Que pregunte el filósofo
El fichaje estrella de la temporada no es brasileño, ni lo ha hecho ningún jeque árabe y ni siquiera destaca por jugar al fútbol. Es escocés, le ha fichado Apple y destaca por ser una de las autoridades mundiales en inteligencia artificial. Es sonado porque hasta ahora John Giannandrea era el jefe de inteligencia artificial de Google, responsable entre otros de incorporar la IA en el buscador de Google, en GMail y en su asistente de voz. A partir de ahora Giannandrea se encargará del aprendizaje máquina y estrategia en IA de la empresa de la manzana.
Las potencias económicas mundiales y las tecnológicas de Silicon Valley se hallan a la cabeza de la carrera por la IA fuerte –aquella capaz de simular un comportamiento inteligente en cualquier campo del conocimiento humano, y eventualmente ser consciente de sí misma–. Google, Facebook, Amazon, IBM, Apple, Microsoft y Uber pugnan por los mejores profesionales del sector; los expertos en IA son los más buscados ahora mismo, con sueldos que pueden llegar a superar las seis cifras. Uber vació literalmente un departamento de la Universidad de Carnegie Mellon con el fichaje de 40 ingenieros a los que dobló el sueldo.
El de Giannandrea no es el primero de los grandes fichajes que Apple ha hecho en IA, un campo donde tiene una ligera desventaja respecto a las otras grandes tecnológicas. A la base de la IA se encuentran los datos masivos que las tecnológicas recogen –personales, de sensores, de Wikipedia, de bases de datos– para enseñar a los algoritmos cómo es el mundo. Y aquí, Apple topa con sus propias restricciones en cuanto a la utilización de datos privados. Contrasta con la ligereza con la que empresas como Facebook tratan los datos personales, explotándolos para hacer experimentos psicológicos o cediéndolos a terceros, o como gobiernos como el de China recogen todo tipo de datos sensibles de forma masiva.
Desde Steve Jobs que la empresa más valiosa del mundo se ha decantado siempre por la privacidad cuando esta ha entrado en conflicto con la personalización. En la presentación del nuevo fichaje, Apple ha manifestado que están desarrollando la tecnología que permitiría que los algoritmos aprendieran de nuestros datos sin poner en riesgo nuestra privacidad.
Pero, ¿quién define el riesgo? ¿Cómo determinamos si hay conflicto? Si llegamos a desarrollar una IA fuerte, ¿puede hacerlo un algoritmo? ¿Puede un algoritmo plantearnos nuevas preguntas? ¿Las puede también responder? ¿Son estas las preguntas correctas?
Otro de los perfiles más buscados en Silicon Valley es el de filósofo. Filósofo práctico, filósofo de empresa o filósofo residente, profesionales que en vez de encontrar respuestas, buscan preguntas, profesionales que, como decía Richard Feynman, prefieren preguntas que no puedan responder a respuestas que no puedan cuestionar. Veo claro el próximo fichaje de Apple.
Inteligencia artificial y filosofía, las carreras con más futuro en Silicon Valley