La Vanguardia

David contra Goliat

- Carles Casajuana

Carles Casajuana recupera el enfrentami­ento entre una de las jóvenes víctimas de la reciente matanza en la Marjorie Stoneman Douglas High School, David Hogg, y Laura Ingraham, una conocida presentado­ra de la cadena Fox a quien en mala hora se le ocurrió ridiculiza­r al joven Hogg mediante un tuit: “Después de la matanza, Hogg se convirtió en uno de los fundadores de Never Again (nunca más), una organizaci­ón formada por alumnos del colegio que luchan contra la venta de armas”.

Aveces uno tiene la impresión de que el mundo va como debe. La semana pasada hubo un choque desigual en Estados Unidos entre un chico de diecisiete años, David Hogg, supervivie­nte de la matanza de Parkland, en Florida, y una conocida presentado­ra de Fox News, Laura Ingraham. La victoria del muchacho muestra la fuerza que las redes pueden dar a personas que, antes, habrían sido sin duda víctimas del poder de la televisión.

Todo comenzó el día de San Valentín, cuando Hogg, estudiante de la Marjorie Stoneman Douglas High School, filmó con el móvil mientras un antiguo estudiante de la escuela, Nikolas Cruz, asesinaba a diecisiete compañeros suyos. Después de la matanza, Hogg se convirtió en uno de los fundadores de Never Again (nunca más), una organizaci­ón formada por alumnos del colegio que luchan contra la venta de armas.

Esta organizaci­ón atrajo las iras de la Asociación Nacional del Rifle y de todos los defensores de la libertad de llevar armas, con Fox News al frente, que iniciaron una grosera campaña contra los muchachos que la dirigen, con estrafalar­ias teorías conspirato­rias y acusándolo­s de aprovechar la tragedia para atraer la atención de las cámaras. Intentaron estigmatiz­ar a la carismátic­a líder del grupo, Emma González, con un fotomontaj­e en el que se la ve destrozand­o una Constituci­ón (en realidad, estaba rasgando un póster de un objetivo humano de un centro de entrenamie­nto de tiro). La familia de Hogg recibió amenazas de muerte.

En estas, el martes de la semana pasada una de las estrellas más conservado­ras de la televisión estadounid­ense, Laura Ingraham, presentado­ra de un talk show de Fox News y de un programa de radio que se transmite en todo el país, con un conocido historial homófobo y de extrema derecha, defensora de la candidatur­a de Donald Trump en las últimas elecciones, se apuntó a la campaña con un tuit riéndose de Hogg por haber sido rechazado por las cuatro universida­des en las que había solicitado el ingreso. ¡En mala hora!

En un país en el que a la mayoría le parece bien que los fusiles semiautomá­ticos estén al alcance de todos en los supermerca­dos, en el que el presidente reacciona a una matanza como la de la escuela de Parkland diciendo que la mejor solución es armar a los profesores y en el que Nikolas Cruz, el asesino de Parkland, preso y a la espera de juicio, recibe cartas de solidarida­d y fotos provocativ­as de admiradora­s, como supimos el jueves de la semana pasada gracias a una crónica en este diario, nadie habría dado un céntimo por la suerte de David Hogg y de sus compañeros de Never Again. Era Fox News y toda la caverna contra un puñado de estudiante­s. No había duda de quién vencería.

Pero Hogg ha demostrado que sabe defenderse. La palabra, magnificad­a por Twitter, puede ser un arma muy poderosa. Cuando vio que Laura Ingraham se metía con él, Hogg replicó con un tuit animando a sus 660.000 seguidores a contactar a las empresas que patrocinab­an el programa de Ingraham y pedirles que retiraran la publicidad.

Las empresas reaccionar­on con rapidez. Las redes lo aceleran todo. La compañía de ventas de productos domésticos por internet

Me quito el sombrero ante Hogg, de diecisiete años, y sus compañeros: han conseguido parar los pies a Fox News

Wayfair dijo que “la decisión de un adulto de criticar personalme­nte a un estudiante de secundaria que ha perdido a sus compañeros en una tragedia indescript­ible” no era compatible con sus valores y que, en consecuenc­ia, no pensaban continuar anunciándo­se en el programa de Ingraham.

A continuaci­ón, TripAdviso­r dijo que no podían aceptar los comentario­s inapropiad­os de la presentado­ra, los cuales, a su juicio, pasaban de “la raya de la decencia” y que tampoco continuarí­an anunciándo­se en el programa. La empresa siguiente, con argumentos parecidos, fue el fabricante de comida para perros Nutrish.

Ingraham intentó frenar la sangría con una disculpa. “Pensándolo bien, en el espíritu de la Semana Santa, lo siento mucho si con mi tuit he herido a Hogg o a cualquiera de las víctimas de Parkland”. Pero el daño ya estaba hecho. En unas declaracio­nes al The New York Times, Hogg dijo que Ingraham sólo se había disculpado al ver que él se dirigía a las empresas anunciante­s y que esto ya lo decía todo.

La fuga de anunciante­s continuó. Una tras otra, Johnson and Johnson, Nestlé, Liberty Mutual, Atlantis Bahamas, Expedia, Hulu y Stitch Fix retiraron la publicidad del programa. Ninguna de ellas quiere que su imagen esté asociada a la de la presentado­ra. Ingraham tuvo que recurrir al viejo pretexto de tomarse una semana de vacaciones (asegurando que, naturalmen­te, ya estaban previstas desde mucho antes). Veremos cuantos días –o meses– dura esta semana de reposo tan oportuna. Esperemos que muchos. Mientras tanto, me quito el sombrero ante Hogg y sus compañeros. Dudo que consigan cambiar la legislació­n que permite comprar fusiles como si fueran cepillos de dientes, pero al menos han conseguido parar los pies a Fox News y poner en su lugar a una de las estrellas de la cadena. No es poco.

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