Naturaleza postergada
Más de 40 entidades piden un departamento de Medi Ambient “fuerte” en Catalunya
Algunos de los grandes problemas ecológicos de Catalunya siguen enquistados después de décadas: la contaminación por nitratos en las reservas de agua del subsuelo causada por los purines, los vertidos mineros salinos de Iberpotash en la cuenca del Llobregat (objeto de expediente de la UE a la Generalitat) o la contaminación del Ebro en Flix, aún no resuelta. La debilidad del movimiento asociativo para presionar a las instituciones para que revierta esta situación puede ser una explicación. En este contexto, más de 40 entidades cívicas y grupos ecologistas han reclamado la creación de un Departament de Medi Ambient en el nuevo gobierno catalán. Estas entidades estiman que el actual departamento (Territori i Sostenibilitat) ha desarrollado acciones “insuficientes” para frenar la pérdida de biodiversidad y las agresiones al medio ambiente. Los impulsores de esta propuesta proponen como objetivo clave disponer de una “conselleria fuerte” que aglutine competencias ahora repartidas y dispersas entre diversos departamentos. Estiman que en el actual reparto de tareas “las políticas ambientales quedan subordinadas a la promoción y el fomento de las infraestructuras”.
En este sentido, exponen, a título de ejemplo, que los parques naturales dependen del Departament de Territori i Sostenibilitat, mientras que la gestión de los bosques (al igual que la caza o la pesca) recaen en el Departament d’Agricultura. Entre las entidades firmantes del manifiesto están la Institució Catalana d’Història Natural (IHCN), la Lliga para la Defensa de Patrimonio Natural, Gepec, Iaden, CEPA, SEO/BirdLife, la Associació Hàbitats, el Grup de Defensa del Ter o la Federació d’Ecologistes de Catalunya. “La conservación de la biodiversidad está amenazada por los impactos sobre el territorio y la insuficiente atención y prioridad dedicada estos últimos años por los diferentes gobiernos y colores políticos”, dice el manifiesto.
El documento reivindica la tarea “transformadora” que supuso la llegada del entonces conseller Albert Vilalta (1992), quien promovió la ley de Saneamiento, la ley de Residuos, la recogida selectiva de la materia orgánica o la protección del 21% de territorio mediante el Plan de Espacios de Interés Natural.
Sin embargo, “lamentablemente los sucesivos gobiernos no mantuvieron una política con criterios ambientales”, se destaca. Entre las tareas pendientes, está la creación de la Agència de Proteció de la Natura, la ley de Biodiversitat, el catálogo de especies de fauna en peligro, los planes para recuperar estas especie, o una mejor financiación para los espacios protegidos. En el contexto europeo, “es un anacronismo la ausencia de un departamento de Medio Ambiente específico”, señala Manuel Cunill, ambientólogo y representante de l’Obrador del Tercer Sector Ambiental de Catalunya.
Sólo cuatro estados, de los 28 de la UE, adscriben los asuntos ambientales a “ministerios impropios” (España, Chipre, los Países Bajos y Hungría), dice. “Las prioridades de las políticas de desarrollo territorial e infraestructuras han dejado en segundo término la agenda ambiental en Catalunya”, agrega Cunill, para quien “es inexcusable” la presencia de un “verdadero conseller de Medi Ambient en la mesa del Govern”.
Jordi Ortega, experto en políticas sobre cambio climático, juzga prioritario crear un departamento que aúne las competencias sobre energía y clima, en línea con la organización de la Comisión Europea o el esquema gubernamental británico. Por eso, propone crear la conselleria de Transició Energètica, Sostenibilitat i Canvi Climàtic, con un rango de gran relevancia (como en Francia) y desprovista de las áreas de empleo e industria.
“Un Departament de Medi Ambient tuvo sentido en el siglo pasado”, opina en cambio Josep Puig, fundador de Ecotècnia y Ecoserveis y exprofesor de energía. “Hoy, cuando la amenaza ecológica más importante es el calentamiento, que pone en peligro los ecosistemas (pues obtenemos energía a base de quemar y fusionar, verter gases a la atmósfera y generar residuos), el reto debe abordarse con un Departament d’Energia i Canvi Climàtic. Este debe pilotar la transición desde la economía fósil hacia una economía basada al 100% en energías renovables”, añade Puig.
Otros expertos apuntan que hay que unificar las competencias sobre energía y cambio climático