William Morris
Qué tipo, este Morris! Parece un hombre del Renacimiento, pero es un romántico de época victoriana. Diseñador, poeta y narrador, fabricante de bellos objetos, ensayista y apóstol de una humanidad redimida por el trabajo artesano y los ideales del socialismo cooperativo, se propuso hacer de la vida una obra de arte y embellecer la vida de la gente. “No quiero arte para unos pocos, como tampoco quiero una educación para unos pocos o libertad para unos pocos”.
Organizada junto a la Fundación Juan March de Madrid, ahora se puede visitar en el MNAC la vistosa exposición sobre William Morris (1834-1896) y el movimiento Arts & Crafts en Gran Bretaña, enaltecedor de los oficios artesanales y las artes aplicadas, alternativo a la fabricación maquinal, deshumanizada, de industrialismo. “El verdadero secreto de la felicidad radica en sentir un interés genuino por los pequeños detalles de la vida cotidiana.”
Un gran catálogo, con ilustraciones, contiene escritos, entre otros, de Mariàngels Fondevila y de Francesc Quílez. A propósito de la difusión internacional de los ideales del Arts & Crafts para la Europa digamos burguesa, aprendemos que en Barcelona fueron decorados con telas de esta factoría los interiores de la casa Amatller del paseo de Gràcia, la construcción contigua a la casa Batlló, en donde Puig i Cadafalch parece evocar la casita de chocolate de Hansel y Gretel, el cuento de los Grimm.
Ahora ya se ha olvidado, pero una obra de Morris, News from Nowhere oro An epoch of rest, fue el detonante final de la defenestración de Xènius. Traducida por Juan Estelrich, sin que conste, se presentó en 1918 con el título de Extracte de la novel.la utopista ‘News from Nowhere’ (Noves d’enlloc). Pequeño volumen de la colección Minerva que editaba el Consejo de Pedagogía de la Diputación barcelonesa, el presidente de la Mancomunidad Puig i Cadafalch la censuró y la hizo retirar de circulación por escrúpulos morales.
Noticias de ninguna parte fue publicada en 1890, pero la acción de la novela transcurre en un futuro utópico, que Morris sitúa exactamente en 1962, cuando el dinero, la “esclavitud asalariada” y la “tiranía familiar” han sido abolidos. En esta ficción, dice Morris, por boca de su personaje: “Creo comprender el movimiento de emancipación de las mujeres del siglo diecinueve”. O: “Verá naturalmente que todo esto es hoy [1962 ...] una controversia extinguida. Los hombres no tienen ninguna ocasión de ejercer tiranía sobre las mujeres, ni las mujeres sobre los hombres: cosas que se producían ambas en aquellos tiempos pasados. Las mujeres hacen lo que más les place, y los hombres no son ni celosos ni ofendidos”.
El visionario Morris imagina que a setenta años vista no habrá propiedad privada, ni grandes ciudades, ni autoridad, ni sistema monetario, ni tribunales, ni cárceles, ni sistema de clases... ¡Santa inocencia! Más fidedignas que sus profecías son, indudablemente, sus creaciones y diseños que con tanta verdad proclaman que, a pesar de todo, la vida es bella.
Puig i Cadafalch censuró una obra suya y la hizo retirar por escrúpulos morales