Cursos para montañeros imprudentes rescatados
La Generalitat estudia que las personas que precisan un rescate sigan un programa de formación
La persona que sale a la montaña sin el equipo necesario ni formación técnica, sin mapas, sin haber consultado antes la meteorología... y que a causa de este cúmulo de errores requiere un rescate tendrá que hacer un curso de formación para evitar que la historia se repita. La dirección general de Prevenció, Extinció d’Incendis i Salvaments de la Generalitat está madurando un proyecto encaminado a ofrecer la oportunidad de seguir un programa educativo sobre cómo ir al monte a los excursionistas temerarios que han precisado la ayuda de los bomberos para poder regresar a casa, antes que pagar la tasa de salvamento. Sebastià Massagué, jefe de la División de Grups Operatius Especials, confirma que la iniciativa se prevé poner en práctica en el 2019.
Desde el 2010, los bomberos han visto como el número de salvamentos en el medio natural ha ido en aumento. De las 855 operaciones del 2010 se ha pasado a las 1.448 del 2017, de las cuales 828 son específicamente rescates en la montaña. Cada día hay más personas que practican el senderismo y muchas sin los conocimientos esenciales.
El colectivo que más quebraderos de cabeza da es el de los excursionistas que se pierden y que requieren activar dispositivos terrestres o aéreos de los bomberos. Una hora de helicóptero sale a 3.285 euros, entre el coste de hacer volar la aeronave y el del personal (165 euros), un mínimo de cuatro personas entre el piloto, el operador y dos efectivos de los GRAE (Grup d’Actuacions Especials). Pero la búsqueda puede prolongarse durante varias horas y precisar el apoyo de dotaciones terrestres.
La normativa que establece el
cobro de una tasa a las personas auxiliadas en la naturaleza por su comportamiento temerario ha tenido escaso éxito. Desde su entrada en vigor, el 1 de octubre del 2009, sólo se ha cobrado el salvamento a cinco personas, y desde el 2014 a ninguna. Esta norma fue muy criticada por la Federació d’Entitats Excursionistes de Catalunya (FEEC) y por su homóloga española, la Fedme, al entender que es una medida discriminatoria respecto a otros servicios públicos que implican un salvamento y que son gratuitos.
Por eso la tasa se ha aplicado en cuentagotas, en cinco casos flagrantes de conducta temeraria o de gente que llamó a los bomberos en situaciones innecesarias. El importe de esta suerte de multas osciló entre los 366 euros y los 2.393, aunque la cuantía inicial de este última era de más de 18.000 euros, que es lo que costó desarrollar un operativo de tres helicópteros y nueve vehículos con 35 bomberos, además de efectivos del SEM y de los Mossos para ir en busca de un esquiador que provocó un alud al obviar las señales de advertencia y meterse en una pista cerrada de La Masella, en el 2011.
“La normativa nunca ha tenido afán recaudatorio. Lo que queremos es que la gente vaya más preparada a la montaña, incidir más en la prevención que en las multas. Por eso estamos trabajando en que, por ejemplo, quien salga de excursión un día nublado, con mal tiempo, se pierda y tengamos que rescatarlo, que haga un curso como alternativa a pagar la tasa”, detalla Massagué.
Quien sufragaría este programa de formación sería el propio excursionista. La FEEC, que dispone de una larga experiencia en este ámbito de la enseñanza, participa con la división de los Grups Operatius Especials de la Generalitat en la preparación de estos cursillos.
Jordi Merino, presidente de la FEEC, indica que sería esta enti-
EL PRECIO DE RESCATES AÉREOS Una hora de helicóptero sumado al coste del personal sale a 3.285 euros
COMPORTAMIENTOS TEMERARIOS Desde el 2009, la Generalitat sólo ha cobrado cinco salvamentos
dad, junto con los técnicos del Meteocat, los encargados de impartir las clases que podrían prolongarse uno o dos días. Las asignaturas básicas serían seguridad en la montaña, conocimiento del medio y meteorología.
“La idea surgió de un GRAE al ver como seguían aumentando los servicios para ir a buscar a personas extraviadas en el monte. Nos sale más caro dedicar dos o tres horas a encontrar a alguien sin formación alguna que se pierde en el Montseny que ir a socorrer a un escalador que tiene un accidente en una pared de Montserrat”, afir- ma Sebastià Massagué.
A veces la coincidencia de senderistas y también buscadores de setas desorientados copa los recursos de que dispone este cuerpo. “La gente piensan, ya vendrá el helicóptero, pero no siempre es así. No tienen en cuenta que trabajamos en situaciones muy complicadas, a veces de noche, cuando los medios aéreos no pueden volar, con rutas de aproximación muy largas, con riesgo de aludes... Los excursionistas tienen que preparar mejor sus actividades y tener siempre un plan B por si las cosas salen mal”, apunta Guillem Amorós, responsable de los GRAE. Esta Semana Santa hubo días críticos, en los que los tres helicópteros de los bomberos no daban abasto.
En lo que llevamos del 2018, los bomberos han intervenido en operaciones en las que se han registrado 14 muertos en la naturaleza (montaña, barrancos, ríos, mar...), una cifra que no engloba el total de víctimas mortales pues cabría sumar las investigadas en las actuaciones gestionadas por otros cuerpos. Los dos últimos fallecidos se registraron al final de la Semana Santa, el domingo día 1 en la Garrotxa. Un escalador perdía la vida al sufrir una parada cardiorrespiratoria tras caerle una roca en Beuda y una excursionista fue rescatada muerta en la zona de Font del Sant. Este último caso lo han asumido los Mossos d’Esquadra.
Durante este mismo periodo, los bomberos han ejecutado 245 salvamentos, de los cuales 164 en el monte y 29 de ellos durante la Semana Santa.
La improvisación, la escasa preparación física y técnica, la falta del material adecuado, no llevar mapa y no tener en cuenta las previsiones meteorológicas desemboca no pocas veces en una llamada a los bomberos. Las campañas de concienciación no acaban de dar los frutos deseados. Por eso, un siguiente paso podría ser la asistencia a cursos de montaña.