José Miguel Calleja, nuevo director general de la ACB
“Sólo espero que en los despachos estemos a la altura de lo que somos capaces de conseguir en las pistas”. Así se expresó José Ramón Lete, presidente del Consejo Superior de Deportes, en la presentación de la Liga Endesa 2017-18, una frase que resumía la difícil situación del baloncesto español, capaz de ganar muchas medallas durante los últimos años –las más recientes el oro de la selección femenina y el bronce de la masculina en el Eurobasket del pasado año– en la pista, pero inmerso al mismo tiempo en muchos conflictos, también internacionales, que lo colocan ante un futuro ciertamente complicado.
El declive de la ACB durante este siglo ha sido evidente y sus últimos directores generales, Albert Agustí y Francisco Roca, han durado poco tiempo en el cargo. Roca se fue el pasado 22 de noviembre y desde entonces la Asociación de Clubs ha vivido una etapa interina convulsa que exigía tomar decisiones. La amenaza de los jugadores ante la Copa del Rey, un torneo con un formato ágil y de enorme interés para los espectadores, fue el último capítulo de nervios antes del nombramiento, ratificado ayer en una asamblea general, de José Miguel Calleja como nuevo hombre fuerte del organismo. Calleja (Madrid, 1974), una persona totalmente ajena al mundo del baloncesto hasta hace muy poco tiempo, es un ejecutivo especializado en gestión empresarial y procede de la empresa PKF Attest –donde era socio y ha estado 19 años–, dedicada a consultorías, auditorías y gestión financiera y corporativa.
El nuevo director general de la ACB es licenciado en empresariales y máster en administración concursal y ha trabajado en la organización y desarrollo de numerosas firmas, especialmente en los sectores audiovisual y tecnológico. En el comunicado de la ACB se destaca que “se trata de un auditor-consultor con gran experiencia en organización empresarial”. Su relación con la ACB empezó en octubre del pasado año con la elaboración de una auditoría que presentó en la asamblea general de diciembre, un trabajo con el que se ganó la confianza de los clubs.
Al margen de ello, el proceso de selección del nuevo cargo continuó, pero los propios equipos llegaron a la conclusión, después de barajar varios nombres, de que la mejor opción era la de Calleja, con quien se habían relacionado en buena armonía durante los últimos meses.
La designación de Calleja es un primer paso en la nueva etapa emprendida por la ACB. De momento queda pendiente la elección de un presidente cuya función será más institucional para no interferir en el cargo del ejecutivo madrileño.