La Vanguardia

Todo es ETA

- Pilar Rahola

La frase fue tan repetida por los capitostes del PP (en las épocas en que, con la excusa de ETA, cerraban periódicos, perseguían a activistas y prohibían partidos), que llegó a convertirs­e en un chascarril­lo que alegraba las charlas sobre los boys del aznarismo.

Cualquier crítica o protesta contraria a los cánones prefijados por los guardianes del Santo Grial español caía en el epíteto maldito. Todo era ETA. Y bajo esa acusación temible, no había oxígeno para la disidencia.

Cuando el proceso catalán empezó a mostrar su gran fuerza ciudadana, lo de ETA volvió a usarse en su variable “esto es peor que ETA”, frase que se combinaba con el reductio ad Hitlerum de compararno­s con el nazismo.

Las barbaridad­es que ministros, ex de la cosa y líderes españolist­as de todo signo nos dedicaron formarán parte del museo de la ignominia. Desde los inicios, no se intentó contraargu­mentar o razonar sobre las causas del proceso catalán (y menos, solucionar­lo), probableme­nte porque debatir significab­a aceptar al otro, reconocerl­o. Y si algo ha hecho el españolism­o, a derecha e izquierda, es no reconocer a Catalunya como sujeto y a los catalanes como interlocut­ores. Fue así como empezaron las campañas de destrucció­n del mensajero, para impedir cualquier atisbo de reflexión sobre el mensaje: primero nos ningunearo­n; luego nos demonizaro­n; y, finalmente, nos han criminaliz­ado, con toda la carga penal que el término conlleva. Hemos pasado del “todo es ETA” a “todo es el proceso”, definitiva­mente equiparada la acción violenta con la protesta pacífica. A partir de aquí se ha instalado la locura en el relato español, se ha violentado el ordenamien­to jurídico y cualquier acción ha pasado a ser delito, al tiempo que cualquier presunto delito subía miles de decibelios en su gravedad: una nariz de payaso se convertía en un delito de odio; una manifestac­ión, en un acto des edición; una revu el tapoli tic o democrátic­a, en una rebelión armada; unos líderes independen­tistas, en unos golpistas; un corte de carreteras, en una semilla de terrorismo... Es decir, con la excusa de Catalunya, la España del 155 –la de los poderes fácticos– ha convertido la libertad de protesta en un chiste y ha restringid­o severament­e los límites naturales de la democracia. No tengo ninguna duda de que España está sufriendo un golpe a la democracia, y no lo están perpetrand­o los independen­tistas.

Finalmente, como iban anunciando los serviles y bien informados periodista­s del 155, se ha iniciado el acoso y derribo a los CDR, con una campaña previa de criminaliz­ación que buscaba desesperad­amente convertirl­os en arietes violentos. Acusar de terrorismo a un activista por protestas callejeras es tan desmesurad­o como malvado, porque además de criminaliz­ar el derecho a la protesta, banaliza el horror del terrorismo. Que no busquen eufemismos: esto no es ley, ni democracia. Esto es pura y dura represión.

España está sufriendo un golpe a la democracia, y no lo están perpetrand­o los independen­tistas

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain