La Vanguardia

Liberada una joven nigeriana que era obligada a prostituir­se en la Rambla

- MAYKA NAVARRO

Precisamen­te la semana pasada la Guardia Civil desveló los detalles de una compleja investigac­ión que ha permitido desarticul­ar una organizaci­ón criminal que traficaba con mujeres nigerianas, a las que explotaba sexualment­e en cuevas de Almería. Esta vez han sido la Guardia Urbana de Barcelona y los Mossos d’Esquadra los que han liberado a una joven nigeriana que, mediante engaño, abandonó su país y era obligada a prostituir­se en la Rambla.

La víctima logró superar el miedo a las represalia­s que la tenía bloqueada y revelar su situación de esclavitud. El matrimonio nigeriano que la tenía bajo su tutela la obligaba a prostituir­se para devolver los 25.000 euros que había costado el viaje desde su país a Barcelona. La situación llegó a oídos de los policías del grupo de tráfico de seres humanos de la Guardia Urbana y de los Mossos, que trabajaron conjuntame­nte, primero para ganarse la confianza de la víctima y conseguir su declaració­n, y después para identifica­r a sus captores.

La joven relató que fue captada en su país con la falsa promesa de trabajar en tareas domésticas en una casa. Hizo un primer desplazami­ento en coche hasta Libia y desde allí llegó hasta Italia en un complicadí­simo viaje en patera. Durante las semanas que duró la travesía, la mujer tuvo que defenderse de varios intentos de agresión sexual. En Italia recibió la instrucció­n de subirse a un autocar que la trasladó hasta Barcelona, donde fue recogida por un hombre que la encerró en un piso de Nou Barris.

Al día siguiente, una mujer la condujo hasta la Rambla, la hizo colocarse en una de las esquinas del paseo y le explicó que debía prostituir­se. La joven se negó, pero la mujer insistió que no tenía otra opción e incluso pasó varios días a su lado explicándo­le cómo debía captar la atención de los posibles clientes.

La mujer mantuvo su negativa a ejercer la prostituci­ón durante casi una semana, pero el matrimonio logró doblegar su voluntad tras contactar con un familiar de la joven en Nigeria al que hicieron firmar el recibo de la deuda. Con esa maniobra, los traficante­s trasladaba­n a la joven la presión de tener que abonar la deuda o la vida de su familiar en Nigeria corría peligro. Esa es una maniobra de presión y de miedo habitual en estas redes de tráfico de personas, que recurren también al vudú para obligar a estas víctimas a ejercer la prostituci­ón.

La Rambla es uno de los enclaves de la ciudad con más presencia de jóvenes nigerianas que ejercen la prostituci­ón. Pese al trabajo discreto de los investigad­ores y asociacion­es, es muy difícil que las mujeres denuncien a sus proxenetas.

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