“Barcelona ya no genera convivencia”
Marina Garcés, filósofa, autora de ‘Ciutat Princesa’
Marina Garcés publica Ciutat Princesa (Galaxia Gutenberg, en catalán y castellano) en la que habla sobre Barcelona, la amistad, vida y política, Europa...
¿Cuál fue la chispa del libro?
Obedece a una inquietud y una desorientación en los años inmediatamente posteriores al 15-M, con el giro que supone un escenario de las crisis, la nueva política, el procés... Decidí hacer un trabajo de escritura silencioso que me permitiera encontrar caminos, hilos que se estaban borrando muy rápido, una experiencia acumulada que se estaba perdiendo, y lo hice con el objetivo de orientarme, casi íntimamente. ¿Cómo se pasó del modelo Barcelona ala marca Barcelona?
El tránsito no es un salto que se dé por contraposición, sino por decantación del propio modelo Barcelona.
Cuando lo que se hace es vender sus éxitos y convertirlos en una mercancía, cuando en lugar de un espacio de construcción de vida ciudadana quedan sólo los elementos de exportación de un modelo convertido en producto, se convierte en la
marca Barcelona. La ciudad por sí misma ya no genera convivencias, se han roto los marcos que permitían que viviéramos juntos de forma espontánea.
También reflexiona sobre su vida de compromiso.
Una de las capas que atraviesa todo el libro es compartir la dimensión que el feminismo siempre ha reivindicado, la idea de que lo personal es político y que la política también es personal. Expongo esta dimensión más íntima de cómo se vive una vida comprometida y hasta dónde es sostenible. En vez de esa figura de militante sacrificial que entrega la vida por la causa, yo defiendo las intermitencias de la vida, el trabajo, el cuidado, los hijos, los padres enfermos, el cansancio, sin quemarse, sin desencantarse, sin venderse, sin volverse cínico, sin amargarse, para no romperse por el camino,
Critica al intelectual, tan común, de palabra vacía de vida.
Cuando el discurso intelectual se convierte en una especie de caja vacía de cosas que no se están viviendo, que no tienen más razón de ser que repetirse. Cuando el pensamiento crítico está vacío de vida es ideología, un producto, una marca.
¿Europa está haciendo de su presente la defensa de su pasado?
Europa, me refiero a la Europa política, no tiene proyecto, no mira adelante, se está defendiendo. Eso es muy peligroso, porque construir desde el miedo es construir más fronteras, más defensas, más restricciones. Ahoga por dentro y deja morir hacia fuera.
¿El 15-M parecía abrir un hueco en el muro y en cambio, ha llegado una etapa regresiva? Es muy importante situar todo lo que está pasando localmente en el espacio europeo y mundial. Esas derivas más regresivas y más autoritarias tienen su reflejo en lo que estamos viviendo aquí. Las sombras de la desigualdad, ecológicas, esa guerra que no sabemos cuándo empezó ni cuándo terminará...
¿Qué es la soberanía?
La soberanía es tomar decisiones colectivas. Una de las crisis de hoy es de soberanía. Tras la primera etapa de globalización, los estados están recuperando el monopolio de la soberanía y reforzando las medidas para mantenerla: integridad territorial, fronteras y seguridad. En estos veinte años los movimientos colectivos han hecho que muchas dimensiones de la vida social y cultural hayan desbordado el marco de los estados Las solidaridades internacionales, los problemas medioambientales, humanitarios, la relación entre la vida y la muerte y la posibilidad de encargarnos de ellas colectivamente necesitan formas de reciprocidad, solidaridad y organización que no responden al mapa de la geopolítica actual. El reto es pensarnos desde este tipo de politización capaz de construirse realmente desde los problemas comunes y no desde las identidades ya construidas.
¿La acción se centra ahora en la esfera pública no estatal, geografías políticas tejidas de prácticas concretas de vida en común?
No hay hoy un punto privilegiado desde el que explicarlo todo. En cada cuestión concreta que abordamos, está en juego el todo. Por ejemplo, si hablamos sobre la salud hablamos de ecología, sistema público, Estado, futuro de las pensiones, valores culturales..
¿Y la cuestión de la mujer?
Cuando hablamos de mujer no hablamos de un problema sectorial, lateral de una parte de las injusticias de nuestro tiempo. Por la mujer pasa todo, el gran desplazamiento del último feminismo no es reivindicar los derechos de una parte. En cualquier realidad que hablemos de una mujer –laboral, sexual, cuidados...– estamos hablando del conjunto de relaciones de dominación de nuestras sociedades y eso nos da relaciones concretas de vida desde las cuales podemos ir más allá de los problemas particulares y, en cambio, no nos quedamos en la abstracción de hablar del sistema, como si el sistema fuera una especie de organismo que no sabemos donde está. Está en cada uno de nuestros cuerpos, de nuestros alimentos, de nuestras relaciones afectivas y eso nos hace muy poderosos, porque si el conjunto de relaciones que articulan nuestro sistema de vida lo podemos encontrar en dimensiones tan concretas de nuestras vidas ca-
REGRESIÓN
“La Europa política, no tiene proyecto, no mira adelante, se está defendiendo”
ALARMAS
“Se está construyendo un concepto de violencia que incluye la no violencia”