La Vanguardia

Ermitaños del bosque canadiense

Jocelyne Saucier, la escritora de Quebec, ofrece un relato conmovedor sobre el derecho a decidir sobre la vida y la muerte

- NÚRIA ESCUR

Esos ermitaños rudos, cabreados y fumadores, que viven a su modo al lado de su perro labrador y no quieren saber nada de forasteros y diletantes llenan las páginas de Y llovieron pájaros (Ed. Minúscula) en un relato conmovedor. La historia de una fotógrafa que adora escuchar los relatos de los mayores. Un grupo de octogenari­os que viven en el bosque, como Tom y Charlie, bajo un solo lema: “La libertad es poder decidir sobre tu vida y sobre tu muerte”.

Jocelyne Saucier (Clair, Nueva Brunswick, 1948), una de las autoras más respetadas de Quebec, ha logrado con esta novela que ha merecido múltiples premios entrar en la vida de esos ancianos solitarios sin molestar. “Yo tuve un hermano que falleció a los 26 años, otro a los 28 y dos más discapacit­ados... así que envejecer me ha parecido un privilegio. Por eso mis personajes no se quejan por ser viejos”. El mensaje de la novela (“uno puede ser feliz incluso el último día de su vida”) es liberador, defiende su editora española: “En estas páginas he encontrado los pasajes más hermosos de los últimos años acerca de la vejez”.

La novela en cuestión se ha convertido en un verdadero fenómeno de ventas en Alemania. Incluye un personaje fascinante, Marie-Desneige, rescatado de la figura real de una tía de la autora. “A los 16 años la ingresaron en un manicomio y allí murió a los 86. Fui a visitarla con mi esposo. ¡Y nos encontramo­s con una mujer lúcida, inteligent­e! Nos tocó el piano... era plenamente consciente de que le habían robado la vida”. Así que cuando Jocelyne Saucier volvió a su casa, a dos mil kilómetros (“donde yo vivo nos toca a un lago por cada siete personas y medio oso para cada uno”) se prometió que le brindaría una segunda vida a su tía. Ella murió cuando el libro todavía estaba en la imprenta.

Ese personaje femenino, a pesar de ser el más frágil de todos, es el único que aporta luz, el único capaz de sacar de la desesperan­za a un grupo de hombres introverti­dos y empecinado­s en la soledad. “Eso sí, libres”.

La leyenda de Boychuck, el supervivie­nte errante entre escombros del gran incendio de 1916, y una exposición de cuadros sirve de envoltorio a este relato sobre un grupo de amigos que, alejados del mundo y fuera de la ley, se ríen de la muerte desde su cabañas. “El título fue un regalo. Me contaron que durante esos incendios los pájaros, entre calor y humo, morían en pleno vuelo... y caían en picado. ¡Lluvia de pájaros!”.

Al inicio del relato esos hombres huraños asumen un pacto: cuando le llegue el momento a alguno de ellos de abandonar esta vida el resto le ayudará con “el frasco de sales”. Es decir, la estricnina. Sólo una historia de amor en la vejez será capaz de lidiar con ello.

La novela de Saucier ha dado lugar a una película, una exposición de cuadros, incluso a una coreografí­a. “La gente se acerca y me cuenta historias de otros ermitaños que conoce. Pero no todo el mundo puede serlo. Para acabar siendo ermitaño primero tienes que haber vivido mucho”.

“Allí donde yo vivo nos toca a un lago por cada siete personas y medio oso para cada uno”, explica la autora

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ANA JIMÉNEZ Jocelyne Saucier, por primera vez en Barcelona, presentó la que es su cuarta novela

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