Ciudadanos y PP pactan los presupuestos mientras el PNV se aleja del acuerdo
Rivera destaca la bajada de impuestos a rentas bajas y Montoro relativiza el papel de Cs
El PP y Ciudadanos han llegado finalmente a un acuerdo para la aprobación de los presupuestos del 2018. El pacto, sin embargo, no garantiza su respaldo en las Cortes sin el apoyo del PNV, que volvió a mostrar ayer su rechazo a cualquier acuerdo con el Gobierno mientras siga vigente el artículo 155 en Catalunya.
Después de meses de tiras y aflojas, discusiones públicas y privadas, semanas de parálisis, y un deterioro evidente de las relaciones entre Ciudadanos y PP –hasta tal punto que se especuló con la ruptura del pacto de investidura–, los dos partidos finalmente anunciaron ayer su acuerdo para los presupuestos del 2018, a la espera de que el Gobierno logre el por ahora –al estar condicionado a la aplicación del 155 en Catalunya– difícil plácet del PNV.
El pacto lo cerraron este fin de semana los dos equipos negociadores, después de que Rajoy y Rivera hablaran telefónicamente la semana pasada. En el cambio de postura de Cs ha sido decisivo que la senadora Pila Barreiro, implicada en el caso Púnica, abandonara el grupo del PP para integrarse en el mixto, un paso que en su día dio la fallecida Rita Barberá, cumpliendo así las medidas contra la corrupción incluidas en el pacto de investidura de PP y Ciudadanos.
Pero no sólo. También ha influido la inclusión de algunas de las “exigencias liberales” como la subida de un 2% de las pensiones mínimas y viudedad, la bajada del IRPF para las rentas entre 14.000 y 17.000 euros, el aumento del permiso de paternidad a cinco semanas, el equipamiento salarial para jóvenes y la equiparación salarial de la Policía Nacional y Guardia Civil con los Mossos.
Rivera quiso presentar a bombo y platillo en el Congreso el acuerdo –el segundo de presupuestos que rubrican con el PP–, pero pocas horas más tarde el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro –aunque consideró “muy positivo” el acuerdo– rebajó la huella de Cs en las cuentas generales del Estado limitando su papel al de apoyar las medidas que ya proponía el Gobierno, cuyo anteproyecto de ley presentará hoy en el Consejo de Ministros.
“Son unos recién llegados a la política”, dijo el ministro, cuyos desencuentros con el equipo económico de Cs que lidera Luis Garicano fueron uno de los principales obstáculos para cerrar hace dos años el pacto de investidura. Aquellos choques siempre los solucionaba, con buenas dosis de diplomacia liberal, el entonces ministro de Economía, Luis de Guindos.
Montoro subrayó ayer que fue Rajoy quien anunció la subida de las pensiones más bajas y el que se comprometió a que esta medida se incorporara al presupuesto del 2018, aunque celebró “que otros grupos políticos se sumen a la iniciativa”, en referencia a Cs.
Asimismo, avisó que los acuerdos presupuestarios tienen que ser compatibles con la reducción del déficit público y que la bajada de impuestos no superará la de los ejercicios 2015 y 2016.
Por último, Cristóbal Montoro apuntó que el Gobierno llevará el proyecto presupuestario al Congreso de los Diputados el próximo 3 de abril para presentarlo a los grupos, con los que va a intentar llegar a acuerdos como los logrados con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) o los sindicatos.
Por el contrario, Rivera se otorgó un papel esencial en el diseño definitivo de las cuentas gubernamentales. “Hemos dado un giro político y social a los presupuestos. Montoro no quería dar zanahorias, sólo palos en términos fiscales, le convencimos y al final han tenido que aceptar lo que no querían”,
Rivera destaca la reducción de impuestos y la subida del 2% de las pensiones mínimas y de viudedad
destacó Rivera, enviando su respectivo recado al ministro.
El líder de Cs no tuvo reparos a hacer gala de “haber conseguido” que Cristóbal Montoro aceptara rebajas fiscales para los pensionistas que beneficiarán, dijo, al 80 por ciento de los jubilados que hay en España en un momento de movilizaciones de este colectivo.
No obstante, al Gobierno de Rajoy, además del sí del partido liberal le hace falta al menos contar con los votos del PNV, que hasta ahora ha defendido firmemente que no negociará hasta que no se levante la aplicación del 155 en Catalunya. A pesar de esta dificultad, Rivera cree que el Gobierno puede tener “amarrado” el apoyo de los nacionalistas vascos a la espera de que el conflicto catalán escampe.