El espíritu del pasillo
El Madrid ha logrado que el pasillo sea casi una cuestión de Estado. La declaración de su entrenador, Zinédine Zidane, diciendo que el equipo blanco no se lo haría al Barça porque los blaugrana no se lo hicieron con ocasión del Mundialito ha abierto un debate interesante. Hasta ahora la mayoría de los futbolistas y deportistas se habían mantenido al margen de las decisiones que tomaban los directivos. Siempre han querido ser un ejemplo de valores y transmitir una actitud de deportividad frente a, a veces, una grada excesivamente alterada o dirigentes y medios un poco hooligans. Zidane rompió con ese espíritu. “Es una decisión solo mía”, se apresuró a matizar, tal vez con demasiada prisa.
Es evidente que Zidane entiende el pasillo como una humillación para quien lo hace, en lugar de lo que debe ser, que es un reconocimiento entre deportistas. Un equipo ha sido campeón y se le aplaude. No hay drama. El Barça lo ha hecho siempre que le ha tocado en la Liga. No así en el Mundial de Clubs porque por norma considera que sólo debe hacerse si se juega la misma competición y el FC Barcelona no la jugó. En el año 2016, el Madrid también fue campeón del Mundialito y ni Sevilla primero (en la Copa) ni Granada después (en la Liga) le hicieron pasillo alguno en los dos siguientes encuentros que disputó el conjunto blanco. Ni el Madrid, ni sus jugadores, ni sus directivos, ni su entrenador lo reclamaron. No era el Barça, claro.
Es muy posible que Cristiano Ronaldo no quiera aplaudir a Messi, como en su día no quiso estar en un Balón de Oro del argentino o que no le importe. Da igual. Lo que sí es evidente es que a partir de ahora el Madrid
Aplaudir al rival ha de ser fruto del reconocimiento entre buenos deportistas, no un gesto de humillación
no podrá hablar muy alto de señorío. Puede no hacer el pasillo y no pasa nada. Tampoco es tan transcendente, o al menos no debería serlo, pero da la sensación de que hay un cierto complejo en la casa blanca con este tema, porque se entiende poco que Zidane saliera tan pronto a comentarlo. ¿Y si cuando llega el momento el Barça aún no puede ser campeón? ¿Qué necesidad había de decirlo ahora, justo un día antes del derbi ante el Atlético?
Además, esto no es una cuestión de entrenadores. Es de jugadores. Es de deportistas. Es de compañeros de selección, de futbolistas que compiten en la misma competición (aunque el Madrid en la Liga este año haya competido poco). Seguramente muchos aficionados blancos están de acuerdo en hacer el pasillo. Vale la pena recordar que en el Bernabeu se aplaudieron los goles de Ronaldinho o al propio Iniesta. Zidane tiene tiempo de rectificar y valdría la pena que lo hiciera. Sería un gesto de buen deportista.