. Defiende muy bien, con gran variedad táctica –en 5:1 con tres o cuatro avanzados diferentes, en 6:0, en mixta–, y con una buena portería, el internacional Gerard.
Dirigido por Patrice Canayer, el Montpellier dispone de piezas de calidad contrastada. El lateral zurdo Valentin Porte, su máximo goleador en Europa (45) y en la LNH (66), el veterano extremo Michael Guigou (42), los laterales zurdos Vid Kavticnik (41) y Melvyn Richardson (34) –hijo del mítico Jackson–, el central hispanoargentino Diego Simonet (que suena para el Barça), y el pivote norcatalán Ludo Fàbregas, próximo fichaje blaugrana en julio.
Otra aspecto que tener en cuenta es el recinto de juego. El Montpellier ha cambiado el Sud de France Arena (8.750 localidades) por su vieja caja de cerillas del René Bougnol, de 2.900 asientos. Lo prefieren para incrementar la presión ambiental sobre los blaugrana, que nunca han ganado en esa pista en los dos anteriores cruces de octavos: 30-28 en el 2012 y 28-25 en el 2007. Aunque la última visita del Barça a Montpellier (4 en Champions), en la fase de grupos del 2015-16, se saldó con un contundente 23-31.
No intimida en exceso el miedo escénico a Pascual ni a sus jugadores, curados de espanto. Lo que más preocupa de este Barça es su irregularidad. En Europa se ha dejado en la fase de grupos más puntos que nunca, dos empates y tres derrotas, ha sacado partidos por los pelos en el Palau (Pick Szeged, Wisla Plock, Vardar), y en la Asobal ha rozado el pinchazo, como hace unos días en Valladolid. “Los altibajos siempre pasan, estamos acostumbrados a que cuando el equipo gana de uno parece una catástrofe, cuando gana de 5 vamos mal, y si gana de 12 es que los otros son muy malos... No encontramos nunca el punto de equilibrio”, replica con ironía Pasqui.
Calma, épica o drama. Son las tres opciones para la eliminatoria. En las 8 ediciones de Champions con formato F4, el Barça ha disputado 14 cruces de octavos y cuartos: 9 las pasó con relativa placidez entre la ida y la vuelta, y por un mal partido de ida en 3 necesitó la épica del Palau (ante el Kiel el año pasado, o ante el Rhein Neckar levantando 7 goles en el 2014) y en 2 sufrió el drama de la eliminación (Kiel 2016, Copenhaguen 2012).
Encarrilar el pase en Francia o sufrir en la vuelta en el Palau en plena Semana Santa (el sábado 31), esa es la cuestión. “El objetivo es pasar; si tenemos que hacerlo con una tarde épica, lo firmo; si pasamos tranquilos, lo firmo; si pasamos, lo firmo todo. Vamos a Montpellier con la intención de ganar”, sentencia Pasqui.
LA IMPORTANCIA DE LA IDA
En 14 eliminatorias en las últimas 8 Champions, en 3 necesitó la épica del Palau y en 2 vivió el drama