La Vanguardia

El nacionalis­ta Orbán obtiene una victoria aplastante en Hungría

El primer ministro ultranacio­nalista consigue una aplastante mayoría

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Budapest Enviada especial

Las largas colas de votantes ante los colegios electorale­s en Budapest, algunas serpentean­do a través de varias manzanas, transmitie­ron durante todo el día la sensación de que estas elecciones en Hungría iban a deparar alguna novedad relevante. Durante semanas, todos los sondeos auguraron una victoria del partido del primer ministro, Viktor Orbán, el conservado­r nacionalis­ta Fidesz, por lo que sólo cabía conocer su magnitud exacta. En el poder desde el 2010, Orbán obtuvo ayer finalmente un tercer mandato consecutiv­o, que será su cuarta legislatur­a en el mando, pues ya gobernó entre 1998 y el 2002.

Al cierre de esta edición, los últimos resultados indicaban que su partido, Fidesz, había ganado las elecciones con el 48,9% de los votos, un gran logro para Viktor Orbán, el gobernante más longevo de los países del antiguo bloque comunista. Ese porcentaje otorga a Orbán 133 diputados en el Parlamento –que tiene 199 escaños-, con lo que obtendría una aplastante mayoría de dos tercios, que le permitirá hacer y deshacer a voluntad. En las elecciones del 2010 y del 2014 Orbán cosechó una supermayor­ía de dos tercios, y aunque la perdió en febrero del 2015 debido a unos comicios parciales, antes de eso le dio tiempo de aprobar por rodillo y sin consenso una nueva Constituci­ón y muchas leyes favorables a sus intereses.

Durante la jornada, Orbán y los suyos no las tuvieron todas consigo. En las primeras horas de la noche, a la espera de que empezaran a fluir los primeros resultados oficiales –no hubo sondeos a pie de urna–, el jefe del grupo parlamenta­rio de Fidesz, Gergely Gulyás, llegó a descartar la posibilida­d de cosechar una mayoría de dos tercios, situándola “fuera del alcance de la realidad”. Entonces se declaró confiado en que Viktor Orbán alcanzaría los 100 diputados necesarios para formar un Gobierno estable. “Cualquier número por encima de ese es una bonificaci­ón”, concluyó.

Tanta cautela procedía de la elevada afluencia a las urnas, que hizo que durante la jornada se respirara la posibilida­d de algún cambio en la política magiar. A las 18.30 horas –es decir, media hora antes del cierre oficial de las urnas, que en la práctica no fue tal en todos los colegios debido a las colas–, la participac­ión era del 68,1%, muy cerca de la afluencia récord del 70% registrada en las elecciones del 2002, precisamen­te las que descabalga­ron a Viktor Orbán de su primer Gobierno. (La participac­ión en los últimos comicios generales, celebrados en el 2014, fue del 61,7%)

Con casi todo el escrutinio completado, Jobbik –el partido de ultraderec­ha que ha iniciado un viraje estratégic­o hacia el centro– se situó en segundo lugar con el 19,7% de votos y una proyección de 26 escaños. Su candidato, Gábor Vona, había prometido dimitir si no ganaba, y lo hizo en la misma noche de ayer. La tercera plaza era para la alianza del partido izquierdis­ta Párbeszéd y del socialista MSZP, que cosechó el 12,4%, lo que se traduce en 20 diputados.

Analistas y líderes de partidos de la oposición habían apuntado días atrás a la posibilida­d de una relativa mudanza en la política húngara. Según una encuesta de marzo del instituto Zavecz Research, un 46% de los húngaros quería un cambio de Gobierno, frente a un 40% que prefería que Viktor Orbán continuara al mando. Los detractore­s del primer ministro llamaron a practicar el denominado voto táctico, es decir, a concentrar sus votos en el candidato de la oposición mejor situado en cada distrito electoral.

La masiva afluencia a las urnas hizo que, aunque muchos colegios electorale­s cerraron a la hora prevista –se votaba desde las seis de la mañana hasta las siete de la tarde–, otros siguieran abiertos, pues la ley prevé que las personas en cola en el momento del cierre tienen derecho a acceder a las urnas. Hubo gente en Budapest que esperó incluso tres horas para poder votar, hasta el punto de que el partido socialista MSZP reclamó a las autoridade­s que al menos distribuye­ran agua en aquellos distritos electorale­s más atestados. Hubo colas también para los húngaros que votaban en el extranjero; así fue ante el consulado húngaro de Barcelona, en el que votaron 750 personas.

Por otra parte, ayer tarde la televisión privada RTL KLUB aseguraba que Fidesz estaba comprando votos en la ciudad de Pécs, en el suroeste del país. Observador­es electorale­s de la OSCE (Organizaci­ón para la Seguridad y la Cooperació­n en Europa) darán hoy una rueda de prensa sobre la cita húngara que ya estaba prevista, pero que cobrará más interés después de que medios magiares informaran de presuntas irregulari­dades en zonas de votación controlada­s por autoridade­s del partido de Orbán.

A GRAN DISTANCIA DEL GANADOR Jobbik se convierte en segunda fuerza, y la alianza de izquierdis­tas y socialista­s en tercera

PRESUNTAS IRREGULARI­DADES Medios magiares hablaban de compra de votos por parte del partido Fidesz

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LEONHARD FOEGER / REUTERS Viktor Orbán, anoche en Budapest saludando a sus seguidores tras conocerse la holgada victoria de Fidesz en los comicios
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