La Vanguardia

A casa con la rodilla restaurada

El rey bromea al abandonar el hospital: “No sé si correré los 100 metros, pero andaré mejor”

- MARIÁNGEL ALCÁZAR

“Los 100 metros no sé si los correré, pero desde luego andaré mucho mejor”. Con esas palabras resumía el rey Juan Carlos su paso por el quirófano para que le fuera sustituida la prótesis de su rodilla derecha, que llevaba implantada desde hace casi siete años, por otra de nueva generación.

El padre del Rey abandonó ayer por la mañana el hospital Universita­rio La Moraleja, donde fue operado el pasado sábado. En Madrid llovía, y el paciente salió en coche, sentado en el asiento del copiloto, vestido con camisa de rayas , sujeta a la muñeca con gemelos, y un chaleco de loneta. “Estoy muy contento”, dijo al salir, en referencia al resultado de la operación, mientras varios micrófonos de los medios de comunicaci­ón que esperaban la salida se dirigían hacia la ventanilla del todoterren­o en el que se circulaba hacia la Zarzuela. El rey, que ha permanecid­o tres días ingresado, continuará su recuperaci­ón en su residencia bajo supervisió­n del equipo médico de la Casa del Rey, encabezado por el doctor Miguel Fernández Tapia-Ruano. La prótesis nueva mejorará su movilidad, le permitirá mayor flexibilid­ad en la rodilla y más estabilida­d al caminar, aunque resulta difícil que pueda prescindir de la ayuda de un bastón ya que el problema de fondo es la cadera, su punto débil. A la fisura de pelvis que sufrió en 1983, mientras esquiaba en Gstaad, se suma una caída en Botsuana que le provocó una fractura. Esa última operación en la cadera, realizada por el doctor Ángel Villamor, se realizó hace justo seis años y tuvo que ser corregida en noviembre del 2013. Fue entonces cuando se recurrió al doctor Miguel Cabanela, que llegó de la clínica Mayo de Minesota (EE.UU.) para operar casi de urgencia al entonces Rey, a quien la prótesis de su cadera derecha le había provocado una grave infección; el doctor corrigió el desastre y se mostró optimista, pero sus previsione­s de recuperaci­ón total no se han cumplido.

El pasado sábado, el mismo día de su operación, el rey, que pasó 24 horas en la UCI, recibió la visita de los Reyes y de la reina Sofía. La presencia sirvió también para despejar la tormenta provocada por las imágenes captadas a la salida de misa en la catedral de Palma en las que la reina Letizia impedía que la reina Sofía posara, dentro de la iglesia, para una foto con sus nietas. Según han atestiguad­o perso-

El cambio de la vieja prótesis por una de nueva generación tiene como objetivo mejorar su movilidad

nas que se encontraba­n en el interior del hospital, tanto el Rey como la Reina y también la reina Sofía estuvieron en el cubículo de la unidad de cuidados intensivos donde se encontraba el paciente. El rey Felipe permaneció dentro cuando salieron las dos reinas, que, a continuaci­ón, departiero­n con el equipo médico que atendía al rey Juan Carlos. Al día siguiente, y con el rey ya en una habitación de planta, de nuevo sus familiares estuvieron con él, incluidas sus nietas, Leonor y Sofía, y también la infanta Elena y sus hijos Felipe y Victoria. El propio rey ha hecho llegar a sus allegados su enfado por algunas informacio­nes, ofrecidas en programas de entretenim­iento, que aseguraban que había impedido el paso de la reina Letizia a la habitación. Desde su abdicación, el 17 de junio de 2014, el rey Juan Carlos, que el pasado 5 de enero cumplió 80 años, ha tenido una vida más tranquila. Sus problemas de movilidad no le han impedido viajar , ni tampoco la práctica de la vela, aunque ahora navega en una embarcació­n de la clase de seis metros que le permite estar sentado.

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El rey Juan Carlos, ayer a su salida del hospital Universita­rio de La Moraleja donde el sábado fue intervenid­o de su rodilla derecha
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J.J. GUILLÉN / EFE

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