Agotamiento total
Fundidos. Esta es la imagen que dieron ayer los jugadores azulgrana hasta el punto de quedar a merced del acierto de los jugadores italianos para seguir en la Champions. Seguramente porque Valverde, después del descalabro de la Supercopa frente al Madrid, decidió combatir la ausencia de Neymar mediante el abandono de las rotaciones. La imagen blaugrana fue muy pobre tanto futbolísticamente como anímicamente. Y eso, cuando se tiene una renta de tres goles, significa que el agotamiento ha invadido el cuerpo de todos los jugadores, que apenas supieron adueñarse de ningún balón disputado. Esto, en cualquier partido, es una complicación, pero en el caso de que se tenga que defender una renta significa que nadie se lo cree tampoco. Incluso me llamó la atención que, a pesar del desgaste, los italianos tenían la iniciativa en el minuto 75 sin que el rival fuera a por ellos.
El Roma. Entendí que el Barcelona pudiera sufrir cuando el Roma, con la ventaja de adelantar a sus laterales, hiciera un fútbol de despliegue. Cuando tu rival ensancha al máximo el terreno de juego siempre es complicado cerrar los espacios interiores. Pero lo que me resultó un tanto incomprensible fue como el Roma consiguió llegar al área azulgrana gracias a los balones que bajó una y otra vez Dzeko con una facilidad y sentido formidable. El jugador bosnio tiene unas cualidades futbolistas notables, pero son excesivamente predecibles. Sabiendo que ese iba a ser un recurso constante, me extraña que en los balones largos no se colocara un jugador por delante y otro por detrás. Es un jugador grande y elegante cuando está a punto, pero sin espacios para la movilidad, pierde el centro de gravedad a menudo. Y él solo mantuvo a raya a la defensa azulgrana, donde ni Piqué ni Umtiti compitieron para evitar la debacle.
El mejor sistema defensivo.
Ayer el Barcelona mostró mucha flaqueza en sus tareas defensivas. En el transcurrir del partido, parecía fácil interpretar que el paso de los minutos a lo mejor no sería el gran aliado azulgrana. Valverde no supo entonces sobreponerse mentalmente a esa lectura acertada del estado físico de su equipo. Y tardó en exceso, quizás confiado en que el tiempo correría a su favor, en realizar los cambios. Muchos podrían pensar que la presencia de Dembélé debería haberse acelerado. Como si la única opción ante una mala defensa sea cambiar a un sistema más ofensivo. Yo siempre había pensado esto, hasta que Simeone demostró lo contrario. Recuerdo en un partido contra el Barça donde empezó presionando arriba y luego pasó a encerrase en su propia área. Pero llegó un momento en que el Barcelona le cogió el truco y cada jugada era un peligro. El argentino, con frialdad y valentía, decidió que si no sabían defender en el área deberían hacerlo más lejos. Valverde pudo optar por Dembélé o por lo de Simeone, pero no lo hizo.
Tras perder a Neymar, Valverde optó por abandonar las rotaciones