Trump sube la apuesta
Pekín advierte que luchará hasta el final y que responderá con contundencia
El presidente de EE.UU. amenaza con una nueva andanada de aranceles sobre los productos chinos, avivando un enfrentamiento que no parece asustar a China, dispuesta a pagar el precio de una más que posible guerra comercial.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sigue enfrascado en su particular partida de póquer con China y no hay día que pase que no suba su apuesta, a riesgo de provocar una guerra comercial entre las dos superpotencias de imprevisibles consecuencias. Ayer, anunció que quiere castigar con nuevos aranceles por valor de 100.000 millones de dólares más a China, que se sumarían a los 50.000 millones ya notificados. Pekín contestó que no teme pagar el precio de una guerra comercial y que responderá con contundencia a las acciones de Washington. La posibilidad de un conflicto comercial sigue al alza.
Si la semana empezó con el temor de que se produjera una escalada de provocaciones entre los dos países, el paso de los días ha confirmado los peores temores. Los intercambios de amenazas no sólo se han convertido en cotidianos, sino que además el tono cada vez es más agresivo. Trump insiste en que no se trata de una guerra comercial, sino de presionar a China para que abra sus mercados. Una retórica que algunos expertos cuestionan que pueda ayudar a forjar algún pacto con Pekín y en cambio sólo perjudicaría a los consumidores de EE.UU.
La respuesta firme de Pekín alimentó ayer esta inquietud y causó temor en los mercados financieros. Las autoridades de Comercio chinas reiteraron no tener miedo alguno a pagar el alto precio que supone un conflicto comercial. “Si EE.UU. insiste en su proteccionismo e ignora la oposición de China y la comunidad internacional, China luchará hasta el final sea cual sea el precio y adoptará contramedidas integrales”, dijo el portavoz de Comercio, Gao Feng, según Xinhua.
Pekín respondió así al anuncio de Trump de pedir a sus funcionarios de Comercio que estudien imponer aranceles adicionales por valor de 100.000 millones de dólares más contra los productos chinos relacionados con la propiedad intelectual.
Una acción que consideró imprescindible ante “la represalia injusta de China” contra las acciones previas de Washington, que impondrá tarifas por valor de 50.000 millones de dólares contra 1.300 productos chinos. Hecho que Pekín replicó con aranceles del 25% sobre productos clave de EE.UU. como la soja, los coches y los aviones medios y pequeños, y aplicará en cuanto la Casa Blanca active sus medidas.
El presidente acusa a la OMC de tratar de forma injusta a EE.UU. y de dar a China “grandes ventajas”
Pekín, asimismo, prosiguió su ofensiva en varios frentes. Por una parte, reclamó en Bruselas la colaboración de la UE para contrarrestar el proteccionismo de EE.UU. y por otro lado presentó una denuncia ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) contra EE.UU. por las tarifas impuestas. Una iniciativa que no gustó a Trump, que se quejó a través de un tuit de que “China obtiene grandes ventajas en la OMC , mientras que EE.UU. es tratado injustamente”.
Y es que China está en el centro de la diana de Trump, que le acusa de causar el enorme déficit comercial de su país. Una cifra que en el caso chino se elevó a 375.000 millones de dólares en el 2017 y que llevó a Larry Kudlow, jefe del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, a declarar a Bloomberg que “China es el problema. El presidente Trump es la solución. Él defiende las empresas y los negocios estadounidenses”. Precisó asimismo que quieren que China deje de violar la propiedad intelectual estadounidense y abra sus mercados.
Kudlow reconoció, no obstante que la estrategia de la Casa Blanca aun no ha tenido ningún efecto y que “las negociaciones entre los dos países para resolver su disputa comercial no han empezado”. Una mala señal para el comercio internacional.