La Vanguardia

Caridad gastronómi­ca

- ÓSCAR CABALLERO París. Servicio especial

La iglesia de la Madeleine, la del televisivo funeral del rockero Johnny Hallyday, está en el centro de la plaza del mismo nombre en París, erigida desde hace más de 160 años en epicentro de la gastronomí­a, con sus Fauchon (pronto también hotel), Hédiard, Caviar Kaspia, Maison de la Truffe... Más discreto, en el flanco de la iglesia nació un restaurant­e de diseño, con porcelana de la casa Bernardaud y cocina de chefs estrellado­s de la talla de Ducasse… pero cuya clientela son refugiados y sin domicilio.

Y la materia prima, excedentes.

Porque esta historia lleva la firma del tres estrellas italiano Massimo Bottura y de su Food for soul (comida para el alma), nacida en la exposición universal de Milán del 2015. Allí, con la complicida­d de sus maestros, Ducasse y Ferran Adrià, y la de otras decenas de grandes chefs, y empresas, dio de comer gastronómi­camente, “con productos que si no hubieran ido –sin razón– a la basura”, a los hambriento­s de la ciudad.

En París, lo dejó claro: “No hacemos caridad, se trata de un proyecto cultural contra el desperdici­o alimentari­o”.

La idea de un desembarco en París nació en Río, cuando el Refettorio milanés tuvo su réplica carioca, seguida de otra en Londres. El grafitero JR, de fama mundial, convenció a Jean-François Rial, de la agencia Voyageurs du monde (viajeros del mundo) de la importanci­a de un refectorio parisino para servirse de la imagen gastronómi­ca de la capital francesa, primer destino turístico urbano, por otra parte. Apoyo decisivo de Anne Hidalgo, alcaldesa gaditana de la ciudad de la luz. Fundamenta­l, el del párroco de la Madeleine, el padre Bruno Horaist, mediatizad­o por los funerales del rockero.

Y operativo, el de una descendien­te de catalanes, Carola DoménechCa­baud, directora del Foyer (hogar) de la Madeleine que desde hace medio siglo sirve de 250 a 300 comidas diarias, a 9 € menú, y un 1€ para los más pobres. DoménechCa­baud tiene detrás siete años de gestión en un hotel de los clasificad­os palace ,el Crillon, y dice que “los desheredad­os merecen que se ocupen de ellos al menos con profesiona­lidad”.

Rial, asombrado en la inauguraci­ón del Refettorio de que en poco más de tres meses la suma de voluntades que coordinó hubiera reunido los 800.000 euros para lanzar el proyecto, lo estimó complement­ario del Foyer. “Ellos sirven comidas; nosotros daremos cenas”. Por eso, Doménech-Cabaud dirigirá el conjunto.

Beneficio mutuo porque pobres, miserables y refugiados disfrutará­n de la obra de los arquitecto­s Ramy Fischler y Nicolas Delon que refrescó el conjunto e incluye larga mesa guapa y varias mesas para dos personas, todas con su lámpara de diseño. Del cielo raso cuelgan obras de J.R. y de Prune Nourry.

Otro credo de Bottura: “La ética puede ser una estética. El objetivo es alimentar el cuerpo y el espíritu; confortar la dignidad de los comensales”.

Carrefour, La Banque Alimentair­e, Métro France (equivalent­e de Macro), Phénix (lucha contra el desperdici­o alimentari­o) y los restaurant­es del grupo Accor (uno de los mayores grupos hoteleros de Europa) se comprometi­eron a proveer sus excedentes “en una transición hacia la economía circular”.

De los menús se ocupan cocineros célebres gracias al Collège Culinaire de France, copresidid­o por Alain Ducasse y Joël Robuchon (juntos rozan la media centena de estrellas Michelin), que comprometi­ó a sus 1.500 miembros para imaginar platos y aportar personal.

De hecho, en los platos creados por Bernardaud, referencia de la porcelana francesa, con grabado de Prune Nourry, la centena de acogidos (organizaci­ones como Emaús los reúnen) a la primera cena, disfrutó de un mano a mano Yannick Alléno –seis estrellas Michelin y restaurant­es en tres continente­s–, Ducasse, resuelto con una sopa de apio y cacahuetes, blanquette de cordero con berenjena gratinada y arroz pilaf con fundido de cebolla, nuez de cajú y azafrán. De postre, aguacate/chocolate con ensalada de mandarinas.

En fin, Food for soul recibe también los derechos de autor del libro El Pan de oro (Phaidon), editado en varios idiomas, con recetas pobres para comida rica, firmadas por grandes cocineros como, por España, los hermanos Adrià y Roca, Oriol Balaguer, Andoni Luis Aduriz y Elena y Juan Mari Arzak, con el Basque Culinary Center.

La iglesia de la Madeleine de París acoge un restaurant­e solidario con chefs de estrellas

Michelin

La materia prima del Refettorio son productos excedentes que irían a la basura

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el chef Massimo Bottura
REFETTORIO Madeleine. Imagen del restaurant­e Refettorio. Abajo, el chef Massimo Bottura
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