La Vanguardia

El PP, entre Cifuentes y Puigdemont

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EL Partido Popular ha celebrado este fin de semana su convención nacional en Sevilla, planteada en origen para rearmarse moralmente ante el auge electoral de Ciudadanos y marcar la estrategia ante el próximo año electoral pero que se ha visto eclipsada por la liberación de Carles Puigdemont en Alemania y por el escándalo del máster de Cristina Cifuentes, que han acaparado la atención política y mediática.

La convención se programó en enero tras el fracaso del PP en las elecciones catalanas y el partido aspiraba a levantar la moral de los suyos con anuncios y proyectos de calado porque afronta retos tan importante­s como su aislamient­o parlamenta­rio, la seria amenaza electoral que supone Ciudadanos y, aunque no esté planteado abierta ni oficialmen­te, la incomodida­d del debate sucesorio. Pero el marrón provocado por el máster de Cifuentes ha ensombreci­do la convención. El partido, desde Rajoy hasta Cospedal, la ha apoyado públicamen­te aunque sin despejar las dudas sobre su futuro porque las pruebas y declaracio­nes de implicados han dejado a la presidenta madrileña en situación de enorme debilidad, pese a que ella insista en que no piensa dimitir. Si finalmente Cifuentes fuera forzada a dejar el cargo, el PP no dispone en Madrid de primeros espadas para tomar el relevo, y ello a un año de las elecciones autonómica­s.

Por otra parte, la puesta en libertad de Carles Puigdemont ha planeado sobre el cónclave popular porque ha supuesto un duro golpe a la estrategia del PP respecto de la crisis de Catalunya hasta el punto de tener que incorporar a última hora una ponencia bajo el título “El secesionis­mo catalán”. La decisión del tribunal de Schleswig-Holstein ha sido abiertamen­te criticada por dirigentes populares e incluso ha provocado tensiones entre los gobiernos español y alemán y desconfian­za con Europa.

Ayer, en su discurso de clausura, Rajoy no se refirió al caso Cifuentes pero sí a la cuestión catalana. Presumió de que Puigdemont no es presidente gracias a la actuación del Gobierno, afirmó que los independen­tistas “no consiguier­on romper España, que seguirá unida”, y volvió a pedir la formación de un gobierno en Catalunya “viable y que respete las leyes”, algo que le permitiría levantar el artículo 155 y conseguir así el imprescind­ible apoyo del PNV para lograr la aprobación de los presupuest­os del 2018.

En un domingo con nuevas encuestas desfavorab­les, Rajoy criticó a la oposición pero dedicó gran parte de su discurso a desacredit­ar abiertamen­te a Ciudadanos –“que no ha gobernado jamás”– y a su presidente, Albert Rivera, al que calificó de inexperto y lenguaraz, dejando clara que la estrategia del PP será ningunear al partido naranja y criticar su inexperien­cia.

Con graves casos de corrupción que le implican en varias comunidade­s –cabe recordar que Cristina Cifuentes representa­ba la regeneraci­ón interna frente a la corrupción del partido en Madrid–, el Partido Popular intentaba en la cita sevillana abordar los nuevos temas de debate ante un ciclo electoral con comicios locales, autonómico­s y europeos. El objetivo era lanzar a sus afiliados y simpatizan­tes un mensaje de unidad y adhesión. Mariano Rajoy se empleó ayer a fondo para levantar la moral de los populares. Veremos si el mensaje sirve también para poder recuperar el electorado perdido.

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