Lo que el diseño hace (y lo que debería hacer)
El Museu del Disseny acoge la exposición ‘Desing Does’
En tanto que elemento transformador de la sociedad, pensar en el diseño del futuro es tanto como imaginar cómo viviremos –o queremos vivir– en las próximas décadas. Su impacto tiene consecuencias en el campo de la economía, de la política o del medioambiente, pero también en el de los afectos. Y no siempre de forma positiva. Huyendo de la acostumbrada mirada complaciente, la escuela Elisava puso en marcha un proyecto de investigación que cuestiona el papel actual del diseño –qué se está haciendo y qué se debería hacer–, y que ahora toma la forma de una exposición interactiva que bajo el título Desing Does se presenta en el Museu del Disseny.
¿Podemos vivir sin plástico? ¿Debemos automatizarlo todo? ¿Quién te conoce mejor, Google o tú familia? ¿Consumimos todas las culturas igual? Estos son algunos de los quince interrogantes que plantea la exposición y cuyas respuestas las ha de encontrar cada visitante en otras tantas instalaciones, quince ejemplos de proyectos reales: desde sistemas de defensa militar o aplicaciones de citas a realidad mixta. El visitante aquí no es un mero espectador sino que es invitado a aportar su opinión transformando en parte los contenidos de la propia exposición. “No hemos pretendido poner el diseño en un pedestal sino todo lo contrario”, señala Pau García, exalumno de Elisava y cofundador del celebrado colectivo Domestic Data Streamers, que firma aquí el comisariado de la propuesta junto a Laura Clèries, de Elisava Research.
Domestic Data Streamers, que obtuvo el premio Ciutat de Barcelona 2014 por Sand Falls ,un dispositivo presentado dentro de la exposición Big Data en el CCCB que medía el tiempo que dedica cada espectador a mirar una obra de arte, presenta aquí
Love me Tinder. Se trata de una instalación en la que el visitante puede interactuar con diferentes perfiles de usuarios de Tinder y descubrir así que no todos lo utilizan para buscar compañía sino que en algunos países se ha convertido, por ejemplo, en un arma de persecución de homosexuales.
La muestra plantea un buen número de cuestiones éticas, como si las decisiones sobre la vida o la muerte debería ser tomadas por una máquina, a través de un proyecto, también de Domestic Data Streamers, que reproduce una de las armas autónomas que Corea del Sur tiene instaladas en la frontera del Norte. O la que pone sobre la mesa Marta Giralt en torno a pornografía y realidad virtual, a través de un dispositivo denominado Virtual X Kit para rehabilitar a personas con fantasías sexuales extremas.
La muestra también muestra soluciones a problemas medioambientales, como la del estudio
Skipping Rocks Lab, que ha desarrollado una burbuja comestible hecha con extractos de algas que permite almacenar líquido en su interior y que podría acabar con el plástico en el planeta (cada año van a parar al mar ocho millones de toneladas). O Incluso de identidad. Es el caso de la bandera que diseñó la refugiada siria Yara Said con los colores de los chalecos salvavidas de los emigrantes que llegan a las costas para el equipo de refugiados que participó en los pasados Juegos de Río.
La muestra parte de una investigación de la escuela Elisava y cuestiona el papel de la disciplina