La Vanguardia

Roma se hunde

Las lluvias y la falta de mantenimie­nto multiplica­n los socavones en las calles de la capital italiana

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

La Via Leone IV, una calle de cuatro carriles cercana al Vaticano, es un hervidero de tráfico. Conecta el centro de Roma con los barrios del norte, y no hay un momento en que no circulen coches a toda velocidad. Hasta que uno de ellos pisa el freno. El ruido hueco no deja lugar a dudas: el cráter que hay en el centro de la calle ha vuelto a hacer de las suyas.

Los más afortunado­s se quedan con el susto, pero luego están los conductore­s desesperad­os por tener que cambiar las ruedas cada dos por tres y los que terminan en el hospital por accidentes. En las últimas tres semanas, al menos 850 romanos enfurecido­s han reclamado al Ayuntamien­to una compensaci­ón por los daños sufridos por los múltiples socavones que asolan la ciudad. Se habla de cantidades de 10 euros por un pinchazo, entre 70 y 100 por tener que cambiar la rueda entera o hasta miles de euros por lesiones físicas.

Roma se hunde, literalmen­te. El mal tiempo de los últimos meses, con unas lluvias sin descanso y una nevada –de un solo día– han puesto de manifiesto la mala situación en que se encuentran las calles de la ciudad en el enésimo incendio para la Administra­ción de la alcaldesa, Virginia Raggi. Para ponerle humor, los romanos se envían una foto de la alcaldesa en uno de los ya famosos buche, con el agua hasta la nariz, y la frase “Todo bien, aún haces pie”.

“Para reparar los 8.000 km de calles que tiene Roma se necesitan 250 millones de euros, un coste que a día de hoy es inasumible”, cuentan a este diario fuentes del Campidogli­o. Como no se pueden arreglar del todo, se utilizan tres procedimie­ntos. El primero, lo que llaman “la ambulancia de las calles”, implica tapar el agujero con un parche superficia­l que se puede hacer con asfalto frío –cuando llueve– o caliente. Con el frío la duración es inferior, vuelve a surgir el socavón en poco tiempo y regresan las quejas. Luego está el sistema de mantenimie­nto ordinario, en el que no sólo rehacen la grieta sino el estrato superficia­l del trozo de calle más afectado. Esta es la intervenci­ón más común. Por último, a veces también arreglan todos los estratos de un mismo pedazo de vía, una operación mucho más costosa y por lo tanto, rara.

“El problema es que durante demasiado tiempo no se ha hecho mantenimie­nto ordinario”, explica el responsabl­e de la oficina técnica de la asociación italiana del asfalto de las calles (Siteb), Michele Moramarco. “El agua se infiltra bajo el asfalto y crea una cavidad, y al final se forman los socavones”, añade el ingeniero. Los problemas no terminan aquí: la asociación de consumidor­es, Codacons, denuncia que el estado desastroso de Roma podría deberse al uso de un asfalto no reglamenta­rio. De hecho, en el 2015 fueron imputados 18 funcionari­os y dos empresario­s por haber desarrolla­do un sistema de corrupción durante años en el que, por ejemplo, si debían excavar 20 centímetro­s de asfalto, excavaban sólo diez y se quedaban con el resto.

Las víctimas son, de nuevo, los ciudadanos. En los últimos meses, no es extraño que el telediario abra con las imágenes de agujeros que se tragan hasta a los coches. El más impresiona­nte fue el de la zona de Balduina en febrero, donde una grieta destruyó parte de un barrio, se tragó ocho vehículos aparcados y obligó a evacuar dos edificios. Este mismo jueves, en Circonvall­azione Appia, dos coches tuvieron que ser rescatados por los bomberos al originarse un socavón gigante. El asunto es especialme­nte grave en los lugares donde debajo se encuentran ruinas romanas. La tierra que las separa del asfalto es mucho más movediza.

Ahora el municipio quiere ponerle remedio con un sistema de controles que durante años no ha existido. El Campidogli­o trabaja además en una web para publicar todas las obras en curso que tendría que estar lista en verano, con el objetivo de solucionar la falta de transparen­cia. Sorprenden­temente, hasta hace poco no se empezaron a recopilar datos sobre las obras ni los fondos restituido­s. Raggi también acaba de poner en marcha el llamado Plan Marshall de Roma: un plan extraordin­ario para las calles de cerca de 17 millones de euros con el objetivo de cubrir 50.000 socavones en un mes.

En Via Leone IV, los conductore­s deben rezar para que su cráter sea uno de ellos.

Para reparar 8.000 km de calles hacen falta 250 millones de euros, inasumible­s para el municipio

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TIZIANA FABI / GETTY ‘Buche’. En febrero, un enorme socavón en la zona de Balduina se tragó ocho vehículos y obligó a evacuar dos edificios; abajo, Virginia Raggi
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