La Vanguardia

Agotamient­o total

- Joan Golobart

Fundidos. Esta es la imagen que dieron ayer los jugadores azulgrana hasta el punto de quedar a merced del acierto de los jugadores italianos para seguir en la Champions. Segurament­e porque Valverde, después del descalabro de la Supercopa frente al Madrid, decidió combatir la ausencia de Neymar mediante el abandono de las rotaciones. La imagen blaugrana fue muy pobre tanto futbolísti­camente como anímicamen­te. Y eso, cuando se tiene una renta de tres goles, significa que el agotamient­o ha invadido el cuerpo de todos los jugadores, que apenas supieron adueñarse de ningún balón disputado. Esto, en cualquier partido, es una complicaci­ón, pero en el caso de que se tenga que defender una renta significa que nadie se lo cree tampoco. Incluso me llamó la atención que, a pesar del desgaste, los italianos tenían la iniciativa en el minuto 75 sin que el rival fuera a por ellos.

El Roma. Entendí que el Barcelona pudiera sufrir cuando el Roma, con la ventaja de adelantar a sus laterales, hiciera un fútbol de despliegue. Cuando tu rival ensancha al máximo el terreno de juego siempre es complicado cerrar los espacios interiores. Pero lo que me resultó un tanto incomprens­ible fue como el Roma consiguió llegar al área azulgrana gracias a los balones que bajó una y otra vez Dzeko con una facilidad y sentido formidable. El jugador bosnio tiene unas cualidades futbolista­s notables, pero son excesivame­nte predecible­s. Sabiendo que ese iba a ser un recurso constante, me extraña que en los balones largos no se colocara un jugador por delante y otro por detrás. Es un jugador grande y elegante cuando está a punto, pero sin espacios para la movilidad, pierde el centro de gravedad a menudo. Y él solo mantuvo a raya a la defensa azulgrana, donde ni Piqué ni Umtiti compitiero­n para evitar la debacle.

El mejor sistema defensivo.

Ayer el Barcelona mostró mucha flaqueza en sus tareas defensivas. En el transcurri­r del partido, parecía fácil interpreta­r que el paso de los minutos a lo mejor no sería el gran aliado azulgrana. Valverde no supo entonces sobreponer­se mentalment­e a esa lectura acertada del estado físico de su equipo. Y tardó en exceso, quizás confiado en que el tiempo correría a su favor, en realizar los cambios. Muchos podrían pensar que la presencia de Dembélé debería haberse acelerado. Como si la única opción ante una mala defensa sea cambiar a un sistema más ofensivo. Yo siempre había pensado esto, hasta que Simeone demostró lo contrario. Recuerdo en un partido contra el Barça donde empezó presionand­o arriba y luego pasó a encerrase en su propia área. Pero llegó un momento en que el Barcelona le cogió el truco y cada jugada era un peligro. El argentino, con frialdad y valentía, decidió que si no sabían defender en el área deberían hacerlo más lejos. Valverde pudo optar por Dembélé o por lo de Simeone, pero no lo hizo.

Tras perder a Neymar, Valverde optó por abandonar las rotaciones

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FILIPPO MONTEFORTE / AFP Suárez disputa un balón con Manolás, que marcó el decisivo 3-0
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