La Vanguardia

El sueño de Testaccio

El Olímpico creyó desde el principio pese a que horas antes nadie imaginaba el milagro

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

El nombre del delantero tuvo por unas horas su sitio en las calles de Roma. Sucedió en Testaccio, poco antes de que el capitán colgase las botas. La plaza de Santa Maria Liberatric­e amaneció rebautizad­a. Era para Francesco Totti, el octavo rey de Roma.

“Si jugásemos con Totti, todavía tendríamos alguna posibilida­d. Sin su fuerza, el milagro es imposible”, lamentaba horas antes del partido Giulio, uno de los dos socios que fundaron hace cuarenta años el bar Franklin de Testaccio. Pesimista como todos, ni se imaginaba que lo iban a conseguir.

Giulio tiene media cara paralizada, pero todavía sonríe cuando recuerda el Scudetto del 2001, la última liga italiana que se llevaron los

gialloross­i. Con Totti a la cabeza, el entrenador Fabio Capello y Cafú, que dice que fue el mejor lateral derecho de la historia. Para celebrarlo pintó las paredes del Franklin de rojo y amarillo. “Los colores de mi corazón”, dice el romanista. A dos calles del histórico estadio de la Roma, que hoy es un secarral.

Seguro que anoche Giulio sonrió. Los romanistas no se olvidan de victorias así. El Roma sólo se ha llevado la corona italiana en otras dos ocasiones, que ya quedan muy lejos, en el 1942 y el 1983. Con el calcio de capa caída y sin recursos suficiente­s para desembolsa­r millonadas por grandes jugadores, la esperanza por seguir adelante frente al Barcelona quedaba muy lejos, pese a la magia de Monchi. En las tiendas de recuerdos del centro las camisetas más vendidas todavía llevan el 10 del chico de Porta Metronia, que no lleva ningún otro jugador. La Roma vivía de recuerdos. Hasta ahora.

Sin Totti, pero con Dzeko, De Rossi o Alisson Becker, a los romanistas llegar a cuartos de final contra el Barcelona ya les sabía a triunfo y al final lograron la épica. “Nunca somos del resultado”, rezaba una de las pancartas de la curva sur esperándos­e lo peor.

Al final lo fueron. Y lo hicieron con los goles de De Rossi, el capitán, que se marcó un gol en propia en la ida. Le supo a gloria. Debutó en el primer equipo en el 2001, y lleva 17 años sin saborear nada más que dos copas. Fue una noche para recordar. También para Manolás, que también marcó en la portería contraria en el Camp Nou. Y para el Olímpico, que ayer tuvo una noche de gala. Más de 56.500 tifosi llenaron un estadio de récord. El público fue otro jugador más durante todo el partido. En las faltas que tiró Messi la presión era insoportab­le. Todo el equipo romanista se echó al campo cuando sonó el final. Y el Olímpico volvió a rugir.

El Roma se queda en la Champions con la cabeza bien alta y la moral por las nubes ante otra cita importante, el derbi con el Lazio del domingo. Ahora el equipo tendrá un respiro del escrutinio al que le someten sin piedad en la ciudad. Por cada derrota el escarmient­o es enorme. Ayer le coreaban, pero al jugador bosnio lo llamaron ciego por no ver portería durante cuatro partidos.“Somos así como pueblo. Malditamen­te así. Todo es una tragedia”, contaba Maurizio de Lisa en la plaza de Testaccio.

El miércoles, esta correspons­al recibió una amigable carta de su casero. “Si mi equipo no pasa, pienso que una queridísim­a amiga de Barcelona recibirá una carta de desahucio”. Obviamente bromeaba.

EN EL BAR FRANKLIN

Los romanistas nunca se podían imaginar una victoria así: “Sin Totti, el milagro es imposible”

NOCHE DE ÉPICA

La Roma se queda en la Champions y afronta con la moral alta el derbi del domingo contra el Lazio

 ?? GREGORIO BORGIA / AP ?? Los jugadores del Roma celebraron con gran alegría su clasificac­ión después de una remontada histórica
GREGORIO BORGIA / AP Los jugadores del Roma celebraron con gran alegría su clasificac­ión después de una remontada histórica

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