La música se cita con el arte: el Palau ficha a Miquel Barceló
Una doble intervención del artista mallorquín marca la temporada 2018-19
Los retos se le han ido quedando pequeños al Palau de la Música, un espacio que en su etapa post saqueo Millet ha superado con creces las expectativas del público barcelonés en tanto que sala de conciertos. Así que no es extraño que el interrogante filosófico de “qué somos, de dónde venimos y adónde vamos” no se haya hecho esperar en su caso.
Tras siete años invitando a artistas plásticos a dialogar con la arquitectura de Domènech i Montaner –Bill Viola, Louise Bourgeois, Jaume Plensa... o la próxima semana Antonio López–, ha llegado el momento de la sacudida, de renovar la energía, de mudar la piel, de volver al origen... ¿Qué es una sala de conciertos del siglo XXI? ¿Tiene voz propia o se limita a acoger música? ¿Cuáles son sus límites? ¿Es el del Palau un proyecto cerrado o puede derivar en espacio simbólico para el crecimiento personal de la audiencia?
Llegados a este punto, el Palau ha logrado que la próxima temporada Miquel Barceló, el artista español vivo más internacional –y sin duda el más cotizado–, acepte la invitación de intervenir con su fuerza incontestable en ese templo. Le pide un reset (borrado) que estimule emocionalmente al público. Es decir, le invita a hacer uso de su gesto primitivo para cubrir de barro el edificio, un elemento en el que Barceló se inspira y que utiliza también como material pictórico. O por lo menos, a cubrir sus vidrieras, como ya hizo hace un par de años en la Biblioteca Nacional de Francia, en París. Los límites los pondrán, en todo caso, el propio Palau y la oficina municipal de Patrimonio, pues se ha de garantizar la preservación de esta joya declarada patrimonio mundial por la Unesco. La obra permanecerá dos meses y medio, de abril a junio del 2019.
“Será una exposición, pero con la idea de volver a la cueva, negando el Palau y la musa, cubriéndolo, tapando esa piel saturada de imágenes e iconografía, buscando ese espacio diáfano para convertir en cueva”, explicaba ayer Víctor Garcia de Gomar, director artístico adjunto del Palau e impulsor de las muestras plásticas. El proyecto es de máximos: si fuera por Barceló –que ya ha visitado tres veces el espacio–, se cubrirían hasta las musas del escenario, pero la cuestión patrimonial limitará posiblemente el proyecto a las vidrieras de la sala Millet, las de la sala de conciertos y, ya sin peligro, la gran cristalera de la fachada nueva. “Nos adaptaremos a las limitaciones patrimoniales y también económicas”, apuntó De Gomar, al preguntarle por la financiación del proyecto.
Pero la presencia de Barceló no acaba aquí. También interactuará con el Orfeó Català, en un concierto/performance al estilo de aquel Paso doble que hizo con el coreógrafo Josef Nadj, creando una obra efímera sobre un muro. “Barceló entrará y saldrá de escena, vistiéndose y vistiendo al coro de fango mientras suena la pieza que se le ha encargado al compositor francés Pascal Dusapin. Serán 15 minutos de música, con gritos y ruidos ancestrales que ambos han grabado en una cueva. Más una improvisación al órgano y momentos de silencio en los que Barceló intervendrá en una pared de fango”, explica De Gomar.
Barceló no es el único gran artista plástico invitado el curso 2018-19. Junto a él, Antoni Llena ilustra con su gesto mínimo y de forma mágica el libro de la temporada, que es algo más que un catálogo. El artista barcelonés tendrá también una muestra en febrero y marzo. Otro barcelonés, Màrius Sampere, será el poeta invitado, con una lectura de L’esfera insomne y una nueva antología poética.
Y hablando ya de música, que es la madre del cordero del Palau, Philip Glass será junto a Josep Maria Guix el compositor invitado de la temporada. Se interpretarán una docena de sus obras, y él mismo acudirá para ofrecer Vessels al piano junto al Orfeó Català. Simon Halsey, director artístico de los coros del Palau, está encantado: “He hecho mucha música minimal americana, y Glass era el que me quedaba pendiente”, aseguró. “Esta año haremos mucha música americana y catalana”.
Entre la actividad de Halsey con el coro, cabe destacar el estreno de una obra de David Lang cantada en catalán que hablará de la paz en el mundo y que constituye un homenaje a su madre, quien pasó cinco años en Barcelona huyendo de la Alemania nazi. Por otra parte, el Orfeó saldrá de gira por China (Shanghai y ciudades próximas) y también con Gustavo Dudamel y la Filarmónica de Munich, con quien repetirán en Madrid y Munich el ya anunciado concierto de clausura de la temporada del Palau.
De entre los grandes nombres que no se habían anunciado ya en Palau 100 o el Obertura Spring Festival, cabe citar dos tándems indiscutibles: Magdalena Kozena y Mitsuko Uchida, y Diana Damrau y Xavier De Maistre. También ofrecerá un recital el gran barítono inglés Simon Keenlyside, en la primera colaboración entre Palau y Life Victoria. En total 116 conciertos, cuyos 2,6 millones de cachés los cubre el Palau con la taquilla en un 90%, aseguró Joan Oller, director de la institución. El público sigue aumentando: en el 2017 se cifró en 196.000, 18.000 más que en el 2016.
POETAS, PINTORES, COMPOSITORES... Philip Glass, Josep Maria Guix, Antoni Llena y el poeta Màrius Sempere son artistas invitados
LOS LÍMITES PARA LA ACCIÓN DE BARCELÓ Las áreas del edificio en que se podrá intervenir las dictará la preservación del patrimonio