La Vanguardia

El Estado de derecho, cimiento de la UE

- Didier Reynders D. REYNDERS, ministro de Asuntos Exteriores de Bélgica

Este año ha estado marcado por procesos electorale­s muy diversos, pero con una constante: un claro ascenso de partidos populistas, mirando a veces de reojo a un extremo u otro del tablero de ajedrez político, abogando por el rechazo del otro, el repliegue nacional y el abandono del proyecto europeo. En algunos casos, una especie de sobresalto ha permitido evitar que estas tendencias lleguen al poder, en otros es menos cierto... Nos equivocarí­amos al pensar que escapamos del peligro. Al contrario, tendremos que estar vigilantes si queremos evitar que ciertos valores fundamenta­les de nuestras democracia­s, aquellos que fundaron la construcci­ón de la Unión Europea, se pongan en tela de juicio.

Estos valores no sólo fundamenta­n nuestro compromiso de ser miembro de la Unión Europea, sino que también son el cimiento de la Unión, en el que se basan la solidarida­d europea, nuestra credibilid­ad externa y nuestro futuro común. No se trata de una cuestión polaca o húngara. En Bélgica, y en todos los países europeos, los riesgos existen. Estoy pensando en la crisis migratoria o en los ataques terrorista­s, que han llevado a tal sentimient­o de insegurida­d que existe entonces el riesgo de que adoptemos medidas que podrían afectar a nuestros logros en la democracia y Estado de derecho.

Más que nunca, en el seno de la Unión Europea, debemos avanzar de manera voluntaris­ta en los asuntos fundamenta­les de nuestra sociedad: defensa y seguridad, pero también en una política migratoria común que reconozca el principio de responsabi­lidad y solidarida­d compartida­s. Tenemos que profundiza­r en la unión económica y monetaria, trabajar para la unión bancaria y fortalecer la gobernanza económica. Finalmente, nuestros ciudadanos esperan que podamos por fin desarrolla­r una verdadera Europa social.

En este contexto de cambio continuo, he estado abogando, en estos dos últimos años, por que hagamos por fin un balance de la situación de los derechos humanos en los estados miembros de la Unión Europea. Cuando un país es candidato a la adhesión se efectúa un escrutinio cuidadoso no sólo desde el punto de vista económico, sino también en términos de respeto por el buen gobierno y el Estado de derecho, que forman parte de los Criterios de Copenhague. Después de la adhesión, la situación económica y presupuest­aria de los estados sigue siendo objeto de un examen regular y cuidadoso por parte de la Comisión, pero el respeto de la democracia, el Estado de derecho, los derechos humanos y de las minorías ya no se discuten. Acojo con satisfacci­ón la importanci­a acordada por la Comisión al Estado de derecho en su estrategia para los Balcanes, publicada el pasado 6 de febrero.

Por esta razón me parece indispensa­ble analizar cada año la situación de los derechos humanos y del Estado de derecho en el seno de la Unión, en forma de una revisión por pares. Este examen regular nos permitiría identifica­r los riesgos de la deriva muy pronto cuando se presenten y proponer medidas correctiva­s a tiempo. Cada Estado miembro podría de este modo formular preguntas y hacer recomendac­iones. Las modalidade­s concretas de este mecanismo deberán ser definidas, pero ciertos principios ya pueden ser destacados: un mecanismo político, en el que todos los estados miembros sean puestos en pie de igualdad.

Este nuevo mecanismo evitaría que tuviésemos que esperar a que la situación se degradase hasta el punto de tener que activar el famoso artículo 7 de los Tratados de la Unión Europea, del que se ha hablado mucho recienteme­nte debido a la evolución en algunos estados miembros. Hoy, la implementa­ción de este artículo puede conducir a la suspensión de un Estado miembro cuando se constata una violación al Estado de derecho, pero el procedimie­nto de activación es engorroso. Si debemos hacerlo para reafirmar nuestra voluntad de ser europeos, también es esencial implementa­r dicho mecanismo para seguir siendo creíbles y legítimos en la escena internacio­nal debido al papel muy activo de la Unión Europea como defensora de los derechos humanos.

Los acontecimi­entos políticos en nuestros estados han demostrado que necesitamo­s más que nunca reafirmar nuestro compromiso común con los valores universale­s del Estado de derecho y del respeto de los derechos humanos. El establecim­iento de un diálogo dentro de la Unión sobre estos derechos fundamenta­les nos permitiría hacerlo a la vez que fortalecer­íamos la credibilid­ad de la Unión en la escena internacio­nal. Esta iniciativa ya cuenta con el respaldo de la mitad de los estados miembros de la UE y el Parlamento Europeo. Además, la Comisión ha anunciado una iniciativa en torno al Estado de derecho para este año y me alegro por ello.

Por su parte, Bélgica continuará movilizánd­ose para convencer a más estados miembros y mantener el impulso creado por el lanzamient­o de esta propuesta. Ella (Bélgica) también puede contar con mi compromiso personal.

“Deberíamos analizar cada año la situación de los derechos humanos en la UE, en forma de una revisión por pares”

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