La UE se resigna a trabajar con un Orbán triunfante y crecido
Las felicitaciones van seguidas de avisos sobre respeto a los valores europeos
La Unión Europea se resigna a trabajar con Viktor Orbán. No le queda otro remedio. Su victoria aplastante en unas elecciones razonablemente limpias fuerza a sus socios a aceptar la convivencia con un Gobierno polémico que ahora, reforzado por los resultados electorales, puede convertirse en más intratable que nunca. Además, crece también su papel dentro del grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia), cuatro países del Este europeo que defienden posturas muy nacionalistas en el interior de la Unión Europea.
Por lo tanto, la respuesta al triunfo de Orbán se conforma con felicitaciones en tono moderado acompañadas de avisos para navegantes. Es el caso de la Comisión Europea, que “está impaciente por trabajar con el nuevo Gobierno húngaro sobre los numerosos retos comunes que nos esperan en los próximos meses”, según declaró el portavoz Margaritis Schinas. Pero a la felicitación y a la llamada que su presidente, Jean-Claude Juncker, se comprometió a hacer a Viktor Orbán, se les une un recordatorio sobre la importancia de los valores europeos: “La UE es una unión de democracias y de valores. El presidente Juncker y la Comisión creen que la defensa de estos valores y de sus principios es un deber común de todos los estados miembros sin excepción”.
El éxito electoral de Orbán le ha valido el aplauso de líderes eurófobos como la francesa Marine Le Pen, el británico Nigel Farage y el holandés Geert Wilders. Pero no sólo de ellos. Fuerzas mucho más convencionales y ortodoxas han dado su apoyo al primer ministro húngaro. Hay que tener en cuenta que su partido, el Fidesz, forma parte del Partido Popular Europeo, la principal fuerza en el Parlamento, a la cual aporta 11 diputados. Así se entiende mejor que el líder parlamentario del PPE, Manfred Weber, le felicitara por su “clara victoria”. En declaraciones a Afp, Weber añadió que “es una victoria democrática para Orbán y para su partido”, y que espera que respetará los “valores fundamentales de la UE”. Según Weber, “por el momento siempre los ha respetado”.
No es una opinión generalizada. Este jueves, la Comisión de Libertades Civiles, Justicia e Interior del Parlamento Europeo debate precisamente si los valores europeos corren peligro en Hungría, y si debe solicitarse la aplicación del artículo 7 de los tratados, el que permite en último extremo limitar el derecho de voto de un país en las instituciones europeas. No es la primera vez que se discute esta posibilidad respecto a Hungría, pero el primer ministro Orbán tiene dos grandes bazas, sus victorias repetidas y sus aliados. En Alemania no está en sintonía con la populista AfD, sino con el sector más duro de la CDU; en Austria, no negocia con el Partido de la Libertad, de extrema derecha, sino con el Partido Popular del actual canciller, Sebastian Kurz. Son aliados mucho más presentables y también mucho más influyentes. Desde Alemania, Merkel le felicitó pero recordando las divisiones que los separan.
Celebran la victoria los eurófobos Le Pen, Farage y Wilder, pero también el PPE, del cual Fidesz forma parte