“Hermana entrenadora”
La sudanesa Salma al-Majidi se convierte en la primera mujer árabe, reconocida por la FIFA, que es ‘coach’ de un equipo masculino de fútbol
En Sudán, no existe ningún equipo femenino de fútbol. No hay ninguna ley que lo prohíba, pero tampoco hace falta. En un país gobernado por la ley islámica desde 1983, donde no existe una norma que prohíba específicamente que las mujeres practiquen algún deporte, una sociedad conservadora y el gobierno dominado por los islamistas echan el resto.
Pero Salma al-Majidi, una mujer de 27 años hija de un policía jubilado, se ha convertido no sólo en la primera sudanesa en hacerlo, sino en la primera mujer árabe que entrena a un equipo masculino de fútbol, según ha reconocido la propia FIFA. Majidi sigue los pasos de Mounira Ramadan, que arbitraba partidos de fútbol masculinos en los años setenta, y otra mujer que ha conseguido cierto reconocimiento en la historia del fútbol sudanés. La joven ejerce en el AlAhly, un club de categoría regional en Al-Gadaref, al este de Jartum. Y lo hace ataviada con camiseta de manga larga, leggins y con el pelo oculto bajo un velo negro.
Majidi se “enamoró del fútbol” –como ella misma explica– a los 16 años cuando asistía a los entrenamientos del equipo de su hermano y quedó cautivada por las instrucciones del entrenador y por cada una de sus acciones. Incluso de la forma como ponía los conos para los ejercicios. “Al final de cada sesión, discutía con él las técnicas que enseñaba”, dijo Majidi a la agencia AFP. Ese coach “vio que tenía un don para entrenar y me dio la oportunidad de trabajar con él”, añade.
Poco después, la joven ya se ocupaba de los equipos masculinos del Al-Hilal, de menores de 13 y 16 años, en Omdurman, y luego se hizo cargo de los equipos masculinos de Segunda División AlNasr, Al-Nahda del Nile Halfa y AlMourada. Bajo su batuta, el Nile Halfa y el Al-Nahda incluso terminaron primero en sus campeonatos locales.
El viaje de alguien que sueña con hacerse cargo de un equipo internacional femenino no ha sido fácil. “Sudán es una comunidad de tribus que creen que una mujer debe quedarse en casa”, dice Majidi, quien además tiene un título universitario en contabilidad y gestión. Por eso, tuvo que luchar para imponer su autoridad en el terreno de juego. “Había un jugador que se negaba a obedecerme. Decía que pertenecía a una tribu que creía que los hombres nunca deben obedecer las órdenes de una mujer. Le llevó un mes aceptarla”, explica la joven entrenadora.
También tuvo que luchar contra las reticencias de una familia muy conservadora, según cuenta su padre, Mohamed al-Majidi. Todo cambió el día que su tío –que solía criticarla– vio cómo su sobrina era aclamada por la muchedumbre tras un partido. Desde ese día, “los mismos que la criticaba rezan a Alá para que la ayude”, asegura su padre.
Con el tiempo, las dudas sobre sus habilidades se han disipado, y ahora sus jugadores la llaman “hermana entrenadora”. En un primer momento, “la gente en la calle nos llaman ‘los hijos de Salma’”, recuerda Majid Ahmed, delantero y admirador de Messi.
Ser entrenadora de fútbol a tiempo completo, y pagada como lo sería un hombre, la ha llevado a entrar en la lista de “100 mujeres que inspiran”de la BBC en el 2015.
“Hay limitaciones, pero estoy decidida a tener éxito”, asegura Majidi.
Su pasión por el balompié nació a los 16 años, cuando asistía a los entrenamientos del conjunto de su hermano