La Vanguardia

La privacidad como excepción

- Ramon J. Moles R.J. MOLES, profesor universita­rio, autor de ‘Derecho y control en internet’

Algunos operadores de redes sociales están publicitan­do sus políticas de privacidad con objeto de conciencia­r a los usuarios de las posibilida­des que ofrecen para proteger sus datos. El compromiso llega al punto de que algunas de ellas disponen incluso de “director de privacidad”. Todo ello muestra la importanci­a creciente del debate sobre el uso de los datos y su privacidad.

Vaya por delante algo obvio: los datos son, en principio, del usuario. En la práctica, sin embargo, esto no es tan claro o, cuando menos, respetado. El negocio de las redes se basa en explotar datos de los usuarios que estos confían a los operadores de modo voluntario e inconscien­te. Voluntario porque, en el mejor de los casos, al acceder a los sistemas generalmen­te se autoriza por defecto el uso de los datos a terceros; en el peor de los casos los metadatos son cedidos por los operadores a terceros para su explotació­n. Inconscien­te porque los usuarios no son consciente­s del uso de sus datos por terceros o, en determinad­os casos, ni siquiera quieren serlo –analfabeti­smo digital– habida cuenta del lavado de cerebro: “Si no estás en las redes, no eres nadie”. En resumen, las redes, para sobrevivir y obtener grandes beneficios, necesitan datos a costa de sus usuarios: Instagram, Snapchat, Facebook o YouTube precisan de datos y por eso se construyen sobre la dependenci­a de sus usuarios. En este sentido, la privacidad en las redes es inexistent­e por cuanto así los datos están disponible­s por defecto.

La contradicc­ión, aparente, está servida: tenemos que defender la propiedad privada –de datos– en un entorno (internet) que tenía que ser el paraíso de la libertad, del no-control, de la inexistenc­ia de un poder centraliza­do. En realidad no existe tal: internet, las redes, siempre han sido de sus propietari­os, quienes basan su negocio en la explotació­n de datos de terceros como si de tierras a ocupar por colonos se tratara.

La privacidad en internet es un derecho que conquistar (no algo reconocido por los operadores), que gana terreno tímidament­e gracias a que los poderes públicos intentan limitar el poder de los actores privados de las redes y a la propia conciencia de los usuarios. De ahí las campañas de imagen. Se trata, en fin, de que la privacidad en internet no sea la excepción, sino la norma.

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