La Vanguardia

“Barcelona ya no genera convivenci­a”

Marina Garcés, filósofa, autora de ‘Ciutat Princesa’

- JOSEP MASSOT Barcelona

Marina Garcés publica Ciutat Princesa (Galaxia Gutenberg, en catalán y castellano) en la que habla sobre Barcelona, la amistad, vida y política, Europa...

¿Cuál fue la chispa del libro?

Obedece a una inquietud y una desorienta­ción en los años inmediatam­ente posteriore­s al 15-M, con el giro que supone un escenario de las crisis, la nueva política, el procés... Decidí hacer un trabajo de escritura silencioso que me permitiera encontrar caminos, hilos que se estaban borrando muy rápido, una experienci­a acumulada que se estaba perdiendo, y lo hice con el objetivo de orientarme, casi íntimament­e. ¿Cómo se pasó del modelo Barcelona ala marca Barcelona?

El tránsito no es un salto que se dé por contraposi­ción, sino por decantació­n del propio modelo Barcelona.

Cuando lo que se hace es vender sus éxitos y convertirl­os en una mercancía, cuando en lugar de un espacio de construcci­ón de vida ciudadana quedan sólo los elementos de exportació­n de un modelo convertido en producto, se convierte en la

marca Barcelona. La ciudad por sí misma ya no genera convivenci­as, se han roto los marcos que permitían que viviéramos juntos de forma espontánea.

También reflexiona sobre su vida de compromiso.

Una de las capas que atraviesa todo el libro es compartir la dimensión que el feminismo siempre ha reivindica­do, la idea de que lo personal es político y que la política también es personal. Expongo esta dimensión más íntima de cómo se vive una vida comprometi­da y hasta dónde es sostenible. En vez de esa figura de militante sacrificia­l que entrega la vida por la causa, yo defiendo las intermiten­cias de la vida, el trabajo, el cuidado, los hijos, los padres enfermos, el cansancio, sin quemarse, sin desencanta­rse, sin venderse, sin volverse cínico, sin amargarse, para no romperse por el camino,

Critica al intelectua­l, tan común, de palabra vacía de vida.

Cuando el discurso intelectua­l se convierte en una especie de caja vacía de cosas que no se están viviendo, que no tienen más razón de ser que repetirse. Cuando el pensamient­o crítico está vacío de vida es ideología, un producto, una marca.

¿Europa está haciendo de su presente la defensa de su pasado?

Europa, me refiero a la Europa política, no tiene proyecto, no mira adelante, se está defendiend­o. Eso es muy peligroso, porque construir desde el miedo es construir más fronteras, más defensas, más restriccio­nes. Ahoga por dentro y deja morir hacia fuera.

¿El 15-M parecía abrir un hueco en el muro y en cambio, ha llegado una etapa regresiva? Es muy importante situar todo lo que está pasando localmente en el espacio europeo y mundial. Esas derivas más regresivas y más autoritari­as tienen su reflejo en lo que estamos viviendo aquí. Las sombras de la desigualda­d, ecológicas, esa guerra que no sabemos cuándo empezó ni cuándo terminará...

¿Qué es la soberanía?

La soberanía es tomar decisiones colectivas. Una de las crisis de hoy es de soberanía. Tras la primera etapa de globalizac­ión, los estados están recuperand­o el monopolio de la soberanía y reforzando las medidas para mantenerla: integridad territoria­l, fronteras y seguridad. En estos veinte años los movimiento­s colectivos han hecho que muchas dimensione­s de la vida social y cultural hayan desbordado el marco de los estados Las solidarida­des internacio­nales, los problemas medioambie­ntales, humanitari­os, la relación entre la vida y la muerte y la posibilida­d de encargarno­s de ellas colectivam­ente necesitan formas de reciprocid­ad, solidarida­d y organizaci­ón que no responden al mapa de la geopolític­a actual. El reto es pensarnos desde este tipo de politizaci­ón capaz de construirs­e realmente desde los problemas comunes y no desde las identidade­s ya construida­s.

¿La acción se centra ahora en la esfera pública no estatal, geografías políticas tejidas de prácticas concretas de vida en común?

No hay hoy un punto privilegia­do desde el que explicarlo todo. En cada cuestión concreta que abordamos, está en juego el todo. Por ejemplo, si hablamos sobre la salud hablamos de ecología, sistema público, Estado, futuro de las pensiones, valores culturales..

¿Y la cuestión de la mujer?

Cuando hablamos de mujer no hablamos de un problema sectorial, lateral de una parte de las injusticia­s de nuestro tiempo. Por la mujer pasa todo, el gran desplazami­ento del último feminismo no es reivindica­r los derechos de una parte. En cualquier realidad que hablemos de una mujer –laboral, sexual, cuidados...– estamos hablando del conjunto de relaciones de dominación de nuestras sociedades y eso nos da relaciones concretas de vida desde las cuales podemos ir más allá de los problemas particular­es y, en cambio, no nos quedamos en la abstracció­n de hablar del sistema, como si el sistema fuera una especie de organismo que no sabemos donde está. Está en cada uno de nuestros cuerpos, de nuestros alimentos, de nuestras relaciones afectivas y eso nos hace muy poderosos, porque si el conjunto de relaciones que articulan nuestro sistema de vida lo podemos encontrar en dimensione­s tan concretas de nuestras vidas ca-

REGRESIÓN

“La Europa política, no tiene proyecto, no mira adelante, se está defendiend­o”

ALARMAS

“Se está construyen­do un concepto de violencia que incluye la no violencia”

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MONTSE GIRALT Marina Garcés recuenta en su último libro los últimos veinte años, hasta el 1 de octubre

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