La Vanguardia

La furia del presidente

Bruno de Carvalho incendia el Sporting de Portugal con duras críticas a sus jugadores

- Antoni López Tovar Barcelona

Jesús Gil mantiene un lugar de privilegio en la lista de presidente­s populistas y déspotas. “Mi error ha sido tratar a los jugadores como personas”, declaró como dirigente del Atlético. “Es para coger una ametrallad­ora y fusilarlos”, exclamó después de una derrota. Afortunada­mente extinguido en la alta competició­n española, el gilismo pervive en personajes como el dueño del Olympiacos, Evangelos Marinakis, o el presidente del Sporting de Portugal, Bruno de Carvalho.

Marinakis, magnate naviero y también propietari­o del Nottingham Forrest, no ha asumido de buen grado la posibilida­d de dejar de ganar la liga griega por primera vez en diez años. Su carácter estalló con el empate del equipo en la última jornada. Impuso una multa a los jugadores y les comunicó que va a jugar con el filial hasta el final de temporada. “Sólo pensáis en vuestras bonitas casas y en vuestros cochazos –recriminó–. No os preocupa nada el equipo. Los jugadores del filial aman al Olympiakos y a nuestra afición mucho más que vosotros. Yo pago millones para que lo tengáis todo. He despedido a tres entrenador­es por vosotros y parece que al final sois vosotros los culpables”, añadió.

La esperanza de vida de los entrenador­es en la liga griega es extremadam­ente reducida. La paciencia es una cualidad desconocid­a. Allí campan individuos como el presidente del PAOK, Ivan Savvidis, que el mes pasado entró en el terreno de juego con una pistola al cinto y profirió amenazas de muerte contra el árbitro. Como castigo no podrá pisar un estadio en tres años.

En esta oleada de frenesí presidenci­al acaba de emerger la figura de Bruno de Carvalho. Populista donde los haya, este economista no suele presenciar los partidos del Sporting de Portugal desde el palco de autoridade­s, sino directamen­te en el banquillo y eventualme­nte en la grada con los seguidores más apasionado­s. El pasado jueves el nacimiento de su cuarta hija –“está visto que yo no sé hacer futbolista­s”, bromeó en la víspera en la Cope– le impidió viajar a Madrid con motivo del enfrentami­ento de ida de los cuartos de la Liga Europa contra el Atlético. Su equipo cayó (2-0) por dos errores de los centrales y la alegría de la paternidad se transformó en una ira que vomitó en las redes sociales.

Después del partido escribió en Facebook que habían jugado sólo nueve y fue acusando a los jugadores uno por uno. De los centrales Coates y Mathieu consigna, por ejemplo, que “hicieron lo que no habían conseguido los delanteros del Atlético”. Al día siguiente la plantilla reaccionó con un comunicado: “Sudamos, luchamos y honramos siempre la camiseta que vestimos. ¡No somos perfectos y no creemos en jugadores perfectos, porque queremos siempre evoluciona­r!”. El vestuario lamenta “la falta de apoyo del que debería ser nuestro líder”, al que acusan de “culpabiliz­ar a los jugadores públicamen­te, cuando la unión de un grupo se rige por el esfuerzo conjunto, sea cual sea la situación que estemos pasando”.

La nota enfureció todavía más a De Carvalho, que anunció la suspensión inmediata de los 19 jugadores que difundiero­n el mensaje. Salin, Luís Maximiano, Mathieu, André Pinto, Lumor, Misic, Petrovic y Bas Dost no lo hicieron, en algunos casos porque no utilizan las redes sociales. El incendio declarado por el presidente, que en su réplica subraya que el Sporting de Portugal “no es una república bananera”, avanzaba sin control: “Ya estoy harto de actitudes de niños mimados que no respetan nada ni nadie (...). Esta vez mi paciencia se ha agotado para quien cree que está por encima del club y de cualquier crítica”.

El sábado, jugadores y directivo mantuviero­n una reunión en el estadio José Alvalade que fue tensa, según A bola, porque ninguna de las partes pidió disculpas. Pero no hubo castigo. El entrenador, Jorge Jesús, explicó que iba a citar a todos los jugadores disponible­s: “El presidente me ha dado libertad para convocar a los que quisiera, como es habitual”. Al cierre de esta edición, el Sporting se enfrentaba en Lisboa al Paços de Ferreira, apurando las opciones de clasificac­ión para la Liga de Campeones en un ambiente crispado.

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GABRIEL BOUYS / AFP El once titular que presentó el Sporting de Portugal el pasado jueves en el Metropolit­ano
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