Digitalización y tercer sector
El tercer sector en España ha avanzado insuficientemente en su proceso de transformación digital. Esto es lo que se desprende de un estudio, realizado en el marco del Programa Esade-PwC de Liderazgo Social, que señala que sólo un 8% de las oenegés tiene en marcha una estrategia troncal que involucre a toda la organización para abordar en profundidad y con éxito los desafíos de la era digital. Eso sí, la mayoría de las organizaciones realizan acciones concretas, principalmente de marketing y comunicación, pero no enmarcadas en un plan global.
Esta falta de urgencia y de intensidad en la transformación digital se debe a que en el tercer sector no ha habido, hasta la fecha, grandes disruptores digitales que amenacen la supervivencia de las organizaciones existentes. Por otro lado, las iniciativas digitales han sido principalmente impulsadas por aquellas personas más proclives y avanzadas en el uso de las nuevas tecnologías y no tanto desde la dirección de las entidades.
En un entorno cada vez más cambiante y exigente, las entidades del tercer sector deben evolucionar en el ámbito digital a mayor ritmo para hacer frente a los grandes retos de nuestra sociedad. Convertirse en una organización madura digitalmente les permite mejorar la atención a sus usuarios a través de programas más innovadores y eficientes. Asimismo contribuye a incrementar sus ingresos y su capacidad de influencia movilizando a un colectivo mayor de personas que participan en las causas que promueven.
La transformación digital en las oenegés es mucho más que una buena selección e incorporación de herramientas tecnológicas. Es un proceso de liderazgo del cambio que exige determinar para cada entidad en qué ámbitos (captación de fondos, comunicación, programas sociales, campañas de influencia, gestión interna…) es más prioritario poner el foco de la transformación y cómo generar un círculo virtuoso entre los avances misionales y la mejora de ingresos que permita abordar nuevas inversiones y esfuerzos. Y todo ello con unos recursos y posibilidades de inversión limitadas.
Finalmente, también es necesario atraer profesionales al sector, que aporten talento digital junto con compromiso social y hacer evolucionar la cultura organizativa de unas entidades en las que domina la aversión al riesgo. Afortunadamente el cambio ya está en marcha.