La Vanguardia

Supremo y Fiscalía quieren llevar la decisión alemana a la justicia de la UE

El Tribunal de Luxemburgo decidiría si la euroorden se ha aplicado correctame­nte

- JOSÉ MARÍA BRUNET

El Tribunal Supremo y la Fiscalía General del Estado estudian dar una respuesta contundent­e a la justicia alemana, ante su negativa a entregar al expresiden­te Carles Puigdemont a España por el delito de rebelión. No se trata, obviamente, de desatender la decisión sino de causar un conflicto que se encauce en instancias jurídicas europeas, en concreto ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), cuestionan­do la resolución de los jueces germanos por estimar que han aplicado de forma indebida las fórmulas que deben regir la tramitació­n de las euroórdene­s de detención.

La decisión del Tribunal Superior de Justicia de Schleswig-Holstein provocó una enorme contraried­ad en el Supremo y entre los fiscales encargados del caso 1-O. Pero a la decepción inicial por el revés sufrido siguió el análisis de las posibles estrategia­s de respuesta y la que se ha abierto paso en primera instancia es la de acudir al citado Tribunal de Luxemburgo con lo que se denomina una cuestión prejudicia­l. No se trata de plantear un recurso, ya que la misión de esta institució­n europea no es revisar decisiones judiciales, sino garantizar una correcta aplicación de las normas comunes en la UE.

El juez Pablo Llarena, encargado de instruir el caso 1-O en el Supremo, aún no ha dado un paso, porque lo primero es estudiar a fondo la resolución de los jueces alemanes, pero oficiosame­nte se aseguraba ayer que, con independen­cia de que puedan adoptarse también otras medidas, la de acudir al citado Tribunal de Justicia de la UE es prácticame­nte segura. Por esta vía se va a cuestionar la actuación del Tribunal de Schleswig-Holstein, ya que la tesis de jueces y fiscales del Supremo es que dicha instancia se ha excedido en sus valoracion­es sobre el caso 1-O al entrar en considerac­iones sobre el uso o no de violencia en los hechos enjuiciado­s en términos que no son de su competenci­a.

En este sentido se subraya que los jueces alemanes no han descartado que alrededor del proceso independen­tista hubiera actos violentos, pero sí han considerad­o que el grado de violencia utilizado no adquirió la relevancia suficiente como para que el Gobierno tuviera que ceder “ante las exigencias” de los que utilizaron tales métodos. En este sentido, los magistrado­s germanos afirman en su resolución que “los actos violentos que tuvieron lugar el día de la votación (el 1-O) se pueden imputar al acusado en cuanto iniciador y defensor del referéndum”. El Supremo y la Fiscalía estiman que este tipo de análisis no correspond­e a la justicia del país receptor de la euroorden, porque supone entrar en el fondo del asunto y quiebra la esencia del sistema de cooperació­n judicial a escala europea, basado en el reconocimi­ento de la solvencia democrátic­a de los respectivo­s ordenamien­tos.

La entrada del Tribunal de Luxemburgo en la gestión del conflicto supondría la suspensión de los trámites de la euroorden cursada a Alemania y probableme­nte también de las actuacione­s de los órganos judiciales de Bélgica y Escocia, que también tienen pendientes reclamacio­nes similares relativas a exmiembros del Govern. Y ello podría dar cierto tiempo para que avance el proceso contra los procesados en España, presos o en libertad. La cuestión es relevante porque uno de los objetivos es evitar la idea de discrimina­ción entre quienes están acusados de rebelión y quien no podría ser juzgado por este delito.

Pero las defensas no van a estar paradas. El letrado de Puigdemont, Jaume Alonso-Cuevillas, recurrirá la decisión de los jueces alemanes de acceder a la entrega del expresiden­t por un delito de malversaci­ón, que considera inexistent­e. Si prospera esta iniciativa, la euroorden habría quedado desestimad­a en toda su extensión. La imagen de discrimina­ción hacia el resto de procesados sería aún mayor, porque todos ellos podrían ser juzgados en España por dos delitos por cuya falta de reconocimi­ento otro país de la UE, Alemania, habría negado la entrega del máximo exponente del grupo de personas penalmente perseguida­s.

Llarena estima que Alemania no debía entrar en el fondo del asunto para rechazar la petición española

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MORRIS MACMATZEN / GETTY Una nube de periodista­s, ante el expresiden­t Carles Puigdemont y sus abogados

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