Jesús se hace mayor
El musical ‘Jesus Christ Superstar’ llega al Tívoli en inglés encabezado por Ted Neeley, el protagonista de la mítica película de 1973
El teatro Tívoli acoge el musical Jesus Christ Superstar, protagonizado por el norteamericano Ted Neeley, el mismo que firmó la primera representación de esta ópera rock en 1971, y que a sus 74 años continúa dando vida y voz al hijo de Dios.
Jesucristo ha cumplido ya 74 años. Y sigue predicando su mensaje. Y cantando. El texano Ted Neeley protagonizó en 1971 en Broadway el musical Jesus Christ Superstar de Andrew Lloyd Webber. Y pese a la polémica de llevar al hijo de Dios a escena, el éxito fue tan rotundo que, dos años después, en 1973, Neeley protagonizó también la mítica película homónima dirigida por Norman Jewison. Y desde entonces el actor “ha sido más tiempo Jesucristo en escena que el que el propio Jesús estuvo sobre la Tierra”, bromea Massimo Romeo Piparo, director de la nueva versión del musical que aterriza en Barcelona, en el teatro Tívoli, hasta el día 29, con Neeley como protagonista.
Bromea, pero no exagera demasiado: Neeley, que ya ha cumplido 74 años, y no 33 como su personaje, ha dado vida en más de 5.000 funciones teatrales a los últimos siete días de Jesucristo que narra esta ópera rock. Ahora añadirá unas cuantas más en Barcelona y desde el 2 de mayo en Madrid con un montaje que llega desde Italia –excepto Neeley, la mayoría de intérpretes son italianos– en inglés con subtítulos y que lleva ya cuatro años de gira.
La primera impresión al ver a Neeley en el vestíbulo del Tívoli es la de estar viendo realmente a un Jesucristo envejecido. “No soy Jesús –bromea–, no soy más que un pobre batería de rock and roll de Texas que no hacía más que chillar encima del escenario y tuve una gran suerte al participar en la primera versión de este musical en Broadway y luego en la película y otros espectáculos”. De hecho, el actor asegura que “a esta obra le debo mi vida, me dio un objetivo, me dio una familia, porque conocí a mi esposa mientras rodábamos el filme en Israel, era una de las bailarinas principales. Haría este espectáculo dos mil años más si fuera posible. Con el tiempo he investigado cada vez más en cada montaje, he profundizado en el personaje y eso me ha ido cambiando a mí. Han venido ateos a decirme que han encontrado la fe viendo el musical, la película, escuchando la música. Y sacerdotes que me han contado que lo son porque sus padres les ponían el filme constantemente”.
Y eso que, rememora, Jesus Christ Superstar llegó a Broadway con polémica y manifestaciones de cristianos en la puerta del teatro “a los que el montaje les parecía blasfemo”. “Cuando entraba al teatro les preguntaba: ¿Has visto nuestro espectáculo? No lo habían visto. ¿Qué es lo que no te gusta, entonces? ‘Odiamos el título, es absolutamente antirreligioso’, me decían. ¿Algo más que no te guste? ‘Que Jesús canta y lo hace con una banda de rock’n’roll, y eso es blasfemia’. Entonces, ¿Jesús no cantaba?, les preguntaba con una sonrisa amable. Y les pedía que entraran como invitados míos a ver la obra y que me esperaran en el vestíbulo al acabar. El desafío era si serían suficientemente fuertes para cruzar el umbral. Y la ironía hermosa era que los que lo hacían decían luego que era un espectáculo magnífico y acababan siendo los principales promotores del espectáculo entre sus familias y sus amigos”, sonríe Neeley.
“A esta obra le debo mi vida, me dio un objetivo, una familia, conocí a mi esposa en el rodaje”, recuerda Neeley