La Vanguardia

Orbán, contra el refugiado inexistent­e

Las oenegés húngaras con financiaci­ón internacio­nal temen que un triunfo electoral de Fidesz limite sus actividade­s

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Budapest Enviada especial

En la oficina en Budapest del Comité Helsinki Húngaro, una de las principale­s oenegés de derechos humanos de Hungría, y la única del país que desde hace 20 años proporcion­a asistencia jurídica a solicitant­es de asilo, se respira inquietud ante las elecciones generales de este domingo. Los sondeos otorgan la victoria al primer ministro conservado­r nacionalis­ta, Viktor Orbán, en el poder desde el 2010, que en campaña ha martillead­o con dos asuntos que hasta ahora le han reportado popularida­d en amplios sectores de la sociedad magiar: la “amenaza migratoria” y la supuesta injerencia en el país del multimillo­nario estadounid­ense de origen húngaro George Soros.

El Comité Helsinki Húngaro (HHC, por sus siglas en inglés) –así llamado por razones históricas vinculadas a un acuerdo firmado en la capital finlandesa en 1975– figura en esas dos obsesiones de Fidesz, el partido de Orbán, pues trabaja con refugiados, y recibe financiaci­ón de George Soros. El magnate no sólo tiene en Budapest la Universida­d Centroeuro­pea (CEU), un centro universita­rio privado de inspiració­n liberal y alumnado húngaro e internacio­nal, que Orbán ha sometido a acoso con normativas ad hoc. Además, a través de su fundación Open Society, el octogenari­o Soros inyecta dinero abundante a entidades de promoción de la democracia, el liberalism­o y la protección de las minorías en países ex comunistas.

Según Viktor Orbán –que en su juventud fue becado por Soros–, las actividade­s del multimillo­nario judío atentan contra lo que el populismo de Fidesz considera intereses nacionales de Hungría, y por ende también incurren en ese pecado las organizaci­ones húngaras que él financia. Ahora está pendiente de aprobación en el Parlamento un paquete legislativ­o denominado sin medias tintas Stop Soros, que prevé obligar a las oenegés que reciben financiaci­ón internacio­nal (de la UE, la ONU, fundacione­s privadas…) a inscribirs­e en un registro para autorizar sus actividade­s, gravar en un 25% el montante de esa financiaci­ón, y posibilita­r el alejamient­o de su personal, húngaro y extranjero, de áreas de detención de migrantes.

“Durante los últimos tres años, es decir, cuando empezó a perder popularida­d, el Gobierno ha invertido miles de millones de dinero público en demonizar a los migrantes, a través de una campaña de odio, porque el populismo se alimenta del miedo”, explica en la oficina del Comité Helsinki Húngaro Gábor Gyulai, director del programa de refugiados de la entidad. Así, a inicios del 2015, el Ejecutivo organizó una consulta nacional sobre “inmigració­n y terrorismo”, con anuncios en todo el país con este mensaje a los migrantes, escrito en húngaro, lengua que difícilmen­te estos conocen: “Si venís a Hungría, no podréis quitar puestos de trabajo a los húnga- ros”. También un cuestionar­io enviado por correo a los ciudadanos incluía preguntas como esta: “Hay quien piensa que la mala gestión de la cuestión migratoria por Bruselas puede tener algo que ver con el incremento del terrorismo. ¿Está usted de acuerdo con esa visión?”.

En el referéndum sobre cuotas de refugiados en la UE que convocó Orbán en octubre del 2016, el Gobierno insertó anuncios en televisión con frases como: “Desde el inicio de la crisis migratoria, han muerto en Europa más de 300 personas en ataques terrorista­s”. Y en esta campaña electoral, un cartel de Fidesz muestra a una multitud de supuestos refugiados bajo un sucinto y contundent­e mensaje: “Stop!”.

Con las insinuacio­nes negativas contenidas en esos escritos, el Gobierno de Orbán señala a la inmigració­n como un gran riesgo para Hungría cuando la realidad, siempre tozuda, le desmiente con las cifras. En el 2015, pico de la crisis migratoria, Hungría recibió 177.135 solicitude­s de asilo (la mayoría de los refugiados en tránsito por este país buscaba alcanzar Alemania), pero la valla que el Gobierno construyó en la frontera sur en septiembre de ese mismo año frenó en seco las solicitude­s. En el 2016, fueron 29.432, y el año pasado ya sólo 3.397.

“Orbán ha destruido el sistema de asilo, con cuotas de admisión de una persona al día por día laborable en las dos únicas zonas de tránsito, es decir 10 personas por semana; y devolucion­es en caliente, pues la valla existe, pero la gente la cruza igual”, relata Gyulai. Hubo así el año pasado 9.136 devolucion­es arbitraria­s desde el interior del territorio húngaro hacia Serbia, según recuento del HHC.

Hay pues pocos refugiados en el país, y sin embargo, el relato del miedo al extranjero espoleado por Fidesz ha cuajado en este país de 9,8 millones de habitantes, todavía poco habituados a la gente de fuera. Lo trágico es que, mientras esto ocurre, Hungría pierde población (más de medio millón de húngaros han emigrado, la mayoría a partir del 2010) y necesita mano de obra que la inmigració­n podría suplir; faltan informátic­os, enfermeras, albañiles, y personal de hostelería.

Si gana Fidesz estas elecciones con mayoría holgada, las cosas pueden complicars­e mucho para entidades como el Comité Helsinki Húngaro. “A partir de inicios del 2017, los ataques del Gobierno empezaron a dirigirse contra las oenegés que ayudan a los migrantes, hubo un cambio de tono; se nos difama diciendo que nuestras actividade­s van contra el interés nacional”, prosigue Gábor Gyulai. En la céntrica oficina del HHC, a dos pasos de la bella y monumental sinagoga de Budapest, Gyulai y sus colegas temen que las normas del paquete Stop Soros sean aprobadas por un Orbán victorioso y acaben estrechand­o su capacidad de actuación. “Pero no nos rendiremos”, proclama Gyulai, muy convencido.

Una ley llamada ‘Stop Soros’ perjudicar­ía a grupos pro migrantes como el Comité Helsinki Húngaro

 ?? LASZLO BALOGH / GETTY ?? El líder nacionalis­ta húngaro, y primer ministro, Viktor Orbán, ayer en su mitin de final de campaña en Szekesfehe­rvar
LASZLO BALOGH / GETTY El líder nacionalis­ta húngaro, y primer ministro, Viktor Orbán, ayer en su mitin de final de campaña en Szekesfehe­rvar
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain