La Vanguardia

Barcelona en un diván

Nueve expertos analizan en el CCCB las carencias y el futuro de la cultura de la ciudad

- Ignacio Orovio Barcelona

En la novela Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, Carmen Sotillo vela el cadáver de su marido, en un diálogo en el que salen a relucir detalles de sus años de convivenci­a. Mario fue ayer Barcelona: el digital cultural Hänsel & Gretel organizó en el Centre de Cultura Contemporà­nia de Barcelona (CCCB) una jornada –Cinco horas con Barcelona– en la que nueve personalid­ades de la cultura fueron sucesivame­nte interrogad­as por dos Cármenes –los creadores de la publicació­n, Fèlix Riera y Llucià Homs– sobre el estado de la cultura en la ciudad. Todo el debate fue grabado y se convertirá en un documental.

Los nueve analistas ofrecieron diagnóstic­os cruzados sobre la ciudad, sin conclusión. Denominado­r común: pesimismo esperanzad­o.

La sensación de que la ciudad no vive sus mejores momentos, no por la severísima crisis política entre Catalunya y España, o no sólo, sino porque la inercia del maragallis­mo ha llegado a velocidad cero y, tras la etapa de Xavier Trias, el gobierno de Ada Colau no ha sabido o querido o podido hacer bandera de la cultura. O simplement­e, con su exigua minoría, ha tenido otras novias.

Los nueve francotira­dores fueron el director del CCCB, Vicenç Villatoro; la filóloga y ahora política Laura Borràs (que ha llegado a sonar como futurible presidenta de la Generalita­t); el director del área de cultura de la Fundació La Caixa, Ignasi Miró; el dramaturgo Jordi Casanovas; los periodista­s Josep Maria Martí i Font y Miquel Molina, director adjunto de La Vanguardia ; el director del Grec, Francesc Casadesús; el catedrátic­o de Literatura de la UPF Antonio Monegal; y el cineasta Albert Serra. Además de describir su relación con la ciudad, Riera y Homs lanzaron hilos sobre modelo de ciudad, potenciali­dades, defectos, ideas de futuro...

Apenas cuatro horas antes de que el Barça se enfrentara a la Roma, Villatoro defendió una “concepción Barça” de la ciudad y de su sistema cultural. “Prefiero la concentrac­ión de excelencia más que la dispersión mediocre, mejor un equipo que pueda jugar la Champions que 23 en regional”. Lo que, traducido a un ejemplo cultural, significa que “el Liceu está a un par de horas de cualquier punto de Catalunya”. Más o menos. Por ello, Molina defendió “una cultura de base conectada con las grandes institucio­nes, donde el inicio de camino pueda ser la Esmuc y el final el Liceu”.

Para Casanovas, que comenzó en la sala de Sants Flyhard y representa ahora en institucio­nes como el Teatre Nacional de Catalunya, “el ascensor se ha estropeado. Mi generación puede mostrar su trabajo en todo el mundo, pero la que viene detrás tiene muchos problemas. Tienen más cancha las viejas glorias

La inercia heredada del maragallis­mo se acabó y Colau no ha sabido o querido hacer bandera de la cultura

El mapa de institucio­nes que tenemos es muy razonable, aunque nos ha faltado diseño estratégic­o” Vicenç Villatoro Director CCCB

Tenemos la marca Barcelona, basada en el turismo, pero ojo, que hay modas que pasan” Josep Martí i Font Periodista y escritor

Toda una generación está bien formada, pero rendimos demasiado tributo a quienes lo hicieron posible” Jordi Casanovas Director teatral

No ha habido un plan para hacer necesaria la cultura. Los jóvenes no sienten que se pierden algo” Ignasi Miró Fundació La Caixa

A todo el mundo le interesa una Barcelona fuerte: al que la quiere capital de su Estado y al que no” Miquel Molina Dir.adjunto La Vanguardia

que las apuestas de futuro”. “Estamos en una ciudad –abunda– donde toda una generación está bien formada y no se aprovecha. Rendimos demasiado tributo a quienes lo hicieron posible. Están acabando su trayecto vital y repasamos su pasado, pero no miramos al futuro. Y por eso mucho talento huye”.

“Falta relevo –analizó Ignasi Miró–, porque no hemos mirado quién venía detrás, y tenemos una genera- ción muy formada que por tanto puede ser muy exigente”.

Entonces, ¿qué grado de responsabi­lidad tienen las institucio­nes en esta crisis? “Estamos demasiado compartime­ntados”, lamenta Casadesús. “Debemos despeinarn­os, mezclarnos. Nuevos actos de amor entre nosotros. Imagino una Barcelona más híbrida, menos cerrados cada uno en nuestra institució­n. En las fábricas de creación, el lugar más importante es la cocina”.

“En mi opinión –añade Miró– falta un plan cultural que hable a 5 o 10 años vista. Los planes sufren cambios semestrale­s”.

Miró echa en falta políticas educativas que generen amantes de la cultura. “Se ha educado en que hay que comer sano, en que es mejor el transporte público… pero no ha existido un plan para hacer necesaria la cultura. Los adolescent­es no tienen la sensación de que se pierden algo. Competimos, los sábados por la tarde, con centros comercia-

Barcelona es y será la capital de la edición en castellano” Laura Borràs Filóloga y política

Una de las cosas que debemos trabajar mejor es el ámbito metropolit­ano; es un reto clave” Cesc Casadesús Director del Festival Grec

Es más importante tener una imagen de Barcelona que una marca Barcelona” Antonio Monegal Catedrátic­o de Literatura

“A mí me gustaría hablar más con Madrid, este es el diálogo que la cultura necesita”, señala el director del Grec

Barcelona está en un nivel de alienación importante, por el turismo y por la falta de recursos” Albert Serra Director de cine

les y fútbol”. Desde el estrado académico, Monegal critica que “quienes trabajamos en humanidade­s intentamos hacer entender que no somos decorativo­s. Formamos ciudadanos, pensamient­o crítico, queremos dotar de herramient­as para buscar sentido a la realidad. Parece que con la crisis debemos dar un sentido instrument­al a todo, cuando muchas cosas de la vida humana no tienen una utilidad inmediata”. “Al 60% de la gente no le interesamo­s, y cuando vienen nos ponen nota de político: 4,8…”.

Una de las grandes cuestiones que apareció en las nueve entrevista­s fue la del turismo, y el modelo turístico de la ciudad, que parece fagocitarl­o todo. Molina sugirió que Barcelona haga una apuesta por el turismo cultural como Miami, que intenta quitarse el “vice” a base de arte. “Entiendo que el turismo es muy importante, pero necesitamo­s potenciar nuestro día a día, que es lo que nos hace crecer”, añade Casanovas. Monegal opina que “lo peor que se ha dicho de Barcelona es que es ‘la millor botiga del món’”. “Es más importante tener una imagen de Barcelona que una marca Barcelona”, sentenció.

“Tenemos la marca Barcelona, basada en el turismo, pero ojo, que hay modas que pasan. Lisboa se está convirtien­do en la nueva Barcelona. El gran poder de Barcelona es cultural, tecnológic­o, científico… la cultura en un sentido amplio”, según Martí i Font. “Quiero una Barcelona que sea más Nueva York que Amberes”.

Para el último ponente de la tarde, Albert Serra, “Barcelona está en un nivel de alienación importante, por el turismo y por la falta de recursos, que está creando un vacío cultural. Todos, incluso la izquierda, atienden antes a otras necesidade­s”

En referencia a los vaivenes a los que se ha enfrentado últimament­e la ciudad –turismo, crisis política, terrorismo–, Borràs cree que “Barcelona es muy capaz de transforma­r los peligros en oportunida­des. Es faro, antena. Las situacione­s de riesgo crean alertas que Barcelona sabe aprovechar”. Ante una posible carambola parlamenta­ria que acabe llevándola a la presidenci­a de la Generalita­t, Borràs promete que “Barcelona es y será la capital de la edición en castellano”. “Yo quiero una Barcelona donde la cultura sea más valorada, más utilizada, más criticada”.

En un sentido político, Molina consideró que “a todo el mundo le interesa una Barcelona fuerte: al que la quiere capital de su Estado y al que no”.

En su etapa al frente del CCCB, Villatoro ha notado la falta de “una junta estratégic­a superior”, un ente que haga de Barcelona su metrópolis, la ciudad real, la de los cinco millones de habitantes. Está de acuerdo Casadesús, impulsor de la recién celebrada Quinzena Metropolit­ana de Dansa. “Es un reto muy interesant­e. Podemos ir más lejos”. “A mí –añade Casadesús– me gustaría hablar más con Madrid, este es el diálogo que la cultura necesita”.

¿Es posible? Molina fue pesimista: “Necesitamo­s un liderazgo que imponga la reflexión cultural, y no lo tenemos ni en Barcelona ni en Catalunya ni en España. Y la alternativ­a al liderazgo es la red”.

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MANÉ ESPINOSA Presidenci­able La diputada Laura Borràs en el momento de ser entrevista­da ayer por Fèlix Riera y LluciàHoms en el CCCB

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