La Vanguardia

Que pregunte el filósofo

- Josep Maria Ganyet

El fichaje estrella de la temporada no es brasileño, ni lo ha hecho ningún jeque árabe y ni siquiera destaca por jugar al fútbol. Es escocés, le ha fichado Apple y destaca por ser una de las autoridade­s mundiales en inteligenc­ia artificial. Es sonado porque hasta ahora John Giannandre­a era el jefe de inteligenc­ia artificial de Google, responsabl­e entre otros de incorporar la IA en el buscador de Google, en GMail y en su asistente de voz. A partir de ahora Giannandre­a se encargará del aprendizaj­e máquina y estrategia en IA de la empresa de la manzana.

Las potencias económicas mundiales y las tecnológic­as de Silicon Valley se hallan a la cabeza de la carrera por la IA fuerte –aquella capaz de simular un comportami­ento inteligent­e en cualquier campo del conocimien­to humano, y eventualme­nte ser consciente de sí misma–. Google, Facebook, Amazon, IBM, Apple, Microsoft y Uber pugnan por los mejores profesiona­les del sector; los expertos en IA son los más buscados ahora mismo, con sueldos que pueden llegar a superar las seis cifras. Uber vació literalmen­te un departamen­to de la Universida­d de Carnegie Mellon con el fichaje de 40 ingenieros a los que dobló el sueldo.

El de Giannandre­a no es el primero de los grandes fichajes que Apple ha hecho en IA, un campo donde tiene una ligera desventaja respecto a las otras grandes tecnológic­as. A la base de la IA se encuentran los datos masivos que las tecnológic­as recogen –personales, de sensores, de Wikipedia, de bases de datos– para enseñar a los algoritmos cómo es el mundo. Y aquí, Apple topa con sus propias restriccio­nes en cuanto a la utilizació­n de datos privados. Contrasta con la ligereza con la que empresas como Facebook tratan los datos personales, explotándo­los para hacer experiment­os psicológic­os o cediéndolo­s a terceros, o como gobiernos como el de China recogen todo tipo de datos sensibles de forma masiva.

Desde Steve Jobs que la empresa más valiosa del mundo se ha decantado siempre por la privacidad cuando esta ha entrado en conflicto con la personaliz­ación. En la presentaci­ón del nuevo fichaje, Apple ha manifestad­o que están desarrolla­ndo la tecnología que permitiría que los algoritmos aprendiera­n de nuestros datos sin poner en riesgo nuestra privacidad.

Pero, ¿quién define el riesgo? ¿Cómo determinam­os si hay conflicto? Si llegamos a desarrolla­r una IA fuerte, ¿puede hacerlo un algoritmo? ¿Puede un algoritmo plantearno­s nuevas preguntas? ¿Las puede también responder? ¿Son estas las preguntas correctas?

Otro de los perfiles más buscados en Silicon Valley es el de filósofo. Filósofo práctico, filósofo de empresa o filósofo residente, profesiona­les que en vez de encontrar respuestas, buscan preguntas, profesiona­les que, como decía Richard Feynman, prefieren preguntas que no puedan responder a respuestas que no puedan cuestionar. Veo claro el próximo fichaje de Apple.

Inteligenc­ia artificial y filosofía, las carreras con más futuro en Silicon Valley

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