Lo que el diseño hace (y deshace)
En muchas ocasiones hemos insistido aquí sobre la necesidad de considerar el diseño en un sentido lo más amplio posible, es decir, como una práctica que se inserta y participa de múltiples disciplinas y actividades que tal vez no se corresponden con la concepción más tradicional del trabajo del diseñador/a. Diseñar es mucho más que imaginar y crear objetos o encontrar soluciones prácticas para su aplicación directa en espacios o contextos más o menos inmediatos. Diseñar es también pensar y dar forma a aquello que ni se ve ni se toca, pero que cumple una función precisa dentro de algún proceso, sistema o entorno. Comisariada por Laura Clèries (ELISAVA Research) i Pau Garcia (Domestic Data Streamers), la exposición Design Does (hasta el 13 de mayo en el Museu del Disseny de Barcelona) nos invita a adentrarnos en esta consideración amplia del diseño, y a reflexionar sobre cómo éste puede dar respuestas a múltiples retos y problemáticas globales. El objetivo de la exposición no es dar respuesta a la pregunta ¿Qué es el diseño?, sino examinar lo que el diseño hace y como, a través de sus diversas manifestaciones, es capaz de configurar nuevas realidades sociales, culturales y económicas. Evitando un posicionamiento acrítico, la exposición también apunta hacia diversos usos y aplicaciones en los que el diseño puede resultar problemático o acarrear consecuencias negativas. El diseño, hace pero también deshace.
Planteada como una experiencia interactiva y dialógica, la exposición se articula a partir de quince proyectos completamente diferentes, cada uno de ellos acompañado de un texto explicativo y diversas referencias para ampliar información. Cada proyecto se presenta bajo una pregunta. ¿Cómo unimos lo que la industria separa? ¿Qué fue antes, la bandera o la identidad? ¿De dónde vienen las cosas? ¿Cuál es el límite entre lo natural y lo artificial? ¿Debemos automatizarlo todo? El público está invitado a interrogarse sobre estas y otras diez preguntas más, creando así su propio relato e interpretación de lo propuesto en la exposición. Al final del recorrido, en el último de los espacios, el visitante puede ver reflejadas sus opiniones y contrastar sus puntos de vista con los de otras personas. La información recopilada durante la exposición servirá para extraer algunas conclusiones sobre la comprensión que tenemos del diseño, sus aplicaciones y sus contradicciones. Este último aspecto del montaje resulta especialmente importante porque, tal como hemos sostenido aquí muchas veces, somos cada uno de nosotros, como usuarios y consumidores del diseño, los que decidimos en buena medida lo que este puede hacer o dejar de hacer.