La Vanguardia

POLITIZACI­ÓN

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“Abrid las puertas de los estadios, no somos terrorista­s”, claman los aficionado­s egipcios. Desde el 2012 los partidos se juegan a puerta cerrada (sólo pueden acudir 75 hinchas locales al campo, cantidad que está previsto ampliar a 300) con el pretexto de la masacre de Port Said y los numerosos episodios de violencia, pero sobre todo por el miedo de los políticos a que el fútbol sea un instrument­o contra el régimen. La liga se ha suspendido con frecuencia, como tras la guerra del 48, el golpe del 52 o la Guerra de los Seis Días. Nasser prohibió el fútbol en el año 1967. Con excepción del rey Farouk, todos los líderes han sido hinchas del Al Ahly.

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